“Fui al Centro Social San Josemaría, aprendí a trabajar y encontré un empleo”

El Centro Social Parroquia San Josemaría Escrivá, de Valencia, se ha convertido en un eficaz dinamizador social en la ciudad.

Parroquia de San Josemaría, en Valencia (España).

Reportaje publicado por la revista Mundo Cristiano (descarga en formato PDF)

“Fui al Centro Social San Josemaría, aprendí a trabajar y encontré un empleo" from Opus Dei

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Claudia y Francia son hondureñas. Amigas desde pequeñas, no encontraban trabajo y resolvieron venirse a Valencia por la recomendación de un conocido. Cuando estaban recién llegadas y un poco desorientadas, en una agencia de colocación les hablaron del Centro Social Parroquia San Josemaría, en el barrio de Campanar. “Desde que hemos venido es ahora cuando nos sentimos estabilizadas emocionalmente, pues andábamos perdidas. Aquí hemos encontrado cariño y orientación”.

Son dos de las cerca de doscientas personas que participan en los cursos de formación impartidos desde el Centro Social, que además ha gestionado empleo en el 2015 para 131 personas. Formación, empleo, voluntariado, clases de apoyo, convenios de colaboración con otras entidades de ayuda…

14 usuarios del "Centro Social Parroquia San Josemaría" recibieron en febrero los certificados de "Manipulador de alimentos". Foto: Parroquia de San Josemaría.

El Centro Social Parroquia de San Josemaría de Valencia es un motor social en la ciudad, con 364 personas acogidas a lo largo del 2015. Toda una referencia, de especial actualidad en este Año de la Misericordia

La trayectoria de Claudia y Francia es semejante a muchas de esas 364 personas que el año pasado recibieron apoyo desde el Centro Social Parroquia San Josemaría, pues son muchos los inmigrantes que como ellas llegan pidiendo ayuda; personas que quizás llevan años trabajando en su país, pero que al aterrizar en España tienen que sortear numerosos obstáculos.

Son muchos los inmigrantes que como ellas llegan pidiendo ayuda; personas que quizás llevan años trabajando en su país, pero que al aterrizar en España tienen que sortear numerosos obstáculos

Ellas se encontraban perdidas en un país desconocido y sin posibilidades de empleo, y hoy Claudia y Francia viven en un piso y están deseando trabajar y poder traer a sus dos hijos (de 3 y 5 años) a Valencia. Cuando se presentaron en el Centro Social les atendieron Charo y Miriam y explican que “aquí encontramos cariño y orientación”. Ambas participan actualmente en el Curso de Hogar y Cocina para poder formarse según las costumbres españolas y luego acceder a un empleo. Por otra parte, junto a la formación laboral y humana recibida en el Centro Social, acuden a la parroquia para participar en la Misa dominical y otras actividades pastorales.

Una de las 54 bicicletas entregadas por "Angels by bike"

La labor social desarrollada por esta moderna parroquia valenciana, creada en 2002 y encomendada por el Arzobispo de Valencia al Opus Dei, desborda los límites de una mera ayuda puntual. Su párroco –Jorge Molinero, que también es periodista– es bien conocido por los lectores de MUNDO CRISTIANO, pues fue su director hasta 1994. Al frente del templo desde 2010, explica: “Desarrollamos las actividades propias de una parroquia en lo que se refiere al culto, administración de sacramentos, etc., además de otras pastorales (catequesis, cursos de formación), y todas las de tipo social, que se realizan a través del Centro Social y la Fundación Ir a Más”.

Variedad de proyectos

El Centro Social es una de las principales iniciativas promovidas desde la Parroquia de San Josemaría y desarrolla una variedad de proyectos. “Su principal objetivo –señala Elisa, responsable de comunicación– es promover la inserción socio laboral no sólo de personas en riesgo de exclusión social, sino también de aquellas que su situación se está viendo deteriorada de forma palpable”.

Uno de los aspectos a los que se da prioridad en este Centro Social es la acogida de las personas: “Vienen con sensación de desamparo y aquí se procura que se sientan desde el principio en un ambiente familiar. A cada uno se le proporciona una atención individual, mediante la escucha atenta con el fin de analizar su situación y comenzar una línea de actuación que nos permita integrar a cada persona en el itinerario más adecuado a sus circunstancias y necesidades”, señala Miriam, directora del Centro Social.

El Centro Social procura promover la inserción socio laboral no sólo de personas en riesgo de exclusión social, sino también de aquellas que su situación se está viendo deteriorada de forma palpable

De las 364 personas acogidas a lo largo del 2015, la mayoría se atendieron personalmente y en algunas ocasiones por teléfono. Cuando alguien llega al Centro Social solicitando ayuda “se le dedica un tiempo para poder conocer adecuadamente su situación emocional, laboral y socio-económica”, explica Elisa.

Participantes del programa "Hogar y cocina".

Una vez estudiado el caso, a algunos se les informa sobre las posibilidades ofrecidas por los servicios sociales y por otras instituciones –como el Banco de Alimentos–, pero a la mayoría se les atiende desde el Centro Social: se les orienta en las gestiones necesarias para conseguir su integración social como obtención de alquileres sociales, tarjetas sanitarias, escolarización, empadronamiento, becas universitarias, albergues, programas de desintoxicación, permisos de residencia, cuestiones de violencia de género, etc. La mayoría se incorporan a los programas de formación socio laboral que mantiene el centro.

Formación profesional

La formación impartida a través de diversos proyectos está dirigida a personas inmigrantes y/o en riesgo de exclusión social: Mejora doméstico, Hogar y Cocina, y formación socio-sanitaria para el cuidado de personas mayores en domicilios. Casi doscientas personas asistieron a este tipo de cursos de capacitación profesional en el 2015, que incluyen tutorías personalizadas y clases teórico-prácticas, prácticas en domicilios e instituciones (en el caso de Hogar y cocina, y atención socio-sanitaria), junto a una formación complementaria sobre aspectos de protocolo, habilidades sociales, valores humanos, etc. Al concluir los cursos, los participantes reciben un título que acredita haber aprovechado dicha formación. El año pasado se expidieron 75 certificados.

Con cada persona de las que reciben formación en el Centro Social se desarrolla un plan personalizado acompañado de un itinerario laboral

En paralelo, existe un taller de costura a máquina, de seis meses de duración, impartido por Cáritas y en colaboración con la parroquia.

Con cada persona de las que reciben formación en el Centro Social se desarrolla un plan personalizado acompañado de un itinerario laboral, donde se les implica como parte activa del proceso. Además se incorporan a una bolsa de empleo y a la Agencia de colocación, reconocida por el gobierno autonómico valenciano. Como resultado del trabajo realizado, 131 personas han conseguido un empleo en el año 2015.

El coro de la parroquia de San Josemaría, estas navidades.

“Pero nuestro objetivo no es solamente que consigan un empleo –explica Miriam, directora del Centro Social–, sino que desarrollen su trabajo con satisfacción por haber encontrado rasgos afines entre empleado y empleador, lo que repercutirá en la satisfacción de ambos. Hasta el momento, eso se ha conseguido en la gran mayoría de los casos”.

Pero ¿se atiende solo a católicos? Como sucede en las iniciativas sociales de cualquier institución de la Iglesia, tanto la parroquia como el Centro Social están abiertos a todos, sin importar su credo, raza o procedencia. Vienen católicos, ortodoxos, musulmanes y no creyentes. Por eso, además de proporcionar acogida y orientación a cada persona, también se imparte una formación espiritual y en valores a quienes libremente lo desean.

Para madres e hijos

Al hablar con las personas que participan en los cursos –muchas de ellas, mujeres e inmigrantes–, algunas expresan su dificultad para asistir: “Mientras estamos en clase, ¿qué hacen nuestros hijos?” Poco gana la madre con formarse si sus hijos bajan en el rendimiento escolar. Así nació el Proyecto Trazo, como una ayuda a familias sin recursos, formación académica o sin tiempo para atender a sus hijos con dificultades en el estudio.

Vienen católicos, ortodoxos, musulmanes y no creyentes. Por eso, además de proporcionar acogida y orientación a cada persona, también se imparte una formación espiritual y en valores a quienes libremente lo desean

En tres aulas, de lunes a jueves, un grupo de voluntarios atiende a unos 35 alumnos, además de impartir técnicas de estudio, preparación de evaluaciones, etc. El resultado ha sido una mejora en las calificaciones de la mayoría de los niños. Inma –madre de uno de ellos– escribía antes del verano: “Mi hijo R. llevaba las dos evaluaciones con varios suspensos y era bastante difícil que hiciera sus tareas a diario. Gracias a vuestra labor conseguisteis que fuera constante y se acostumbrara a estudiar. Ha terminado con todas las asignaturas aprobadas excepto el inglés, pero para nosotros significa un aprobado general porque es algo que no podríamos haber conseguido solos”.

“Siempre contigo”

El voluntariado que se realiza desde la Parroquia San Josemaría, se llama "Siempre Contigo". A lo largo de 2015 han participado desinteresadamente 156 personas a través de diversos proyectos, dedicando unas dos horas a la semana. Las edades de los voluntarios van desde los 18 años hasta la tercera edad, y un centenar han asistido a cursos organizados desde la parroquia. No se trata de un apuntarse y ya está, sino que se trata de algo organizado y regularizado conforme marca la ley: se les da de alta como voluntarios, están cubiertos por un seguro y se les imparte una formación.

Voluntarias preparando Reyes para hijos y nietos, de alumnas del programa "Mejora" y "Hogar y Cocina".

Además del programa Trazo y los desarrollados desde el Centro Social, los voluntarios de “Siempre contigo” ayudan en otras actividades. Actualmente hay firmados siete convenios de colaboración con diversas entidades para trabajar en la atención a personas con discapacidad, personas mayores, enfermos hospitalizados, etc. Uno de ellos es con “Casa Nostra” –entidad que trabaja para personas con diversas discapacidades–, y también colaboran con el “Casal de la Pau” –que trabaja con personas que se están reinsertando en tercer grado o enfermos–, mediante el acompañamiento de los usuarios, o cocinando paellas los domingos para estas personas.

Un grupo de jóvenes ha realizado tareas de cuidado del medio ambiente (en colaboración con el Ayuntamiento de Beniferri), y otros han participado en los campamentos de ASPADIS, para personas con diferentes discapacidades cerebrales.

Un grupo de jóvenes ha realizado tareas de cuidado del medio ambiente (en colaboración con el Ayuntamiento de Beniferri), y otros han participado en los campamentos de ASPADIS, para personas con diferentes discapacidades cerebrales

En este capítulo quizá podrían incluirse las cuarenta familias de la parroquia de San Josemaría que acogieron a jóvenes participantes en el encuentro de Taizé celebrado a finales de 2015 en Valencia, o las muchas personas que colaboran en las recogidas de alimentos para el economato de Cáritas, por ejemplo.

Si bien el Centro Social desarrolla una gran labor, no deja de ampliar sus proyectos. Desde finales del año pasado está en marcha la “Asociación Samaniego”, dirigida a personas de la tercera edad, para que desarrollen sus habilidades y descubran nuevos campos de conocimiento. Se propone facilitar a los mayores que puedan convivir con sus familiares en el propio hogar y participen durante el horario laboral en diversas actividades atractivas.

Cómo sacar todo adelante

Toda la labor del Centro Social se financia mediante donativos y cuenta con el apoyo de la Fundación Ir a Más. Su gestión económica está separada de la parroquia, para que cada ámbito tenga su propia autonomía. Gracias a la Fundación Ir a Más, iniciativa de un empresario y de su generosa familia, este proyecto pudo arrancar hace un año.

“Fui a buscar un trabajo, y ustedes me escucharon con más cariño que nadie lo hizo en los doce años que estoy sin mi familia"

Ahora se trata de que sigan creciendo mucho las ayudas, que suelen ser pequeñas aportaciones, ya que a pesar de la ingente labor social realizada, de momento no reciben ninguna subvención pública. Todo se administra con sumo cuidado, con el objetivo de cubrir los gastos de las diferentes actividades, así como a las tres personas contratadas para la gestión del Centro Social.

Gracias a la Fundación Ir a Más, iniciativa de un empresario y de su generosa familia, este proyecto pudo arrancar hace un año

–Y no te olvides de decir –advierte el párroco– que la primera piedra de esta labor es la preciosa imagen de Nuestra Señora de los Desamparados que esa familia colocó en este templo. ¡Si no, de qué!

En lo humano, la clave de esta labor está a la vista: el trabajo desinteresado de centenares de personas. Su alcance se pone de relieve al leer testimonios como el de R.A., que escribía a los que ahí trabajan: “Fui a buscar un trabajo, y ustedes me escucharon con más cariño que nadie lo hizo en los doce años que estoy sin mi familia. Se ocuparon de mí como si yo fuera su hermana. Que “Diosito” les bendiga”.

"Angels by bike"

Entre las actividades desarrolladas por los voluntarios de “Siempre contigo”, quizá la más vistosa sea “Angels by bike”. Un par de enamorados de la bici dedican desinteresadamente parte de su tiempo a arreglar bicicletas y ponerlas en condiciones. Reciben bicicletas de gente que quiere deshacerse de ellas, algunas de calidad o casi nuevas, y otras en mal estado. Tras su reparación, esas bicis vuelven a rodar con un fin social: convertirse en medio de desplazamiento para personas que las necesitan para ir a trabajar y no tienen dinero para otro medio de transporte.

Las peticiones surgen desde ámbitos muy diferentes: personas que participan en los programas del Centro Social, desde Cáritas, o gente que les conoce a través de las redes sociales. Además se han entregado bicis a colectivos como la Ciudad de la Esperanza, al Instituto Villa Teresita de Valencia, a la Fundación RAIS, el comedor de Casa Caridad y al centro de Protección a la Mujer. El año pasado se entregaron medio centenar de bicicletas a personas de doce nacionalidades.

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El centro social en datos (de 2015)

  • 131 empleos conseguidos
  • 364 personas acogidas
  • 54 bicicletas entregadas por "Angels by bike"
  • 194 alumnos en cursos
  • 75 certificados de cualificación profesional expedidos
  • 7 convenios de voluntariado
  • 156 voluntarios
  • 101 voluntarios en cursos de formación

+ información: www.fundacioniramas.org | www.parroquiasanjosemaria.org