“Me ha hecho un gran bien el ejemplo del fundador del Opus Dei que siempre decía: lo primero, las normas de piedad, el trato con el Señor en la oración, la celebración de la Santa Misa, el cuidar los pequeños detalles en el trato con las personas, la asistencia a los enfermos... He aprendido de él la importancia de estar siempre alegre, de transmitir optimismo, de ser positivo en medio de las contradicciones de la vida. Todo es para bien, decía y él mismo era maestro del buen humor.
Otra gran inquietud que también he heredado de su experiencia es buscar vocaciones sacerdotales. Ayudar a que los chavales, los jóvenes, descubran que, si Dios les llama, lo que dé sentido a su vida puede ser entregarse a Dios a través del sacerdocio. Hacerles ver que entregar la vida al sacerdocio es una cosa estupenda, maravillosa. Yo mismo fui fruto en cierto modo de la inquietud apostólica del sacerdote de mi pueblo...
También he aprendido del fundador del Opus Dei que la formación tiene que ir encaminada al trato con Jesucristo. Que la gente ame a Jesucristo, que se acerque a Él. Para eso, el Sagrario de la iglesia tiene que ser el centro de la vida, no sólo del sacerdote, sino también del pueblo; que sientan al Señor en el Sagrario como una referencia, Alguien a quien pueden visitar y acudir. Procuro recordar a todos que debemos recibir la Comunión con el alma limpia, después de haberle pedido perdón en el sacramento de la confesión, cuando es necesario.
Y luego, el trato con nuestra Madre la Virgen. En una tierra como ésta de la Rioja, que es tan amante de nuestra Madre, les animo a ponerla también a Ella como centro de sus vidas, junto al Señor en el Sagrario.
Por mi parte, gracias a los medios de formación que recibo en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz he ido adquiriendo un amor cada vez mayor a la Iglesia, al Papa y al magisterio. Me conmueve descubrir la gran fidelidad del Papa a Jesucristo. Es un hombre que se gasta por la Iglesia”.
Este relato ha sido publicado en el folleto "La alegría de los hijos de Dios", de Alberto Michelini. © 2002 Oficina de Información del Opus Dei.