Expusieron en este Congreso profesores invitados de España, Uruguay y Ecuador, y asistieron –además de profesores, padres de familia y público en general- un numeroso grupo de directivos de colegios de México, El Salvador, Colombia, Perú y Ecuador.
La Licenciada María José Soler, del Instituto de Psiquiatría y Psicología de Montevideo, después de describir las diferencias estructurales, funcionales y hormonales del cerebro en hombres y mujeres (y las consecuencias prácticas de esas diferencias), concluyó destacando “la importancia de que los docentes sean conscientes de las diferencias entre los sexos y de cómo no se les puede exigir lo mismo y de idéntica forma a varones y niñas. Los centros de educación diferenciada brindan la posibilidad de una educación adaptada a la psicología propia de cada sexo, adaptando las técnicas pedagógicas a las necesidades específicas de cada uno”.
El Doctor Josep Maria Barnils, de la European Asociation for Single Sex Education (EASSE) describió la génesis de la masificación de la coeducación señalando que se debió a causas puramente económicas “sin ningún debate previo, ninguna razón pedagógica, ningún estudio antropológico o experimental, ninguna investigación seria”. Más adelante, el Doctor Barnils resumió los avances del movimiento por la educación separada, subrayando que se trata de una causa que en Europa y Norteamérica atraviesa transversalmente las más diversas corrientes políticas, de modo que no es una postura puramente “conservadora”.
Por su parte el Ingeniero Fernando Chapresto, del Colegio Torremar de Guayaquil, describió el problema a partir de sus experiencias en el campo docente ecuatoriano, y afirmó que “de hecho, en los colegios mixtos los chicos obtienen peores calificaciones, tienen más problemas de disciplina y se produce una mayor tasa de abandono escolar en la secundaria. En todos los colegios mixtos que he visitado en Guayaquil, la ciudad donde resido, el mejor alumno ha sido siempre una mujer”.