La Obra de Dios en la vida cotidiana

Pinina y Fernando compartieron en Radio Católica Nacional sus ideas y experiencias sobre el camino de la oración en sus vidas.

Ya muchos conocen que la traducción del latín al español de Opus Dei es ‘Obra de Dios’, pero en nuestra vida ordinaria es algo mucho más simple. Se trata de hacer las cosas de nuestro día a día lo mejor posible, sabiendo que las hacemos para nuestro Padre Celestial. Es decir, no se trata de hacer actividades que no podamos desarrollar, sino de intentar ganarnos el cielo sin hacer cosas raras, desde nuestro propio lugar de trabajo, cuenta Fernando.

Laicos y religiosos hemos sido llamados a ser santos, como lo decía San Josemaría Escrivá. El Opus Dei ayuda a que podamos cumplir este objetivo de vida a través del trabajo, la vida familiar y el resto de actividades ordinarias que nos llevan a encontrar a Cristo.

Soy un industrial y me dedico a la gestión de proyectos de innovación, tecnología, electrificación y más. Como ven no se trata de hacer cosas raras, sino de hacer ese trabajo del día a día bien hecho. Y no solamente desde un punto de vista técnico, sino personal. Es decir, en las relaciones humanas, con tus amigos o tu familia.

Así mismo, Pinina, también ha logrado santificar lo ordinario, en este caso desde su profesión como psicóloga clínica. Se ha dedicado al campo de la psicooncología y cuidados paliativos. Ha tenido contacto con el dolor, la enfermedad y la muerte. También se ha dedicado al campo de la orientación familiar.

No se trata de desligarnos de nuestras tareas ordinarias, sino que aquello que realicemos a diario sea con amor, hacer las cosas bien hechas, estudiar, prepararse permanentemente, es decir, ser profesionales en todo el sentido de la palabra. El objetivo es que todas tus actividades por más pequeñas o grandes que sean, te pueden llevar a Dios.

El amor por lo que hacemos nos lleva a Dios

San Josemaría decía: “Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo”. Ahora solo nos queda preguntarnos, “¿dónde están nuestros amores?”, en nuestra profesión, la familia o con los amigos. En todo que lo hagamos por algo o alguien con amor, ahí está Dios.

Santificar el trabajo en medio del desempleo y las tribulaciones

Los cristianos debemos tener presente que Dios es un Padre bueno, algo que repetía mucho San Josemaría, porque él no está para castigarnos, sino que todo lo bueno o malo que creemos que nos pasa en nuestra vida tiene una finalidad, y siempre será para nuestro bien.

Todos pasamos por episodios negativos que son ahora temporales, como la falta de empleo que ha ido en ascenso a raíz de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, muchas familias han podido salir adelante. Emprender ha sido una ventana abierta que les ha permitido sustentar los gastos básicos en sus hogares.

Otro suceso que nos ha golpeado en este tiempo son los miles de fallecidos. Nosotros tendemos a pensar que la muerte ha sido una cosa devastadora —lo ha sido—, pero no hay que ver sólo el lado trágico. No hay que pensar en Dios como alguien que te coge de sorpresa y te lleva. San Josemaría decía que nos venía a llevar en el momento perfecto, cuando estábamos preparados para ir al cielo. Entonces, hay que confiar y tener presente que todo lo que le pasa a un hijo de Dios es para bien.

La oración no tiene reglas establecidas

La oración es clave para alejar todo lo malo que nos sucede. Sin embargo, debemos tener presente que al momento de orar no se trata de seguir un manual o tener que aprender algo de memoria. Para hablar con Dios no necesitas tener una rutina o un horario establecido. Todo momento es bueno para dialogar con nuestro Padre Celestial.

Muchas veces lo que nos puede pasar es que estamos pensando en cómo me pongo a hacer oración. San Josemaría era un punto de camino, solía decir que cuando deseemos hablar con Dios y no sepamos de qué, solo hay que sentarse, ponerse en presencia de Dios y decirle: señor, no sé qué hablar contigo, enséñame. Y así has empezado a hacer oración.

La oración es importante por dos temas fundamentales: primero, porque a través de la comunicación que tenemos con Dios podemos encontrar respuestas a aquello que nos preocupa; y segundo, porque la oración nos da la paz y la seguridad para continuar nuestro camino.

San Josemaría nos habla sobre la libertad personal

Otra cosa importante que Josemaría nos deja es la importancia de entender lo que representa de manera individual la libertad. Es una inmensa responsabilidad porque este valor humano trae consigo el hacer el bien, no lo contrario.

En la oración hay que dejar el agradecimiento, las preocupaciones, todo lo que nos ocurre a diario. Y este momento tan magnífico también es un acto de libertad, porque la conversación que mantenemos con Dios es voluntaria y sin ataduras. A San Josemaría le gustaba decir que hacemos las cosas porque ¡nos da la gana!. Y aquí estamos por ese mismo motivo, porque Dios me ha llamado a este camino. ¡Y sí!, cuesta, no es algo totalmente sencillo, pero ese es el ejercicio más bonito de nuestra libertad en esta entrega.