Zhanara descubre el catolicismo en Amsterdam

Zhanara es de Kazajstán, pero su vida ha dado un giro en Amsterdam. En la capital holandesa ha abrazado la fe católica. Su camino de conversión le ha exigido, según explica, “abrir la mente y el corazón”.

Es ya de noche en la ciudad de los canales. En la Iglesia de Ntra Sra. de Ámsterdam, cuando el sol ya se ha puesto, inicia la Vigilia Pascual. 

Para Zhanara aquella celebración tiene una importancia especial: va a ser hija de Dios en la Iglesia Católica. La Gracia de Dios le acercó a la fe; luego, la ayuda de un buen grupo de amigos hizo más fácil el camino. Zhanara, ¿cómo empieza tu historia?

Mi vida ha sido la de una chica normal en Kazajstán. Pero cuando terminé mis estudios de Empresariales en Almaty, mis padres me animaron a que completase mis estudios en Europa. Elegí Holanda porque veía en este país muchas similitudes con el mío. Me inscribí en un Master de International Business en Rotterdam. Tras acabarlo, busco ahora un empleo.

¿Cómo te hiciste católica? ¿Qué te atrajo al cristianismo?

En Kazajstán, antigua república de la Unión Soviética, estaba restringida la religiosidad durante mi infancia. Fui educada sin religión, pero en mi interior sabía que creía en Jesucristo, aunque jamás lo dije ni lo dejé ver.

Hace un año y medio conocí a un italiano, Marco. Nos hicimos amigos. Gracias a él me puse en contacto con la cultura italiana, cuyas raíces –en gran parte– son católicas. 

Poco a poco descubrí cómo los verdaderos cristianos –con fallos, como todos- irradian generosidad en su manera de pensar y de actuar, cómo se ayudan unos a otros y como viven una actitud positiva ante la vida. Evidentemente, todos tenemos. ¡Ellos confían –confiamos, debo decir ya- en que Dios les dará todo lo que necesitarán para su felicidad!

Así, llegué a la conclusión de que tenía que profundizar en la doctrina católica. Mi fe en Jesús quería reforzarse, hasta el punto de pedir hacerme católica siguiendo el camino de los sacramentos.

¿Cómo te preparaste para el Bautismo, la Confirmación y la Comunión?

En septiembre del 2006 encontré en internet información sobre la iglesia de Ntra Sra de Ámsterdam. Fue así como me puse en contacto con el rector v.d. Ploeg. De él recibí todo tipo de ayuda y ánimo. Me aconsejó que siguiese un curso de doctrina cristiana en la Residencia de Aenstal, situada en el corazón de Ámsterdam.

También fui a las meditaciones sobre el Evangelio que este sacerdote daba en Aenstal. Conocí allí a otras chicas y vi en la práctica lo que era ser católica. Me impresionó la manera con que me ayudaban a conocer la doctrina y a compartir conmigo su amor a Dios. Esas meditaciones semanales fueron muy inspiradoras para mí.

Durante mi camino hacia el cristianismo me sostenía constantemente mi amigo Marco, siempre dispuesto a explicarme los distintos aspectos de la fe. Otra parte importante de mi preparación fue el curso de retiro en la Casa de convivencias de Zonnewende. Pasé cuatro días dedicada a profundizar en mi conocimiento y amor de Dios.

¿Podrías decirnos que es lo que ha cambiado en tu vida personal al hacerte cristiana?

Naturalmente, una no se hace una católica en un día. Es un proceso maravilloso, enriquecedor y …emocionante, en el que hay que lanzarse, abriendo sin miedo el corazón y la mente.

He gozado muchísimo, tanto en el plano espiritual como en el plano intelectual, en esa temporada de preparación. Eso hizo que fuesen cada vez más fuertes y más seguros mis deseos de ser católica. Ahora que formo parte de la ‘familia católica’ me doy cuenta de que esta es una tarea para toda la vida. No se trata de un hobby que puedes dejarlo de vez en cuando.

Y, en su día a día, ¿cómo ha cambiado Zhanara?

He aprendido a evaluar mis actividades y pensamientos según los criterios de Dios. Me esfuerzo a contemplarlos con Sus ojos. Quiero luchar para ser más generosa y menos egoísta. Trato de sacar tiempo para Dios mediante la oración y procurando ser amable y cariñosa con los demás. 

Soy consciente de que Dios está constantemente junto a mí y que por eso puedo siempre pedirle Su ayuda, especialmente en los momentos de desconcierto e inseguridad. En los momentos de felicidad y de alegría doy gracias a Dios porque Él me ha dado todo lo que tengo y por todo lo que me dará en el futuro. 

Pase lo que pase en mi vida sé que nunca estaré sola, porque Dios está siempre conmigo. Acabo de comenzar mi vida de cristiana y espero que siempre pueda vivir según la verdad que Dios nos ha revelado. Esto lo veo como un gran desafío que vale la pena.

Y, ¿cómo ves tu ser cristiana en relación con tu país de origen?

La vida de cualquier creyente, sea de la religión que sea, es en Kazajstán un nuevo fenómeno que la gente mira con curiosidad y, a la vez, con miedo. En mi patria hay muchos rusos ortodoxos, pero la mayoría de los kazakos son musulmanes. Eso explica que haya pocos católicos, aunque se ve un buen aumento. Hace unos pocos años abrió sus puertas la primera iglesia católica en Almaty. Y desde no hace mucho tiempo también se han instalado en Kazajstán unos centros del Opus Dei. 

Yo estoy convencida de que hay para los cristianos buenas perspectivas de futuro en Kazajstán, aunque haya que recorrer aún un largo y desafiante camino. Yo creo que viviendo como buenos cristianos podemos ser un ejemplo inspirador para los que esperamos que se decidan a seguirnos.