Sofía Carluccio, de Uruguay, diseñadora de moda.
"Me recibí de diseñadora industrial en el área de textil y moda, en el Centro de Diseño Industrial. Quizá mi profesión estuvo pautada desde chica, ya que tuve la influencia de mi madre, a quien siempre le gustó reciclar ropa, entre otras cosas como forma de ahorro para vestirme a mí y a mis diez hermanos. Creo que de ella heredé esa veta artística.
Actualmente soy la encargada del desarrollo del producto de una fábrica de confección para sastrería femenina y masculina. La mayoría de la producción es para exportar a México, EEUU, Brasil, Chile y Argentina.
Por otro lado, con una amiga, he lanzado nuestra propia colección de moda, con la que participamos en agosto del 2001 en la semana de la Moda en Uruguay. Luego nos invitaron a un desfile en el Museo Rally en Punta del Este. Allí presentamos una colección inspirada en el comienzo de este balneario en 1925, que se denominó “El Atardecer” y que tuvo muy buena acogida entre los especialistas.
En el mundo de la moda actual la tendencia viene marcada desde Europa. Nosotros tratamos de tomar parte de esta información y agregarle ciertos valores que entendemos deben ser fundamentales: la elegancia, la armonía, tratando que en cada prenda realce la dignidad de la mujer.
El mundo de la moda es interesante pero difícil. Algunos diseñadores tratan de realizar modelos llamativos buscando captar la atención, apelando al fácil recurso de lo procaz. Algo que tengo muy claro es que la moda es para vestir y no para desvestir, y esto es como un “leit motiv” para mí.
Desde mis primeros pasos en el mundo de la moda me aconsejaron que tuviera un firme criterio y un sano complejo de superioridad, porque el ambiente es muy avasallante. En esto me han ayudado mucho unas palabras de San Josemaría Escrivá: “Se hace especialmente necesario ahora intensificar el trabajo apostólico en el campo de la moda para llevar también el ‘buen olor de Cristo’ a este gran medio de influencia social. Nuestro deseo es encontrar a Dios en este sector –tan paganizado muchas veces– de la vida y de las costumbres humanas, y procurar convertirlo en una ocasión de apostolado, en algo que hable de Dios y a Dios lleve”.
A la hora de diseñar no busco simplemente que las personas estén a la moda sino que combinen la modestia con la elegancia, con pequeños detalles y accesorios. Cada prenda está pensada hasta los más mínimos detalles.
Trabajo con un grupo de costureras muy profesionales que viven en distintos barrios de Montevideo. Generalmente los talleres están en sus propias casas y esto me da la posibilidad de conocer a cada una de sus familias. Las incentivo y estimulo a que realicen su trabajo de la mejor manera posible y de cara a Dios. Recuerdo una idea de Josemaría Escrivá que me quedó muy grabada sobre que las casas de moda podrán ser instrumentos para hacer un apostolado eficaz. Y me doy cuenta que al mismo tiempo que se puede hacer este trabajo de cara a Dios, se puede tener mucho éxito, porque son muchas las mujeres que agradecen y se sienten bien con el estilo que intentamos plasmar".