Labor Social en la Universidad de los Hemisferios

Estos primeros diez años de labor social que ha realizado la universidad han sido muy fructíferos y variados en actividades: visitas semanales a familias necesitadas, actividades todos los sábados con niños del sector, catequesis, un campamento anual, agasajo navideño, entre otras. Los chicos que ayudan son los principales beneficiados.

Labor social Quito

Desde los años noventa varias personas de la Prelatura han realizado actividades de labor social en Cochapamba, un barrio pobre de la ciudad de Quito. Sin embargo, a partir de la fundación de la Universidad de Los Hemisferios, esta labor se ha consolidado y ha pasado a tener tintes universitarios.

Las aproximadamente veinte personas, entre chicas y chicos, que regularmente acuden a Cochapamba han vivido innumerables oportunidades de apostolado y de crecimiento espiritual, tanto de ellos como de los habitantes del lugar.

Bolsa de empleo como servicio social


Estos diez primeros años de labor social que ha realizado la universidad han sido muy fructíferos y variados. Entre las actividades que se promueven se encuentran visitas semanales a familias necesitadas, actividades todos los sábados con niños del sector, catequesis, un campamento anual, agasajo navideño, entre otras.

Una de estas actividades tuvo como protagonista a Nicolás. En ese momento estábamos realizando una catequesis en Cochapamba, y le encargamos dar clase a varios chicos. Como es normal, a Nicolás le costó en un inicio aceptar el encargo; a pesar de eso, a medida que pasaban las semanas, iba creciendo en generosidad y en afán de darse a los demás. Un día, mientras esperaba que su padre lo viniera a recoger, se puso a contemplar la fachada de la iglesia, un tanto arruinada por el paso del tiempo y, desde luego, necesitada de una buena mano de pintura.

–Esto no se puede quedar así- exclamó. Tengo que hacer algo.

Tan pronto como llegó su papá habló con él y se pusieron de acuerdo para donar toda la pintura necesaria para redecorar el exterior de la iglesia. Esta donación sirvió no solo como ayuda a la parroquia, sino que también la pudimos utilizar como excusa para invitar a más gente a la labor social. También permitió que el capellán de la Universidad trabara amistad con el P. Patricio, párroco de la zona. Y así el sábado siguiente, todo un curso de la universidad estuvo de acuerdo en ir y pintar la iglesia.

Con algunos amigos de la Universidad


Además, acaba de empezar una “bolsa de empleo” con los estudiantes universitarios del curso de “Pensamiento Social Contemporáneo”. A raíz de esas clases, cada día son más los chicos que se comprometen a dar una mano; tomando en cuenta que una cosa es la teoría y otra muy distinta la convivencia con estas personas necesitadas. Son varios los chicos que visitan semanalmente a las personas que, a través de un correo electrónico que consta en un sencillo volante repartido previamente, piden que se les ayude a encontrar trabajo.

Las entrevistas se hacen en la casa de cada familia, para poder conocer mejor a los candidatos. Las redes sociales han sido de gran utilidad y, en poquísimo tiempo, se ha podido ofrecer trabajo estable a muchas personas que estaban pasando un mal momento.En la mayoría de los casos, los candidatos forman parte de familias numerosas y creyentes: sus historias de fe y confianza en Dios son edificantes para todos.

Una anécdota muy bonita fue la de Daniel. Una mañana él iba en su pequeño auto, llevando a tres emigrantes haitianos que vinieron a Ecuador después del terremoto, para que conocieran el lugar donde estaban a punto de ser contratados. Luego de un tiempo uno de los haitianos le preguntó a Daniel:

Con un chico de Cochapamba

- ¿Ustedes son católicos, verdad?

Ante la respuesta afirmativa, el comentario de Wadeli fue espontáneo:

- Preguntaba porque me he dado cuenta que las personas que ayudan así suelen ser católicas.

La bolsa de empleo ha servido de puente entre aquellos que buscan trabajo y la otra parte de la ciudad, que necesita personas que ofrezcan servicios de limpieza, cocina, fontanería, albañilería, etc. Los más beneficiados: los estudiantes universitarios.

En más de un hogar se han encontrado con imágenes de San Josemaría; incluso, una familia había colgado en la pared una impresión grande de la estampa para la devoción privada y otra tenía un pequeño busto de nuestro Padre. Con estas sorpresas, es difícil pensar que todo esto sea una simple coincidencia. Pero queda mucho por hacer en Cochapamba y en tantos barrios de Quito… y en todo el Ecuador.