25 años en una parroquia de Vallecas

San Alberto Magno es una parroquia de la Diócesis de Madrid, situada en el barrio de Vallecas. En 1965 comenzó sus actividades de culto en un barracón provisional, hasta que, en 1979 –hace ahora 25 años-, se construyó el templo actual. Los sacerdotes que trabajan en esa iglesia pertenecen al Opus Dei.

Fachada de la parroquia atendida por sacerdotes del Opus Dei.

La atención sacerdotal de la parroquia está confiada por la diócesis a sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei. La parroquia está en un barrio de reciente formación: algunas familias viven en el barrio desde 1950 o antes, y otros han llegado más tarde, procedentes de emigraciones rurales de diversas regiones españolas; entre 1985 y 1990 se ocuparon las últimas viviendas, con realojados de casas pequeñas y chabolas. En total, en los límites de la parroquia viven unas 10.000 personas.

En la celebración eucarística dominical participan entre mil y mil trescientas personas. En los términos de la parroquia hay una residencia para personas mayores de la Comunidad de Madrid, con 200 plazas, en la que todos los domingos celebra la misa un sacerdote de San Alberto Magno, y se atiende también de modo regular a los ancianos e impedidos, dentro de los servicios de pastoral de enfermos que se desarrolla en el barrio.

Del barracón al templo

En un diario madrileño de 1966, el periodista describe la pobreza que vivían sacerdotes y parroquianos en los inicios del templo dedicado a San Alberto, cuando la iglesia era sólo un barracón y los vecinos vivían en chabolas: “Cuando acabó la misa –relata el reportero-, preguntamos en la sacristía por el señor cura párroco. ‘Dijo la misa de doce y luego se fue a la catequesis dominical en Tajamar…’ Fuimos a buscarle. Queríamos hablar con este cura joven, entusiasta, que ha enarbolado una misión difícil: la de enarbolar la bandera de Cristo en una zona de Madrid donde los problemas son muchos”.

Y en 1979, otro periódico recoge la inauguración del templo definitivo, que se construyó gracias a las aportaciones de los vecinos: “Mire usted, periodista –dice uno de los parroquianos- todo ha ido a mejor, y ya tenemos hasta asfaltado, pero no podíamos dejar que la parroquia siguiera en el barracón; antes, pase, porque no había na de na, pero ahora que estamos todos bien situados, no puede ser”.

“La estructura sencilla y funcional del nuevo edificio –prosigue el periodista- permite un mejor desarrollo de las actividades parroquiales: el coro, la catequesis, la catequesis de adultos, la atención a enfermos, Cáritas diocesana, etcétera”.

Veinticinco años más tarde, la parroquia sigue con su trabajo en Vallecas. La ilusión de los vecinos, el trabajo de los sacerdotes y la necesidades materiales y, sobre todo, espirituales aún por atender, hacen que esta iniciativa se muestre más necesaria que nunca.