​Las alumnas de Orvalle con las pequeñas agricultoras de Tororo

El colegio Orvalle (Madrid) celebra su 40 aniversario colaborando con un proyecto de capacitación de ochenta mujeres ugandesas que desarrolla la ONG Harambee.

Las pequeñas agricultoras de Tororo están muy presentes en el colegio Orvalle, gracias a una metodología de trabajo por proyectos.

En la sede de Harambee España suena el teléfono. Llaman del colegio Orvalle. Este año el centro cumple cuarenta años de vida –una cifra redonda que indica madurez– y quieren celebrarlo a lo grande pero con conciencia, con una acción solidaria que dure todo el curso y comprometa a toda la comunidad escolar: profesoras, padres, alumnas y antiguas alumnas. ¡Todos Juntos!, que significa Harambee en swahili.

Queríamos sumar fuerzas para una misma causa, dar a quienes más lo necesitan aquello que se recibe aquí

“Las campañas del colegio se determinan en el inicio de curso. Este año especial decidimos dedicarlo por entero a la promoción de la mujer, y así se lo comunicamos al AMPA. No queríamos recaudar dinero y ya está –comenta Claudia Rivera, responsable de Comunicación del centro–. Queríamos sumar fuerzas para una misma causa, dar a quienes más lo necesitan aquello que se recibe aquí”.

Orvalle se decantó por un proyecto de capacitación de ochenta pequeñas agricultoras en Nyakalado, Tororo (Uganda).

En esa llamada, Mª Pilar Cuesta, coordinadora general de Harambee-España, les detalla los distintos proyectos de este año, para que elijan en cual quieren colaborar. Suelen ser planes muy concretos que suponen una cantidad económica precisa.

Orvalle se decantó por un proyecto de capacitación de ochenta pequeñas agricultoras en Nyakalado, Tororo (Uganda), un distrito donde el nivel de educación es muy bajo, la mayoría de las mujeres son portadoras del VIH y sacan adelante a sus familias cultivando su pequeño terreno. El objetivo es enseñarles a leer y escribir, junto a nuevas técnicas y variedades de cultivo sostenible y a la instalación de medios de regadío que permitan que sus tierras baldías a causa de la sequía o el agotamiento del terreno den fruto.

La mayoría de las mujeres de Tororo son portadoras del VIH y sacan adelante a sus familias cultivando su pequeño terreno

El colegio asume el proyecto por entero y se pone en marcha. El objetivo de recaudación son 10.000 euros, así que eso supone 300€ por cada una de las 36 clases del colegio. 100€ por clase al trimestre. Pero no se trata solo de conseguir fondos. Entre Tororo y Orvalle hay un lazo invisible. Una parte de la lazada lo ponen las niñas de este centro madrileño con su solidaridad; la otra, las mujeres ugandesas con su ejemplo.

En julio, Marta Bodes, profesora del colegio, fue a Uganda y trajo mucho material audiovisual de las condiciones de vida de las familias, la forma de recreación que tienen etc., y con eso se realizó un vídeo de sensibilización. Fue clase por clase contando las necesidades que tenían allí. Después, Verónica Arrechea, representante de Harambee España, ofreció la visión institucional del proyecto y de las distintas formas de colaborar. Además, las alumnas tuvieron la oportunidad de conversar con Chiaka, una mujer africana que contestó a todas sus inquietudes.

Las alumnas de Secundaria del colegio Orvalle quedan para hacer galletas y venderlas a favor de Uganda.

“Marta les puso unas fotos haciendo una comparación del estilo de vida de los niños en Uganda y aquí: carreteras, casas, aulas del colegio, etc. –añade Mercedes García Sainz, subdirectora de formación–. Les impactó mucho que carecieran de agua corriente, que tuvieran las clases en el jardín. Y, al mismo tiempo, les ayudó ver la alegría y la dignidad de estos niños. Se dieron cuenta de que su aportación no era cuestión solo de dinero, tenía que ser fruto del esfuerzo personal”.

Las pequeñas agricultoras de Tororo están muy presentes en Orvalle, gracias a una metodología de trabajo por proyectos

Las pequeñas agricultoras de Tororo están muy presentes en Orvalle, gracias a una metodología de trabajo por proyectos. Las alumnas mayores han estudiado la economía, la sociedad y la geografía de Uganda, incluso han hecho un cálculo de presupuesto en la asignatura de Matemáticas. Las pequeñas, desde Primaria, han colocado unos termómetros en las aulas que rellenan con dinero. Y en la etapa de Infantil, desde los dos años, se han puesto carteles sobre las puertas en los que los niños pegan adhesivos en forma de barras de pan y distintos alimentos que simbolizan cada aportación económica que hacen. “Les entusiasma poder ayudar. Y muchas veces es un elemento disuasorio ante berrinches y enfados”, cuenta Claudia.

En estos meses, las alumnas del colegio Orvalle han desarrollado una sorprendente capacidad emprendedora: desayunos, teatros, meriendas solidarias

Desde Harambee muestran su satisfacción por la colaboración del colegio. “Han asumido como propio el proyecto y lo están haciendo muy bien. Estamos a la espera de recibir la ayuda y ya nos han pedido un voluntariado para este verano”, comenta Mª Pilar Cuesta.

Todavía queda mucho curso por delante, mucho que celebrar en este 40 Aniversario. Las comparativas que expuso Marta, dispuestas en carteles de dos metros de altura en un lugar bien visible del colegio, recuerdan permanentemente que Tororo está muy cerca de Madrid, que hay que ser agradecido y generoso.

Las pequeñas, desde Primaria, han colocado unos termómetros en las aulas que rellenan conforme obtienen el dinero.

En estos meses, las alumnas han desarrollado una sorprendente capacidad emprendedora: desayunos, teatros, meriendas solidarias. Las de Secundaria quedan para hacer galletas y venderlas a favor de Uganda. Las de Bachillerato traen comida y la venden a las pequeñas. Incluso algunas han dicho a sus padres que para Navidad o para su cumpleaños el único regalo que les hace verdadera ilusión es un sobre de dinero para Uganda. Se han tomado muy en serio que los niños y niñas de estas familias a las que ayudan son sus hermanos y tienen una responsabilidad y un compromiso con ellos.