Mons. Ocáriz, en Holanda y Bélgica

El prelado del Opus Dei prosigue su viaje pastoral por diversos países de Europa. Este fin de semana ha estado en Bélgica y Holanda.

Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, en Zonnewende (Holanda).

Holanda, 14 de agosto de 2017Bélgica, 12 de agosto de 2017


Zonnewende (Holanda), 14 de agosto de 2017

El prelado del Opus Dei ha viajado hasta Zonnewende, una casa de convivencias situada en Holanda. Allí, como en otros lugares a lo largo de su viaje pastoral, ha charlado con algunos fieles de la prelatura.

Entre otras ideas, ha destacado la bondad de Dios con quienes han recibido la fe cristiana. Y refiriéndose de modo particular a quienes pertenecen al Opus Dei, ha dicho: “Es una responsabilidad que el Señor ha puesto en nuestras manos, como en su momento la puso en las de san Josemaría”. Si Dios está en el centro de nuestra vida, ha añadido, “podremos seguir ese consejo de san Agustín: ‘Ama y haz lo que quieras’. Haremos las cosas porque nos da la gana, que es el mejor motivo”.

El Opus Dei no existe para organizar actividades o construir edificios. El Opus Dei es su gente

“Cuando trabajas bien ―ha señalado― estás siendo fiel no solo a tu empresa, o al objetivo que te hayas planteado alcanzar, sino que estás siendo fiel sobre todo a Dios, que quiere que trabajemos bien, y que lo hagamos por amor a Él”. Por eso, ha continuado, “el Opus Dei no existe para organizar actividades o construir edificios. El Opus Dei es su gente, cada persona que responde a una llamada de Dios, buscando la santidad en el trabajo y la vida ordinaria”.

También ha hablado de la centralidad de la caridad: “Dios nos invita a amar a quien está a nuestro lado, especialmente a nuestros hermanos, a nuestro cónyuge y a nuestros hijos. Y a amar no solo las cosas buenas, sino también sus defectos y limitaciones. Consideradlo bien: todo aquello que nos aleja de nuestros hermanos, nos aleja también de Cristo”.

Continuando con esta idea, Mons. Ocáriz ha recordado el reto de acercar los propios amigos a Dios: “Lo lograremos si somos muy amigos de nuestros amigos, si somos pacientes y si hablamos con sencillez y naturalidad de nuestra fe y de la alegría que Dios introduce en nuestra vida”.

Todo aquello que nos aleja de nuestros hermanos, nos aleja también de Cristo

Uno de los asistentes le ha preguntado sobre cómo acordarse de Dios mientras se estudia o trabaja: “Pon en tu mesa de trabajo, o donde te encuentres, una pequeña cruz. De vez en cuando podrás dirigir unas palabras a Dios y luego seguir trabajando. Dile: ‘Señor, vamos a hacer esto juntos’”.

Una madre de cinco hijos, dos de ellos gemelos, le ha contado que uno de sus pequeños tiene problemas de oído. Estas dificultades de salud han unido más a la familia. Entre otros retos, se están esforzando por enseñarle a comunicarse no solo con los demás, sino también con Dios.

Mons. Fernando Ocáriz también pudo saludar a la madre de un candidato al sacerdocio holandés, fiel de la Prelatura, que se ordenará el próximo mayo. Orgullosa de esta llamada de Dios a su hijo, ha dicho que reza “para que sea un buen sacerdote y pueda acercar a mucha gente al Señor y a su Iglesia”.

El prelado, además, se ha detenido a charlar en inglés con algunos de los niños allí presentes. Un grupo de jóvenes le ha regalado varias pelotas de tenis, con sus nombres escritos en ellas, “para que juegue más al tenis”, le han dicho.

A la reunión con el prelado acudieron personas de diez países diferentes ―desde Canadá a Rusia― que se encuentran realizando un curso de formación en Zonnewende. Entre otros, pudo saludarle Pedro, un universitario de Manchester que padece cáncer.

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Dongelberg (Bélgica), 12 de agosto de 2017

Con ocasión de su primer viaje a Bélgica como prelado, Mons. Fernando Ocáriz ha tenido dos reuniones con fieles del Opus Dei en el centro de conferencias Dongelberg (Bélgica). El Prelado ha comenzado refiriéndose a los 22 años de trabajo junto a monseñor Javier Echevarría, su predecesor al frente del Opus Dei, recordando diferentes viajes pastorales por Europa y, en concreto, en Bélgica y en Dongelberg.

El prelado ha pedido oraciones por la Iglesia y por el Papa, pues "tiene sobre sus hombros un peso grande, muy grande, y por eso solicita a todos que recen por él".

Una madre de familia le ha pedido un consejo para evitar la tentación de aislar a los niños con la intención de protegerlos. "La mejor protección –ha respondido Mons. Ocáriz- es rezar por ellos, y mantener entre padres e hijos una relación de amistad, de sintonía mutua, que les dará puntos de referencia en el futuro para pensar y actuar correctamente. La solución no es únicamente limitarse a contactar personas que piensan de la misma manera, sino que también hay que abrirse a otros, a quienes piensan de manera diferente, haciéndonos amigos de ellos y no sólo discutiendo sobre teorías".

Una joven ruandesa ha contado al Prelado que días antes su suegra había sido liberada tras 19 años en la cárcel

Una joven ruandesa ha contado al Prelado que días antes su suegra había sido liberada tras 19 años en la cárcel por motivos injustos. En ese tiempo en prisión, no ha dejado de hablar de Dios a su alrededor, y muchos se han acercado a la fe. El prelado y los presentes han aplaudido para celebrar su liberación. «Dile que cada vez que rezamos estamos entrando en la vida de Dios, como dice san Pablo : ‘No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi’».

Mons. Ocáriz ha recordado una de las conclusiones del último congreso general del Opus Dei: la necesidad de poner a Cristo en el centro de la vida del cristiano. “Todas nuestras actividades deben estar centradas en Cristo –ha dicho–. Debemos serle fieles en nuestra vida diaria. Ser fiel a una Persona, Jesucristo, motiva mucho más que ser fiel a una idea”.

En efecto, “Dios se ha hecho hombre para cada uno de nosotros. Nos ha llamado a realizar su Obra a través de nosotros. Nos empuja a ser fieles, a ser generosos. Nos da también el mandatum novum y, debemos aprender a ver a Jesucristo en los otros”.

Mons. Fernando Ocáriz ha puntualizado que esta no es solo una idea: “Cristo está realmente presente en nuestros hermanos y hermanas. Debemos ver al Señor en las almas para, después, llevar esas mismas almas a Cristo. Es el Señor mismo quien mete en nuestro corazón ese amor a Jesucristo y a las almas”.

Debemos cultivar esa actitud habitual de ver las cosas de manera positiva

“Nuestra oración –ha dicho dirigiéndose a los allí presentes– debe centrarse en el Evangelio, que es la Palabra viva de Dios”. También se ha referido a un legado importante de san Josemaría: “Un gran amor de la libertad y el buen humor”. En efecto, la libertad y la alegría son dos realidades que van juntas: “Debemos cultivar esa actitud habitual de ver las cosas de manera positiva. Como dice el Antiguo Testamento de modo elocuente: la alegría del Señor sea vuestra fuerza”.

Los participantes hicieron preguntas sobre diferentes temas: el sentido del dolor, el apostolado con personas que no creen en Dios, el testimonio cristiano en un ambiente profesional alejado de la fe, la contribución al impulso evangelizador en otros países, el amor al Papa y a la Iglesia, la actitud que se puede tener con los hijos cuando tienden a dejarse llevar por modas que no les ayudan...

En cualquier cosa que hagamos, tengamos presente la comunión de los santos

Entre otros consejos, el Prelado ha subrayado la importancia de la amistad: “Se trata de conocer bien a los otros y de dejarnos conocer, dando testimonio de las realidades que llevamos en el corazón. Nuestras conversaciones deben ser siempre serenas. En cualquier cosa que hagamos, tengamos presente la comunión de los santos, que es una realidad: no estamos nunca solos. Tratemos de ver al Señor en los otros y de rezar mucho por el Papa, que lleva sobre sus hombros el peso de la Iglesia y de las almas”.