Libros de fuego: las obras de San Josemaría

La Fundación Studium gestiona las ediciones y las traducciones de libros de san Josemaría a numerosos idiomas del mundo. El año pasado la tirada global de los diversos títulos fue de 135.000 libros.

Foto: Moor.

Colaboran en el trabajo de la Fundación Studium los mandatarios verbales de la Fundación, que residen en países de los cinco continentes.

Gracias a su trabajo, se han editado obras del Fundador en casi todas las naciones de Europa. Cuentan con colaboradores en América, Oceanía y en algunas naciones de África y Asia, como Japón o la India.

Con los derechos de autor de estas obras, y los donativos de personas en todo el mundo, se financian ediciones y traducciones en los países menos favorecidos económicamente o en aquellos donde los católicos se encuentran en minoría.

La Fundación Studium ha gestionado 22 ediciones de libros en 2004, 25 en 2005 y 35 ediciones en 2006. La tirada global de los libros editados en el mundo en 2006 es de unos 135.000 libros.

Hoy en día, además de los libros de san Josemaría, gestiona las ediciones de otros 61 títulos, entre los que se encuentran algunos libros de Mons. Álvaro del Portillo y de Mons. Javier Echevarría.

Algunos idiomas a los que se han traducido libros entre 2000 y 2007 son: inglés, alemán, español, francés, portugués, italiano, croata, esloveno, eslovaco, ruandés, armeno oriental, malayalam, tigrigna, estonio, lituano, letón, finés, ruso, chino simplificado, catalán, sueco, árabe, euskera, coreano, polaco, gallego, guaraní, japonés o rumano.

UNA SACUDIDA PARA LOS RUSOS

Alex Havard, se ocupa de este trabajo en Rusia y Finlandia: “Ha salido a la luz recientemente la 3ª edición en ruso de Camino –la segunda que se ha editado en Rusia- y con frecuencia recibo cartas de jóvenes de diversas ciudades de la antigua URSS que explican que después de leerlo, su visión del mundo ha cambiado profundamente”.

“Podría contar muchas anécdotas en este sentido, pero me parece que los párrafos de este artículo, publicado en la revista de los miembros de Unión de los Escritores rusos, escrito por un amigo mío poeta, Alexander Ivanovich Zorin, son suficientemente elocuentes:

“El libro «Camino» de Josemaría Escrivá –escribe Zorin- está escrito por un poeta, aunque el autor probablemente no se considerase un poeta. La dinámica, el ritmo y la energía de cada frase hacen de los puntos de Camino auténticos «versos», en el mismo sentido en el que denominamos «versículos» determinadas expresiones de la Biblia. En Camino se encuentra el eco poético de los Libros Bíblicos, como el libro de la Sabiduría”.

“La situación de la Iglesia, tanto en el Este como en el Oeste –afirma Zorin- atraviesa un momento difícil. Hay masas de creyentes que permanecen pasivas. El trabajo uniformizado ha privado al hombre del espíritu de iniciativa y de la fe en su propia vocación. A estas masas se dirige Escrivá, diciéndoles que Dios les busca en el ejercicio de tu profesión, como buscó a los apóstoles. Les dice que no es necesario “cambiar de sitio”, ni soñar en circunstancias ideales, porque pueden convertirse en ideales las circunstancias del lugar en el que cada uno se encuentra”.

Foto: Auro.

“Este libro es un pozo de consejos inestimables. Para nosotros, que sufrimos la pobreza y la desigualdad material y que reaccionamos mal contra la suficiencia de los «nuevos rusos» (nuevos ricos) puede ser muy útil leer este punto sobre la pobreza: «No consiste la verdadera pobreza en no tener, sino en estar desprendido: en renunciar voluntariamente al dominio sobre las cosas. -Por eso hay pobres que realmente son ricos. Y al revés.»

Esto es autentica Sabiduría, que surge del Libro de los Libros, confirmada por la experiencia personal de Escrivá, que utiliza paráfrasis, evocaciones y citas directas de la Escritura como puntos de referencia obligatorios. Por eso, desde hace algunos años, las enseñanzas espirituales de Escrivá son mi «texto», y al igual que los versículos de la Escritura, constituyen una oración repetida y aprendida...

Un día el joven Josemaría vio las huellas de un religioso que caminaba descalzo por la nieve, y pensó: “Si otros son capaces de hacer estos sacrificios por amor de Dios, ¿qué voy a ofrecerle yo para demostrarle mi amor?» Y le ofreció su vida entera a Dios.

Este libro es como un camino cubierto de nieve, en el cual distinguimos claramente la huella que hay que seguir: la huella del Santo”.

EN ERITREA, UNA EDICIÓN 'TIGRIÑA'

Luis Franceschi gestiona las publicaciones de San Josemaría en Kenia, Uganda, Tanzania, Etiopia, Eritrea y Ruanda. “En 2005 –cuenta- salió a la luz la primera edición tigriña de Camino, realizada por un monje eritreo que vive en una comunidad cistercense en la que tienen mucha devoción a san Josemaría. Hasta ahora utilizaban una versión manuscrita de Camino en tigriña -la lengua madre de Eritrea- para sus oraciones.

Eritrea es un país pequeño, de 3 millones de habitantes, donde la mitad de la población son cristianos que conviven pacíficamente con el otro medio de la población, de religión musulmana. Los ortodoxos son mayoría dentro de los cristianos y la labor que desarrolla la Iglesia Católica, especialmente en el campo de la educación, es muy valorada y respetada.

Eritrea formó parte de Etiopía hasta 1992, cuando el recién fundado Estado de Eritrea pasó a controlar la costa etíope del Mar Rojo. Lamentablemente, desde entonces Eritrea y Etiopía han estado en una situación muy tensa y han recurrido con frecuencia a las armas.

Con ocasión de esta edición, viajé hasta Asmara, la capital, donde me recibió Alem. Su historia, tan dolorosa, refleja la situación de muchos eritreos: desde que comenzó la guerra entre Eritrea y Etiopía, hace nueve años, no ha podido ver a su esposa ni a su hija, que fueron expulsadas por ser de origen etíope. Me presentó al obispo,Abune Menghesteab Tesfamariam, y es un gran difusor de la devoción a san Josemaría en este país africano.

Otro país donde crece la devoción por el autor de Camino es Ruanda, una tierra que sufre hondamente el desgarro del genocidio que acabó con casi un tercio de su población. Le pido a Dios que Inzira, la edición ruandesa de Camino, ayude a la paz y al perdón entre los ruandeses. Un sacerdote diocesano ruandés que tiene mucha devoción a san Josemaría, lo tradujo a la lengua del país, y se publicará próximamente.

UN 'MANANTIAL' PARA LA CULTURA CHINA

En 1997 algunos fieles de la Prelatura en Hong Kong se propusieron publicar los escritos de san Josemaría en chino. Los caracteres de la escritura china son iguales para los numerosos dialectos que existen en China y esto facilitaba las cosas. Así nació Spring Publications. ¿Por qué Spring? La elección de un nombre es muy importante en la cultura china. Spring significa Manantial, lugar de donde mana el agua y hay un proverbio chino que dice “El manantial ahoga las aguas turbias” Esta sentencia coincide con lo que enseñaba san Josemaría: ahogar el mal en abundancia de bien.

Spring significa también Primavera, la estación en la que florece la vegetación, trayendo la alegría y la esperanza. Y también significa Muelle, objeto que recobra su forma original después de haber sido comprimido. El Fundador del Opus Dei decía algo similar cuando se refería a las contradicciones y los sufrimientos: son como muelles, de los que hay que sacar firmeza y energía.

Han pasado casi diez años y casi todos los libros de San Josemaría se han traducido al chino. El obispo de Guangzhou (Cantón) recomienda estos libros a sus feligreses para ser mejores cristianos. Y empiezan a ser conocidos no sólo por los que viven en China, sino por chinos esparcidos en los cinco continentes, ya que muchas personas suelen enviarlos a sus parientes en otros países.

Me contaban hace unos días que una traductora se encontraba bastante cansada durante un día de intenso trabajo y sin ganas de continuar con la traducción que estaba haciendo. Abrió al azar uno de los libros que tenía en la estantería: era el ejemplar chino de “Amigos de Dios”. Lo abrió y leyó esas consideraciones de san Josemaría en las que dice que son muchos son los que empiezan, pero pocos los que acaban… Esas palabras le dieron nuevos ánimos para seguir con su trabajo.

Estas obras se van difundiendo entre personas de las profesiones más diversas: por ejemplo, en Taipei hay una taxista que aprecia mucho los libros de San Josemaría y los lleva siempre en su taxi. Con frecuencia los pasajeros se interesan por ellos, y acaban hablando de de la santificación del trabajo, del sentido cristiano de la vida.