La resiliencia: la mayor virtud de San Josemaría Escrivá

Enseñanzas, mensajes para los laicos y los inicios de San Josemaría, son algunos de los temas que habló el Padre Juan Carlos en el espacio ‘Panorama Eclesial’ de Radio Católica Nacional.

“Dios no te arranca de tu ambiente, no te remueve del mundo, ni de tu estado, ni de tus ambiciones humanas nobles, ni de tu trabajo profesional. Pero ahí te quiere santo”, decía San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Esta y otras enseñanzas nos dejó “el santo de lo ordinario”, llamado así por Juan Pablo II en el momento de su canonización el 6 de octubre del 2002.

A partir de ese momento quedó la idea clara de que “el Opus Dei es una organización que busca promover que las personas sean santas ahí donde están: en el trabajo diario, en sus deberes ordinarios, con su familia, en su vida de relación con los demás”. Se puede buscar la santidad desde cualquier actividad que realicemos en nuestro diario vivir, esto no requiere hacer cosas extraordinarias, sino más bien seguir con nuestras labores habituales, pero dándole un mayor sentido. Debemos esforzarnos y buscar formación para tener las competencias necesarias, y así desarrollar las cosas con buen nivel. Esto es lo que promueve el Opus Dei a través de una vida cristiana seria.

Perfiles de quienes integran la Obra

La Prelatura del Opus Dei está compuesta por 3.000 sacerdotes y el resto son laicos. En total más de 90 mil personas son las que componen la Obra en el mundo entero. Es decir, aproximadamente el 3% de los miembros son sacerdotes y el resto es mayoritariamente laico.

En Ecuador hay cerca de 700 miembros del Opus Dei. La mayoría de ellos son casados y viven un plan de vida exigente, como ir a misa todos los días e intentan dedicar un momento de su vida a Dios (media hora de oración diaria en la mañana y media hora en la tarde). También rezar el rosario todos los días, hacer un rato de lectura espiritual, y todo esto, en la mitad de sus deberes ordinarios.

Algunas son amas de casa, otros miembros trabajan para el Gobierno o son personas que laboran en libre ejercicio, hay mucha variedad. (...) Hay que compatibilizar las dos cosas e intentar tener este camino al cielo a través del trabajo profesional.

Esta misma visión que tenía San Josemaría sobre los laicos o quienes integraban la Obra, se vio reflejada por un cineasta hace algunos años. Se veía a diferentes personas: médico, enfermera, futbolista, una chica que era comunicadora, todos estaban alrededor del taller de José, que es donde Jesús pasó muchas horas de su tiempo trabajando en la madera. Así vemos reflejado cómo nosotros podemos unirnos a Jesús a través de las labores que realizamos, esta es la idea central. Esto no quiere decir que todos somos santos, pero es una lucha constante por ser mejores cada día.

Momentos adversos vividos por San Josemaría

Es importante tener en cuenta que San Josemaría perteneció a un momento concreto de la historia. El Opus Dei se fundó en 1928. Años después empieza la Guerra Civil española y después la Segunda Guerra Mundial. El santo de lo ordinario tuvo que vivir en ese ambiente un poco complicado, en el que al principio hubo mucho anticlericalismo. A él lo intentaron matar algunas veces y fallecieron algunos miembros de la Obra durante los primeros años.

A raíz de todos estos episodios negativos que vivió San Josemaría, él tuvo una visión con la Obra, la vio como una organización que traería paz a muchísimas personas y les ayudaría a encontrar a Jesucristo a través de su trabajo.

Las nuevas generaciones y su pensamiento sobre el trabajo actual

Los millennials ahora pueden ser santos utilizando un teléfono y haciendo videos en YouTube. De la misma forma que hace 50 años, cuando una persona tenía que hacerse santo trabajando en la tierra o sembrando. Me parece que ahora más bien nos interpela bastante, porque para las nuevas generaciones el trabajo es algo donde ellos tienen que pasarla bien.

Su visita a Ecuador

San Josemaría visitó Ecuador el 15 de agosto de 1974. Cuando él se encontraba en Brasil dijo: “No me hacen falta razones. Iré a ver a mis hijos del Ecuador. ¿Dónde estaría mi cariño de padre si no fuera a verlos?”.

Durante su visita muchos esperaron las tertulias que haría el Padre. Estas no son algo específico del Opus Dei, más bien es algo típico de las familias. Consiste en reuniones para hablar de temas variados y ésta es una de las cosas que San Josemaría explotó mucho, el hecho de salir con la gente que tenía a su alrededor, para hablar de las cosas de Dios y las cosas de la tierra.

Esas tertulias eran especialmente interesantes porque la gente le preguntaba lo que tenía en el corazón y él iba respondiendo. Estas mismas formas de dar doctrina se concretaron en estos viajes apostólicos que hizo en Europa y América.

En Ecuador tuvimos la gracia de tenerlo, pero los quince días que estuvo en el país, apenas pudo celebrar un día la misa porque se enfermó. Él lo hacía todos los días, pero entre el soroche de la altitud, los problemas pulmonares, su edad (tenía 73 años) y todo, se había desgastado mucho a lo largo del tiempo.

La catequesis que San Josemaría dio en Ecuador fue distinta, pero al mismo tiempo fue muy provechosa. Él manifestó sus enseñanzas no en frases, sino con su vida, como llevar el dolor, en este caso su enfermedad. “Eso es algo que aquí lo atesoramos los miembros del Opus Dei, porque fue realmente algo a lo que no estábamos acostumbrados. Ver sufrir al fundador, a una persona que quieres mucho y que su mensaje era cómo a través del sufrimiento también se puede santificar”,

Durante su estancia en Ecuador, él mantenía su alegría a pesar del dolor. Aunque todos estaban nerviosos y preocupados. Sin embargo, San Josemaría transmitía paz y decía: “No se preocupen, el señor me trata como un niño. Es que yo no soy un hombre de altura”.

San Josemaría nos deja un claro mensaje

La enseñanza del Padre en estos tiempos no cambiaría, debido a que nuestra santidad ahora con la pandemia debe pasar por priorizar la ayuda al prójimo. Hay que estar más atento al hermano que sufre, por eso varios fieles de la Obra también se han puesto en marcha para sacar diferentes iniciativas, como: ayudar con comida a distintos sitios que no tienen, la creación de un servicio para atender a mujeres en periodo de parto, la página ‘Un amigo te escucha’, que es un portal web donde uno se suscribe para que te llamen por teléfono si te sientes solo. Estas iniciativas no son totalmente de la Prelatura, sino de todo aquel que ha tenido el espíritu de ayudar a los demás.

San Josemaría falleció el 26 de junio de 1975 a consecuencia de un paro cardíaco y a los pies de un cuadro de la Santísima Virgen de Guadalupe y fue canonizado por San Juan Pablo II en el año 2002. Antes de su partida, San Josemaría Escrivá nos animaba diciendo: “Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo”.

Por esto y más, San Josemaría es y será recordado por su gran espíritu resiliente, que nos impulsa a seguir luchando cada día a pesar de que nos sintamos en un túnel oscuro sin salida. Recordar que la luz del todo poderoso siempre nos esperará al final.