Hace 40 años, el Beato Álvaro del Portillo, colaborador estrecho de san Josemaría y su primer sucesor al frente del Opus Dei, estuvo en el país en mayo de 1983, dejando innumerables mensajes.
Era el 24 de mayo de 1983: hace ahora cuarenta años. Lejos en el tiempo pero siempre fresco en la memoria del corazón permanecía inalterable la gratitud por haber tenido al Fundador del Opus Dei, en Bogotá, unos minutos, el 15 de agosto de 1974. Con el dolor, suyo y nuestro, de no poder bajar del avión por disposición de los médicos. El Vicario Regional, Mons. Ugo Puccini, pudo verlo y manifestarle nuestro cariño. San Josemaría expresó su contrariedad, al tiempo que su aceptación de la Voluntad de Dios, por no haber visto a sus hijos colombianos, algo que anhelaba desde muchos años antes. Don Álvaro le acompañaba; por eso, en una tertulia en la Universidad de La Sabana, manifestó que tenía que cumplir dos deberes al visitar el país: venir a Colombia en cuanto fuese posible, para hacer lo que quiso hacer nuestro Padre y no pudo hacer y visitar Nuestra Señora de Chiquinquirá.