Evangelio (Jn 16,12-15)
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».
Comentario al Evangelio
Los cuatro versículos que conforman el Evangelio de hoy poseen una gran carga teológica. En ellos -especialmente en los vv. 14-15-, se descubren algunos aspectos del misterio de la Santísima Trinidad, como la igualdad de las tres divinas personas, al decir que todo lo que tiene el Padre es del Hijo, que todo lo que tiene el Hijo es del Padre, y que el Espíritu Santo posee también aquello que es común al Padre y al Hijo, es decir, la esencia divina.
Por otro lado, el Señor se refiere al Espíritu Santo como aquel que les guiará hasta la verdad completa (v. 13).
Es verdad que los apóstoles conocían ya a Cristo e incluso habían sido enviados por Él para hablar y predicar en su nombre. También nosotros, cristianos, conocemos a Cristo, al menos a un cierto nivel.
Sin embargo, en ocasiones, como expresaba el papa Benedicto a los jóvenes reunidos en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, podemos tener la tentación de convertir la religión en un producto de consumo, en el que escogemos solo lo que nos gusta. Esa religión a la "medida de cada uno" a la postre no nos ayuda. Es cómoda, pero en el momento de crisis nos abandona a nuestra suerte [1]. Y esta misma frase de Benedicto XVI no pierde sentido si hacemos el ejercicio de sustituir religión por Verdad...
[1]. Cfr. Benedicto XVI, Homilía, 21-VIII-2005.