2.700 kilómetros buscando la fe

La asociación Enalba se desplaza a Cracovia a las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Las integrantes de Enalba, de izquierda a derecha. Isabel Rodríguez, Rebeca Díaz, Alejandra García, Carlota Sánchez-Lamadrid y Alicia Rodríguez. / JOAQUÍN PAÑEDA

El Comercio 2.700 kilómetros buscando la fe (Descarga en PDF)

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2.700 kilómetros. O lo que es lo mismo, un viaje a la otra punta de Europa. Para tal empresa, y lejos de plantearse el avión -que sería tomar el camino fácil-, las chicas de Enalba han decidido coger el autobús, un tanto más cercano a la peregrinación.

Y es que su objetivo es el de llegar a la Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), que reunirá en Cracovia a cientos de miles de fieles provenientes de todo el mundo. «A veces la gente piensa que va a ser un aburrimiento, ahí todos rezando. La verdad es que en esta sociedad hay mucho prejuicio, se tienen unas ideas confundidas de lo que es la religión», explica Alejandra García, una de las jóvenes de la asociación que partirá el martes hacia tierras polacas.

2.700 kilómetros. O lo que es lo mismo, un viaje a la otra punta de Europa. Para tal empresa, y lejos de plantearse el avión -que sería tomar el camino fácil-, las chicas de Enalba han decidido coger el autobús, un tanto más cercano a la peregrinación

La asociación, con más de 35 años de trayectoria, se define como «un grupo integrado por padres preocupados por la formación personal de sus hijas, formándolas en valores como la amistad, la solidaridad, y los valores cristianos». Además, pese a pertenecer al Opus Dei, aseguran que «no es ningún inconveniente para que las chicas que vengan pertenezcan a la condición religiosa que sea, aunque no crean en Dios».

Pese al largo viaje que les espera, el buen ánimo queda patente cuando hablan de las jornadas. «Estamos muy ilusionadas, la última en la que estuvimos fue en Madrid. Por nuestra parte siempre intentamos asistir, a no ser que sea extremadamente lejos, como la última en Río de Janeiro», sintetiza Isabel Rodríguez, una de las coordinadoras de Enalba.

«No es ningún inconveniente para que las chicas que vengan pertenezcan a la condición religiosa que sea, aunque no crean en Dios»

El camino dará comienzo el martes que viene, cuando cogerán el autobús «con la intención de economizar gastos». Aprovechando el descanso del conductor, el trayecto se detendrá un día en París, que acogerá a la expedición antes de retomar la carretera. «Llegamos a Cracovia el viernes 29 con la intención de saludar al Papa Francisco, nos haría mucha ilusión», afirma Rodríguez. El magnetismo del nuevo pontífice es, para las gijonesas, un atractivo más a la hora de emprender el viaje: «Hace muy poco que está, es la novedad y llama mucho la atención a todos los jóvenes. Es muy cercano y se expresa muy bien».

«El Papa nos convoca y en nuestra mano está el decirle 'aquí estamos'»

Durante los tres días que pasarán en la ciudad polaca esperan conocer a muchos peregrinos de todas partes del mundo, para intercambiar experiencias y «crecer como personas». Para futuras citas, y mientras sea un viaje asumible, las jóvenes de Enalba lo tienen claro: «el Papa nos convoca y en nuestra mano está el decirle 'aquí estamos'».

Óscar Pandiello

El Comercio