El llamado a la santificación a través del trabajo profesional

Por motivo de la fiesta de San Josemaría, Andrés y Pamela, miembros del Opus Dei, hablaron en radio María sobre su vocación y los inicios del fundador.

El programa inició con un emotivo mensaje del Padre Juan que invita a encontrar a Dios en el trabajo profesional y en la familia:

“Yo te animo a que lo pienses especialmente y que le digas a San Josemaría, que te ayude a encontrarte en medio de las circunstancias ordinarias de la vida, y a convertir todos los momentos y las cosas que hagas en ocasiones de amar y de servir a la Iglesia, al Papa y a las almas, difundiendo la fe del Evangelio”.

San Josemaría sabía que los laicos son quienes deben llenar de santidad este mundo, por eso los ha llamado a predicar la palabra de Dios, pero no solo con su voz, sino a través de las acciones que realizan en la vida cotidiana.

Desde la visión de un Piloto

Luego de la intervención del sacerdote, Andrés habló brevemente sobre quién era San Josemaría, priorizando su labor como fundador del Opus Dei en 1928. Es por esto que la iglesia celebra su fiesta el 26 de junio y es considerado como el santo de lo ordinario.

La vocación de San Josemaría empezó cuando entregó su vida al sacerdocio, y por eso fue primero a prepararse en Logroño y posteriormente terminó en el Seminario de Zaragoza. En Madrid fue a sacar el título de Doctor en Derecho, empezó a ejercer su ministerio sacerdotal en el Patronato de Enfermos. Trabajó con personas de diferentes edades y ámbitos sociales, atendió a muchos enfermos y a niños desvalidos de los barrios pobres de Madrid.

Durante sus años en Madrid, San Josemaría trabajó mucho con jóvenes y profesores universitarios, obreros, artistas, sacerdotes, pequeños empresarios, es decir, toda clase de personas, de distinta profesión. Así lo hizo desde que el 2 octubre de 1928 Dios le pidiera difundir “en todo el mundo la llamada universal a la santidad y abrir un camino nuevo dentro de la iglesia” y fundó el Opus Dei que significa ‘Obra de Dios’.

San Josemaría vivió situaciones muy fuertes, como empezar la Obra durante los años de la Guerra Civil española. En ese momento los avances que habían hecho en la labor de apostolado se truncaron. Muchos sacerdotes y religiosas estaban en peligro. Por ese motivo, las actividades en la zona nacional de Madrid no se pudieron continuar y tuvieron que esconderse. Todas esas vivencias fueron claves para el desarrollo del Opus Dei.

Dos personas del Opus Dei

Andrés y Pamela son un claro ejemplo de cómo es posible seguir con las actividades cotidianas que surgen a diario: ama de casa, profesor, piloto, estudiante o cualquier otra labor que se realice, pero ligada a la santificación. “Entregar así sea 15 minutos de nuestro tiempo a Dios, a través de la oración, que representa ese momento de recogimiento en donde entablo una conversación con Dios, un diálogo amoroso con él”, cuenta Pamela. También podemos asistir a la Santa Misa, rezar el Rosario, el Ángelus, hacer un rato de lectura espiritual, dedicar no más de 5 minutos a leer el evangelio, y así cada uno desde su vida ordinaria puede dedicarle detalles de amor a Dios.

Aunque en la actualidad estamos viviendo situaciones muy críticas en nuestras vidas: problemas de salud, económicos, familiares o psicológicos, no debemos olvidar que a pesar de todo San Josemaría nos recuerda que “el dolor es la piedra de toque del amor”. Aquí está la clave, en cómo vivimos el dolor y la manera en que lo relacionamos con el amor. Al compaginar estas cosas y entenderlas mejor, podemos santificarlas. El ejemplo más grande es Jesús en la cruz.

Otro de los temas relevantes que se trataron fue la conexión que como laicos muchos han tenido con San Josemaría. Pamela cuenta que “en todas estas correteadas de tener que dejar a uno de mis hijos en el preescolar, bajé a una librería y encontré el libro ‘Un amor siempre joven’, y era de San Josemaría. Entonces, realmente ahí comencé a leer todo sobre la vocación del matrimonio. Cuando me fui a vivir a Colombia, donde nació mi segundo hijo, sentí esa necesidad de incorporar a Dios en mi vida”.

En cambio, la conexión de Andrés con el santo fue distinta. “En mi caso mi familia siempre ha vivido la fe, mi papi y mi mami. (...) Mis padres con su vida y ejemplo me han enseñado el camino de la generosidad, la fe y la piedad. Mi papá era tan valiente al decir que era católico y lo vivía como tal, pero también nos marcaba mucho su sentido social, siempre estuvo muy preocupado por la gente pobre. Después estudié en un colegio en Quito que tiene encomendada la formación espiritual al Opus Dei. Así inicia mi camino, mi relación con Dios”.

Al final del programa radial Andrés hizo hincapié en esta idea que transmitía el fundador, que los laicos o cualquier persona que decida seguir los caminos de Dios, tiene que tener presente que es posible santificarse a través del trabajo profesional, porque la vocación del Opus Dei está muy ligada a lo ordinario, a lo que cada persona realiza en su vida cotidiana.