«Dios quiere que lo amemos a través de aquellos que encontramos en nuestro camino​»

"La misericordia de Dios”, explicó el Papa Francisco en la Audiencia, "está ligada a nuestra misericordia con los demás”. "Si no abro las puertas al pobre, esta puerta permanece cerrada también a Dios”.

Queridos hermanos y hermanas:

La parábola del rico epulón y del pobre Lázaro presenta dos modos de vivir que se contraponen. El rico disfruta de una vida de lujo y derroche; en cambio, Lázaro está a su puerta en la más absoluta indigencia, y es una llamada constante a la conversión del opulento, que este no acoge.

Esta parábola nos enseña que la misericordia de Dios con nosotros está estrechamente unida a nuestra misericordia con el prójimo

La situación se invirtió para ambos después de la muerte. El rico fue condenado a los tormentos del infierno, no por sus riquezas, sino por no compadecerse del pobre. En su desgracia, pidió ayuda a Abrahán, con quien estaba Lázaro. Pero su petición no pudo ser acogida, porque la puerta que separaba al rico del pobre en esta vida se había transformado después de la muerte en un gran abismo.

Dios quiere que lo amemos a través de aquellos que encontramos en nuestro camino

Esta parábola nos enseña que la misericordia de Dios con nosotros está estrechamente unida a nuestra misericordia con el prójimo; cuando falta nuestra misericordia con los demás, la de Dios no puede entrar en nuestro corazón cerrado. Dios quiere que lo amemos a través de aquellos que encontramos en nuestro camino.


Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a no perder la oportunidad, que se presenta constantemente, de abrir la puerta del corazón al pobre y necesitado, y a reconocer en ellos el rostro misericordioso de Dios. Muchas gracias.


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