“La alegría se puede disimular un rato, pero toda una vida, no”

Eva Pons vive en Alicante (España), aunque en realidad es de Palma de Mallorca. Estudia Trabajo Social, tiene 20 años y es numeraria del Opus Dei

Una tarde, iría yo a 4º de primaria, fui a casa de una amiga y su madre me dijo “mi hija va esta tarde a cocina y teatro al club Randa, te vienes?” . Por entonces,  nadie de mi familia ni de mi entorno conocía la Obra. Quién nos iba a decir que ese club iba a influir tanto en nuestras vidas... 

¿Qué ha cambiado en tu vida desde que eres del Opus Dei? ¿Cómo influye en tu vida?

He crecido en medio de un contraste entre muchos ambientes. Mis padres me llevaron, como a mis tres hermanos, a un colegio laico y luego a un instituto, me han educado dándome siempre mucha libertad, animándome a complementar mi formación humana y cristiana en el club, de forma que he estado rodeada de muchos tipos de personas, estilos de vida... y entre ellos, con Dios por medio, he tenido la suerte de poder escoger lo mejor para mi vida, respondiendo que sí a una vocación de entrega a Dios en medio del mundo, con la que puedo decir que estoy viviendo cada segundo de mi vida al 100%.   

¿Qué es lo que más te llamó la atención del Opus Dei?

Una tarde en Tonaira

Lo que descubrí fueron personas que no eran ancianas, ni tontas, ni retrógradas, con una fe fundamentada, que sabían explicarme con buenos argumentos. Además veía unas obras coherentes con lo que decían... y lo más relevante: una alegría que parecía disimulada. Siempre digo que la alegría se puede disimular un rato, pero toda una vida no.

¿Y tu vida ahora, tu día a día? ¿por qué estudiaste Trabajo Social?

Vivo en Alicante y estudio Trabajo Social, una diplomatura con la que se hace labor social de forma profesional, se trabaja para la reinserción social de personas, grupos y comunidades excluidas, en situación de dificultad laboral, familiar, social... (Una chica del club me preguntó un día si estudio inmigrología...) Es una profesión en la que se palpan las necesidades sociales más urgentes y básicas, no hace falta irse a la India para trabajar con situaciones de carencia (aunque me encantaría, nunca se sabe).

¿De qué te encargas en una asociación juvenil como Tonaira? ¿qué función social tiene un club?

En Tonaira, entre otras cosas, organizo actividades de voluntariado: el trimestre pasado impulsamos una Olimpiada Solidaria de Estudio en colaboración con la ONG Dasyc, en la que se nos desbordó el estudio del club de gente que quiso canjear horas de estudio por euros al tercer mundo. Y para este trimestre hemos emprendido un taller de gimnasia en una residencia de ancianos con chicas de 2º de bachillerato, muy divertido...

El voluntariado es una faceta muy importante y significativa en la formación de cada chica que frecuenta el club, y casi más aún para quienes impartimos esa formación, estoy convencida. El primero en hacerlo fue San Josemaría, ¡y le fue de perlas!

Pero además añadiría que el voluntariado no se ciñe sólo a las actividades con sectores desfavorecidos de la sociedad: ¡en Tonaira también tenemos voluntarias! Chicas que frecuentan el club y no sólo reciben, sino que dan su tiempo, nos ayudan impartiendo actividades como guitarra, taller hippie, pintura, organizando fiestas y salidas para pequeñas, etc. 

Un club tiene una función social muy relevante, se le puede sacar mucho partido... Cada club es un carga pilas de formación cristiana y en valores, con actividades académicas, culturales, solidarias y deportivas. Y se respira un ambiente sano, alegre, se hacen buenas amistades; y quienes lo frecuentan, al salir a la calle contagian esa alegría en otros ambientes. ¡Por eso hay que darlos a conocer a mucha gente!

¿Has ido a algún encuentro del Papa con los jóvenes? ¿Se puede ser moderno y fiel a Jesucristo como dijo Juan Pablo II a los jóvenes en su último viaje a España, en mayo de 2003?

Tonaira con Benedicto XVI en el UNIV del pasado mes de abril

Sí, he asistido a varios encuentros de jóvenes con el Papa: a la canonización de San Josemaría en 2002 desde Palma de Mallorca, al UNIV 2005 desde Valencia, que fue el último al que pudimos ver a Juan Pablo II y fue muy emocionante... y este verano pasado participé como voluntaria en el V EMF con Benedicto XVI. 

Son encuentros con personas de todo el mundo que ponen a una la carne de gallina, y de los que se vuelve con ilusión para ser más coherente, porque en el día a día -a veces- parece que los cristianos estemos todos escondidos. ¡Pero de vez en cuando se nos ve y se nos oye! Debería ser más a menudo, en eso estamos... 

Y sí, claro que es verdad eso de que se puede ser moderno y fiel a Jesucristo. Y que lo hagamos realidad los jóvenes de ahora está al alcance de nuestras manos.