Iglesia dedicada al Beato Álvaro del Portillo en un barrio popular de Guayaquil

La nueva parroquia en el barrio de Socio Vivienda será ocasión de llevar la semilla del amor de Cristo a muchísimas más personas.

El templete usado en la Eucaristía celebrada por el Papa Francisco en Guayaquil fue la base sobre la que se erigió la nueva parroquia

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió (Juan 6, 1-15). En esas palabras del evangelio del pasado domingo encontró Mons. Luis Gerardo Cabrera, Arzobispo de Guayaquil, la síntesis de la fiesta que vivieron en Socio Vivienda, un barrio popular habitado por 30.000 personas.

Después de tres años del inicio de las actividades parroquiales bajo un tejado sin paredes (la estructura metálica que se usó en una Misa del Papa Francisco en Guayaquil), los fieles de esta zona muy necesitada de la ciudad ya disponen de una iglesia espaciosa, bonita, dedicada al Beato Álvaro del Portillo.

Agradecer y repartir, fueron las dos palabras que el arzobispo evocó repetidas veces en la homilía de la ceremonia en el nuevo templo, repleto de personas –alrededor de 800- felices de vivir un momento histórico para su parroquia. Del mismo modo que el Señor salió al encuentro de la necesidad de la multitud distribuyendo los panes y los peces, ahora los habitantes de Socio Vivienda le agradecen poder disponer de una iglesia donde recibir el alimento de la vida sacramental y la catequesis. Así lo manifestó uno de los catequistas, que tomó la palabra al final de la ceremonia para agradecer a Dios el regalo de un templo, y renovar el propósito de seguir trabajando en la labor de catequesis semanal, por la que han llevado la formación cristiana a tantos niños, jóvenes y adultos, en los últimos tres años.

Agradecer y repartir, al comprobar las generosas ayudas y el trabajo incansable de los benefactores que han hecho posible la construcción de la iglesia, a partir del encargo que Mons. Antonio Arregui, entonces arzobispo de la diócesis, confiara a los feligreses de la iglesia rectoral de San Josemaría. Benefactores que participaron en la ceremonia de dedicación de la iglesia y manifestaron al arzobispo su alegría por haber podido contribuir a que este sueño se haga realidad.

De agradecimiento fueron también las palabras del Padre Douglas Bohórquez, el párroco, conmovido por haber recibido el encargo de la parroquia del Beato Álvaro del Portillo, por haber sido estudiante de la Universidad de Navarra, de la que el Beato fue Gran Canciller; por haber sido alumno del seminario internacional Bidasoa, que erigió el Beato Álvaro; y porque la ceremonia de beatificación de don Álvaro ha sido la única beatificación en la que participó. Ahora se dedica con alegría y generosidad a la pastoral en este barrio.

Concelebraron (de izquierda a derecha): el Padre Douglas Bohórquez, párroco; Mons. Luis Gerardo Cabrera, Arzobispo de Guayaquil; Mons. José Andrés Carvajal, Vicario de la prelatura en Ecuador; y otros sacerdotes

Agradecer al Beato Álvaro su intercesión, especialmente en el emotivo final de la ceremonia, cuando todos los fieles, como hacen cada domingo, recitaron la oración para la devoción a su patrono, y recibieron del arzobispo la bendición con la reliquia del Beato, que Mons. José Andrés Carvajal, Vicario de la prelatura en Ecuador, había entregado al párroco en nombre del Prelado del Opus Dei.

Como afirmó Mons. Luis Gerardo Cabrera,ver este bonito templo en medio de un barrio tan necesitado de ayuda espiritual y material lleva a pensar que Dios se merece lo mejor. De igual manera, los pobres se merecen lo mejor, y lo mejor que se les puede dar es a Dios con este nuevo templo. Allí podrán encontrar la ayuda de los sacramentos y el alimento de la catequesis.

Agradecer y repartir. La nueva parroquia dispone de una bonita capilla del Santísimo, a la que se podrá acceder también directamente desde la calle, que será ocasión de llevar la semilla del amor de Cristo a muchísimas más personas.

Capilla del Santísimo