Sumario
1. ¿Cuál es el sentido de los colores en la Misa?
2. ¿Qué significan los colores del año litúrgico en la Misa?
- Morado
- Verde
- Blanco
- Rojo
1. ¿Cuál es el sentido de los colores en la Misa?
“Durante el transcurso del año [la Iglesia] desarrolla todo el Misterio de Cristo y conmemora las fiestas de los Santos”[1]. De este modo, a lo largo del año recorremos distintos episodios de la vida del Señor y de la historia de la salvación. En este caminar de la Iglesia, los colores y las formas de las vestiduras litúrgicas manifiestan estos Misterios que se hacen presentes en la diversidad de tiempos litúrgicos[2].
La Iglesia nos presenta en cada Misa los colores que mejor evocan las acciones salvíficas de Jesucristo y su eficacia sacramental en el transcurso del año litúrgico. Así hay una unidad armónica entre todo lo que compone la Santa Misa: palabras, gestos, acciones y objetos.
Cada uno de los colores utilizados para las vestiduras de las diversas fiestas tiene un significado preciso. Los más importantes son cuatro: blanco (Pascua), verde (Tiempo Ordinario), rojo (Domingo de Ramos, Viernes Santo, Pentecostés), violeta (Adviento, Cuaresma, Misas de difuntos).
Textos de san Josemaría para meditar
Ten veneración y respeto por la Santa Liturgia de la Iglesia y por sus ceremonias particulares. —Cúmplelas fielmente. —¿No ves que los pobrecitos hombres necesitamos que hasta lo más grande y noble entre por los sentidos? (Camino, n. 522)
En la Iglesia descubrimos a Cristo, que es el Amor de nuestros amores. Y hemos de desear para todos esta vocación, este gozo íntimo que nos embriaga el alma, la dulzura clara del Corazón misericordioso de Jesús. (Lealtad a la Iglesia, n. 21)
Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos.
Quizá, a veces, nos hemos preguntado cómo podemos corresponder a tanto amor de Dios; quizá hemos deseado ver expuesto claramente un programa de vida cristiana. La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Santa Misa, aprender en la Misa a tratar a Dios, porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros.
Permitid que os recuerde lo que en tantas ocasiones habéis observado: el desarrollo de las ceremonias litúrgicas. Siguiéndolas paso a paso, es muy posible que el Señor haga descubrir a cada uno de nosotros en qué debe mejorar, qué vicios ha de extirpar, cómo ha de ser nuestro trato fraterno con todos los hombres. (Es Cristo que pasa, n. 88)
Hemos de recibir al Señor, en la Eucaristía, como a los grandes de la tierra, ¡mejor!: con adornos, luces, trajes nuevos...
-Y si me preguntas qué limpieza, qué adornos y qué luces has de tener, te contestaré: limpieza en tus sentidos, uno por uno; adorno en tus potencias, una por una; luz en toda tu alma. (Forja, n. 834)
2. ¿Qué significan los colores del año litúrgico en la Misa?
Morado
Los ornamentos litúrgicos morados se utilizan en las Misas de los llamados “tiempos fuertes” -Adviento y Cuaresma- y de difuntos (cfr. IGMR, n. 346). Esto se debe a que “es un color discreto y serio. Simboliza la austeridad, la penitencia, la profundización espiritual y la preparación. (...) El morado se obtiene de la combinación del rojo y del azul. En esta mezcla algunos autores ven la unión entre el color rojo, que simboliza el amor, y el azul, que simboliza la inmortalidad. Otros ven la unión entre el cielo, que se representa en el azul, y el rojo, que representa a la tierra”[3].
En este sentido, el color morado en las Misas de difuntos despierta en nosotros la visión sobrenatural, la cercanía de Dios, ante la realidad de la muerte. Al mismo tiempo, durante los tiempos fuertes, el morado mantiene presente el espíritu de penitencia al que invita la Iglesia en estos periodos. Sin embargo, se puede utilizar, optativamente, el color rosa “los domingos de Gaudete (el tercer domingo de Adviento) y Laetare (el cuarto domingo de Cuaresma) para recordar a los ayunadores y penitentes sobre la cercanía de la Navidad y la Pascua, y por tanto el cese de la penitencia”[4].
Verde
El verde se utiliza en las Misas del Tiempo Ordinario. Mientras que durante la Navidad se considera el comienzo de la vida de Jesús y durante la Pascua el final, el Tiempo Ordinario no celebra un misterio particular sino la globalidad del misterio de Cristo[5]: su predicación, humildad, señorío, humanidad, divinidad y misión. Este tiempo se sitúa después de Navidad hasta Cuaresma y después de Pascua hasta Adviento.
El simbolismo del color verde se asocia al mundo de la naturaleza y de la vegetación, evocando las ideas de fecundidad, abundancia, reflorecimiento y vigor (todos asociados con su nombre en latín viridis, viriditas). Tal vez de allí se desprende su significado de esperanza[6]. Al ser el color propio de este tiempo, la Liturgia invita a vivir con la esperanza que caracteriza estos periodos: la esperanza por la venida del Mesías y la esperanza por la Resurrección salvadora[7].
Blanco
Generalmente el blanco se asocia a la paz, la serenidad, la pureza o lo divino. La Iglesia ha entendido este color también como símbolo de la santidad de Dios, por lo que en la liturgia de la Misa vemos el color blanco en “los Oficios y en las Misas del Tiempo Pascual y de la Natividad del Señor; además, en las celebraciones del Señor -que no sean de su Pasión-, de la bienaventurada Virgen María, de los Santos Ángeles, de los Santos que no fueron Mártires, en la solemnidad de Todos los Santos (1º de noviembre), en la fiesta de San Juan Bautista (24 de junio), en las fiestas de San Juan Evangelista (27 de diciembre), de la Cátedra de San Pedro (22 de febrero) y de la conversión de San Pablo (25 de enero)” (Instrucción General del Misal Romano (IGMR), n. 346).
En las fiestas de la Santísima Virgen, donde habitualmente se utiliza el blanco, se admite también el uso de ornamentos de color azul celeste porque simbolizan su pureza y virginidad. El uso de este color es un privilegio que goza España y los países hispanos, concedido el 12 de febrero de 1883 según decreto promulgado por la Sagrada Congregación de Ritos para la fiesta de la Inmaculada y su octava[8]. Actualmente se conserva este privilegio aunque reducido a la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María (8 de diciembre), y los sábados en que se utilice esta misa votiva[9].
Rojo
La liturgia utiliza el color rojo en las Misas del Espíritu Santo, que descendió sobre los Apóstoles como lenguas de fuego, y para las Misas de la Pasión y de los mártires. Podríamos decir que la elección del color evoca simbólicamente el fuego del Espíritu Santo y la sangre de los mártires[10], y en primer lugar la Sangre de Cristo derramada por nosotros.
De acuerdo con la Instrucción General del Misal Romano, los ornamentos rojos se usan “el domingo de Pasión y el Viernes Santo, el domingo de Pentecostés, en las celebraciones de la Pasión del Señor, en las fiestas natalicias de Apóstoles y Evangelistas y en las celebraciones de los Santos Mártires” (n. 346). Todas estas son ocasiones en las que contemplamos el misterio del amor de Dios por los hombres a través del dolor y el sacrificio.
Textos de san Josemaría para meditar
El arte sagrado debe llevar a Dios, debe respetar las cosas santas; está ordenado a la piedad y a la devoción. Durante muchos siglos, el mejor arte ha sido el religioso, porque se sometía a esa regla; porque salvaba, en todo, la naturaleza propia de su fin. (Carta nº 3, 22b)
¿Qué mejor manera de comenzar la Cuaresma? Renovamos la fe, la esperanza, la caridad. Esta es la fuente del espíritu de penitencia, del deseo de purificación. La Cuaresma no es sólo una ocasión para intensificar nuestras prácticas externas de mortificación: si pensásemos que es sólo eso, se nos escaparía su hondo sentido en la vida cristiana, porque esos actos externos son —repito— fruto de la fe, de la esperanza y del amor (Es Cristo que pasa, n. 57).
Asistiendo a la Santa Misa, aprenderéis a tratar a cada una de las Personas divinas: al Padre, que engendra al Hijo; al Hijo, que es engendrado por el Padre; al Espíritu Santo que de los dos procede. Tratando a cualquiera de las tres Personas, tratamos a un solo Dios; y tratando a las tres, a la Trinidad, tratamos igualmente a un solo Dios único y verdadero. Amad la Misa, hijos míos, amad la Misa. Y comulgad con hambre, aunque estéis helados, aunque la emotividad no responda: comulgad con fe, con esperanza, con encendida caridad. (Es Cristo que pasa, 91)
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[1] Normas universales sobre el año litúrgico y el calendario, n. 1.
[2] cfr. Zaccaria, G., Gutiérrez Martín, J.L. (2016). Liturgia: un'introduzione. EDUSC.; Instrucción General del Misal Romano (IGMR), n. 345.
[3] Liturgia Papal. (2017). Ornamentos Morados. El Manual de Liturgia. Recuperado 22 de junio de 2022.
[4] Idem.
[5] cfr. Abad Ibáñez, J.A. (1996) La celebración del Misterio Cristiano. EUNSA
[6] cfr. Piccolo Paci, S. (2008). Storia delle vesti liturgiche. Forma, immagine e funzione, Àncora, Milano, p. 240.
[7] cfr. Granda. (2018). ¿Sabes Qué significan los colores litúrgicos? Talleres de arte Granda. Recuperado 22 de junio de 2022.
[8] cfr. Ripoll, J. (2018). El privilegio español del color azul. Liturgia con espíritu. Recuperado 24 de junio de 2022.
[9] cfr. Liturgia Papal. (2015). Ornamentos azules. El Manual de Liturgia. Recuperado 22 de junio de 2022.
[10] Liturgia Papal. (2017). Ornamentos rojos. El Manual de Liturgia Recuperado junio 22 de 2022.