14 de febrero, 87 aniversario de la fundación de mujeres del Opus Dei

Artículo con motivo de un aniversario de la prelatura del Opus Dei.

Diario de Burgos 14 de febrero, 87 aniversario de la fundación de mujeres del Opus Dei (PDF)

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Toc toc. ¿Se puede? Sí... adelante. Y 92.600 personas irrumpieron en su corazón de golpe, de todas las edades, clases sociales, profesiones distintas, razas, colores, etc. Hombres y mujeres de 44 países cada uno con su historia personal a cuestas, familiares, amigos y conocidos. Él era el Padre, y ellos son sus hijos.

Había despedido el 12 de diciembre a Don Javier Echevarría, que la Virgen de Guadalupe quiso llevarse en esta fiesta de la Virgen, tras 22 años largos de ejercer de Padre de la gran Familia del Opus Dei, y al cabo de unas Navidades vividas con sereno dolor y esperanza, la víspera de la fiesta de Santa María de la Paz, un 23 de enero de 2017, los electores eligieron a Fernando Ocáriz como tercer sucesor de San Josemaría.

Si hubiera sido uno o dos o cinco, incluso una docena o algunos más,... pero no ¡92.600 de golpe!, todos juntos a la vez cayeron en su corazón. Es la paternidad sobrenatural de quienes -como él- reciben del cielo la misión de ser pastores de una porción del rebaño que es pueblo de Dios. Porción compuesta por hombres -laicos y una pequeña proporción de sacerdotes- y mujeres: ellas cumplen hoy 87 años desde aquel 14 de febrero de 1930, cuando Dios hizo saber a San Josemaría que también habría mujeres en el Opus Dei.

¿Dónde quedaron sus estudios en Ciencias Físicas, en Teología, su profesión como docente, su prestigio como escritor, su hobbie de jugar al tenis? Pues desde ese momento, puestos ya al servicio de ese plan divino, entregado a Dios para ser ‘nada más y nada menos’ que el Padre y pastor de esta pequeña porción del pueblo de Dios que es el Opus Dei. De esta familia de lazos sobrenaturales que está entrañablemente unida.

Al llegar a la sede del prelado, en la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en Roma, Fernando Ocáriz ha abandonado libremente su ‘personalidad’: ahora, para los que la rodean es simplemente el Padre y tercer sucesor de San Josemaría.