"¿Qué se te ha perdido en Croacia?". En el verano de 2005 Ángel escuchó estas comprensivas palabras en muchos de sus interlocutores. Vivía en Tenerife (España) pero le entusiasmó el reto de participar en los comienzos del Opus Dei en un país nuevo y voló para quedarse en Zagreb.
Ocho años después muchos han obtenido una respuesta. A Ángel se le había perdido bastante en Croacia, y por eso se encuentra allí "como en casa". Como cuenta en una entrevista publicada en El Día de Tenerife , aunque tardó un tiempo en manejar la nueva lengua y acostumbrarse a un clima casi en las antípodas al de sus orígenes, "su gente amable, abierta y dispuesta ayudar" le pusieron muy fácil ser uno más.
Por la juventud, con hechos
Zagreb ha sido el marco de su etapa universitaria. Allí se ha licenciado en Matemáticas Financieras y ahora ejerce como coordinador de proyectos europeos de la ONG Dignidad y Esperanza. Desde esta organización fundada en 2003 se ha implicado en la mejora de la educación de los jóvenes, una tarea a la que colabora también desde el Klub Feniks y la residencia universitaria Gradec .
Hace unos días, Ángel ha vuelto a Tenerife y, entre otras cosas, ha aprovechado su viaje para pedir ayuda para los proyectos que tiene en marcha. Lo describe bien este diálogo entre entrevistador y entrevistado publicado en la prensa local:
"-Y ahora en España, ¿qué haces?, ¿buscas dinero?
"-¿Dinero? ¡No, mucho más! Busco entusiastas que sepan valorar y promover estos proyectos poniendo a disposición lo que cada uno pueda". Y añade después: "Cualquier puede ayudar. Animo a los lectores a ponerse en contacto con nosotros a través de amigosdecroacia@gmail.com".
Ángel no sólo es de allí, sino que trabaja exclusivamente para los de allí. Y piensa en grande: "Con la ayuda de los amigos croatas tenemos en mente la creación de más clubes juveniles, colegios, cursos familiares, etc. ¡Y no sólo en Zagreb, sino también en otras ciudades del país, como Split, Rijeka...".
Un país que no defrauda
Hace ocho años Ángel tuvo la oportunidad de hacer las maletas con destino a una aventura. Aunque eche de menos las olas del Atlántico, asegura entre exclamaciones "¡Croacia no me ha defraudado!". Es más, en la opinión que fragua su experiencia, "¡Croacia no deja indiferente a nadie!". Y lo dice porque los que hace ocho años no entendían que comprara un billete de avión sólo de ida "ahora, con el tiempo y viendo lo bien que hablo de este país, algunos se ha animado a venir y siempre han vuelto cambiados y muy contentos". Y no sólo por la calidad de sus dulces…