En Fundación, la tierra del cayeye, el Rosario se reza a las 7:45 p.m.

Los fundanenses son alegres, trabajadores e inspiradores. No en vano en esa región, cerca de Aracataca, transcurrieron varias obras del nobel Gabriel García Márquez.

Guillermo toma una selfie con algunos amigos de la labor apostólica

Es muy difícil encontrar un fundanense triste. Los habitantes de Fundación, un municipio localizado a 96 kilómetros de Santa Marta y a unos 660, en línea recta con Bogotá, componen, tocan algún instrumento musical o cantan.

Por esta región –que antiguamente se denominaba como la Provincia de Padilla-, con gaitas y guacharacas hechas con cañas y acompañados de pequeños tambores nació el vallenato, ritmo musical que ahora es mundialmente conocido.

Los fundanenses son alegres, trabajadores e inspiradores. No en vano en esa región, cerca de Aracataca, transcurrieron varias obras del nobel Gabriel García Márquez. Tierra famosa por su experticia culinaria donde abunda la yuca con suero, el patacón con queso costeño, arepas y empanadas fritas y el famoso cayeye –un guineo o plátano dulce cocido con queso rallado-. Caso aparte lo conforman sus reconocidos dulces de coco, mango, cocadas, alegrías y el inolvidable arroz de leche.

Parque 7 de agosto, ubicado frente a la parroquia San Rafael.
Parque 7 de agosto, ubicado frente a la parroquia San Rafael, Fundación, Magdalena. Foto tomada de https://www.elinformador.com.co/

En Fundación las celebraciones de Semana Santa son concurridas y los templos de María Auxiliadora, el Señor de Los Milagros y en especial el de San Rafael se engalanan para la ocasión. Tienen, además, una especial devoción por la Santísima Virgen.

Un rosario por google meet 

“En los chats nos informaban lo mal que lo estaban pasando algunos enfermos por el Covid 19 y fue cuando Sandra Charry, cooperadora de la Obra me sugirió rezar un Rosario y para que más personas pudieran rezar con nosotros, lo haríamos a través de Google Meet, una aplicación de fácil conexión, donde hasta 100 familias podían participar. Comenzamos unas 10 conexiones, en cada una había una persona o una familia, y poco a poco contaron sus experiencias a conocidos y amigos y aumentó el número de partícipes”, narra Guillermo Serrano, un supernumerario del Opus Dei. 

“Así fueron llegando peticiones por la salud de varios enfermos. Al poco tiempo comenzamos a llevar un cuaderno con los nombres de las personas con Covid-19, que con gran alegría borraba de la lista cuando reportaban que ya estaban bien de salud, y otras desafortunadamente --y fueron bastantes-- fallecieron, pero hacíamos lo posible para que los parientes llevaran al sacerdote para que les dieran la Unción de los Enfermos, y después rezábamos el novenario”, agrega. “Como muchas personas recuperaron la salud, nos comenzaron a llamar de Bogotá, Valledupar, Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, Panamá, Estados Unidos y hasta de Brasil. Se conectaban también para rezar el Santo Rosario y muchos lo siguen haciendo”, manifiesta Guillermo.

Las intenciones van cambiando de lugar
Las intenciones se llevan a mano y se van registrando las nuevas y borrando las cumplidas

Recuerda que el día que dieron de alta a Monseñor Ugo Pucini, Obispo Emérito de Santa Marta, él quiso rezar un misterio y por supuesto, en minutos, llegó a 100 el número de conexiones y quedaron muchos por fuera. La salud de Monseñor Ugo fue una de las intenciones principales durante su hospitalización al contraer covid, aunque estuvo muy grave, no tiene ninguna secuela de de su paso por la UCI.

“¿Cómo rezamos el Rosario?, nos preguntan. Lo rezamos con devoción, de lunes a domingo, comenzando con la Visita al Santísimo, Comunión Espiritual, Acto de Contrición que hacemos en silencio, una pequeña meditación entre misterio y misterio, pedimos por la Iglesia, las intenciones del Papa, las necesidades del Estado, por el señor Obispo y por las almas del purgatorio. Al final pedimos por el aumento de vocaciones al Opus Dei, especialmente de numerarios”, cuenta Guillermo mientras narra que la hora se escogió para mitigar también un poco el calor de Fundación y es el momento cuando una brisa suave baja de la Sierra Nevada de Santa Marta.

90 participantes acompañaron el Rosario cuando asistió Mon. Hugo Pucini, Obispo Emérito de Santa Marta
90 participantes acompañaron el Rosario cuando asistió Mon. Hugo Pucini, Obispo Emérito de Santa Marta

Linda -como le dice cariñosamente a María del Pilar Romero, su esposa-, se encarga de enviar los links, llamar a sus amigas y con Sandra Charry, llevan los controles y coordinan otros temas como oraciones y peticiones que siguen llegando a diario, explica Guillermo.

Una tradición de san Josemaría

En diciembre de 1931, en el marco de la novena a la Inmaculada Concepción, san Josemaría escribió “de un tirón” Santo Rosario, un pequeño libro en el que anotó una serie de consideraciones sobre los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

La breve obra -llamada “folletico” por san Josemaría- la escribió después de celebrar la Misa en la iglesia madrileña del Patronato de Santa Isabel, de la que entonces era capellán. Se publicó por primera vez en Madrid en 1934, luego de su circulación en forma de copias a principios de 1932. A lo largo de su vida, san Josemaría fue devoto de esta oración mariana. Para él, la continua repetición del Avemaría era de gran valor, pero también pensaba que la mente podía adentrarse en la contemplación de los misterios. La contemplación precisamente da contenido a la repetición del Avemaría.

El texto de Santo Rosario busca ayudar a que el lector logre contemplar, la vida Cristo y de la Virgen María. La contemplación de los quince misterios significa asistir, introducirse y vivir las distintas escenas que nos presenta el Evangelio.

El mismo san Josemaría escribió sobre la contemplación de los misterios del Rosario: “Hazte pequeño. Ven conmigo y -éste es el nervio de mi confidencia- viviremos la vida de Jesús, María y José. Cada día les prestaremos un nuevo servicio. Oiremos sus pláticas de familia. Veremos crecer al Mesías. Admiraremos sus treinta años de oscuridad… Asistiremos a su Pasión y Muerte. Nos pasmaremos ante la gloria de su Resurrección… En una palabra: contemplaremos, locos de Amor (no hay más amor que el Amor), todos y cada uno de los instantes de Cristo Jesús”.

San Juan Pablo II, al referirse a esta pequeña obra del fundador del Opus Dei, dijo: “Santo Rosario, un hermoso opúsculo de san Josemaría que se inspira en la infancia espiritual, disposición del alma propia de quienes quieren llegar a un abandono total en la voluntad divina”.

“Su devoción mariana -dijo Mons. Serafim de Sousa, obispo de Leíria-Fátima- nació en Barbastro, en el regazo de su madre; creció y casi se consagró en Torreciudad, y se fue robusteciendo con más energía en otros santuarios, desde Fátima a Guadalupe. Fátima, sin embargo, era para él un lugar predilecto y podemos decir que Josemaría Escrivá es el primer peregrino de Fátima canonizado”.

San Josemaría habla del rezo del Rosario

Una de las costumbres de mayor piedad de San Josemaría fueron sus romerías. Se recuerda que por los años cincuenta recorrió casi todas las iglesias, basílicas y ermitas donde se veneraba a la Virgen y también rezó frente a las imágenes de Guadalupe en México, Aparecida en Brasil, Nuestra Señora de Luján en Argentina y quiso también visitar a Nuestra Señora de Chiquinquirá, pero no pudo por su repentino fallecimiento. No obstante, en 1983, el beato Álvaro del Portillo cumplió la promesa.

El beato Álvaro en Colombia habla de la Virgen de Chiquinquirá

Ahora, desde Fundación, a las 7 y 45 de la noche, devotos de la Virgen de distintas partes de la ciudad, de Colombia y el mundo, siguen el ejemplo del amor de San Josemaría, quien dijo en más de una oportunidad: «Si en algo quiero que me imitéis, es en mi amor a la Señora».


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