“Organizar un campo de trabajo siempre está lleno sorpresas –señala el Ing. Juan Carlos Vásconez, Director de Ilinizas- pero la principal sorpresa es constatar la buena voluntad y el compromiso de los chicos que participan. En Ilinizas no habíamos montado una actividad de este estilo desde el campo de Trabajo del 2000 en Imantag, Provincia de Imbabura, y fueron los mismos asistentes a los medios de formación de la Residencia quienes nos pidieron hacerlo de nuevo. Buscando un destino diferente, decidimos atender durante diez días las labores de trabajo asistencial del Santuario de Nuestra Señora del Cisne. La idea entusiasmó a los chicos”.
La devoción a la Virgen del Cisne es una de las manifestaciones de piedad popular mariana más fuertes en el Ecuador. El Santuario se levanta cerca de la frontera con Perú, a quince horas en bus desde Quito, y es meta de peregrinaciones de miles de devotos no sólo del Ecuador sino también del Perú.
Entre el jueves 24 de julio y el domingo 3 de agosto, quince universitarios de Ilinizas se desplazaron al Santuario para trabajar en diversas tareas de asistencia y mantenimiento: efectuaron reparaciones eléctricas, pintaron algunas paredes del Santuario y demolieron una antigua edificación del lugar, poniendo los cimientos para la que será alzada en su reemplazo. Juan Carlos Aguilar, Roberto Estévez y Washo Rodríguez estuvieron encargados de la parte material del Campo. “Fue muy bonito –agrega el Ing. Vásconez- ver el empeño y profesionalidad que ponían estos universitarios para preparar todas las actividades antes del viaje. Pronto se convirtieron en el brazo derecho del Ab. Pablo Cordero, director del Campo de Trabajo”.
Herbert Vizcarra, estudiante de Medicina y otro de los universitarios presentes en el Campo de Trabajo señala que “entre las actividades realizadas en el campo de trabajo una de las más interesantes fue la catequesis impartida a los monaguillos del Santuario. Ellos son unos chicos entre 10 a 12 años que viven en El Cisne y han sentido la necesidad de ayudar a los sacerdotes. Son un grupo de quince chicos. Lo más divertido fueron los partidos de fútbol con estos muchachos, quienes mostraron muy buenas cualidades para dominar el balón. Fue muy interesante además, estar en un ambiente mariano, lo cual permite tener más presencia de Dios y cumplir con más cariño un Plan de Vida espiritual.
