San Josemaría: un amigo inesperado

¿Buscas trabajo o deseas emprender? ¡No te pierdas estas tres historias!

Este dos de octubre la Iglesia celebra los 91 años desde que san Josemaría, por aquel entonces un joven sacerdote de 26 años, vio al Opus Dei. “Recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé —estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática— di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Ángeles”, contaba con reserva. [1]

Su mensaje ha ido calando en los corazones de cientos de chilenos, que han visto renovado su día a día al descubrir que “cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios”. [2]

“cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios”

Estas son las historias de tres personas que, conociendo su mensaje a través de un amigo, un sacerdote o simple casualidad, pidieron su intercesión para encontrar trabajo. Y descubrieron cómo dar un sentido cristiano a su labor profesional.

El santo de los emprendedores

Enzo es un joven electricista proveniente de Venezuela. Obedeciendo a una promesa que había hecho, el sábado dos de febrero de este año, fue de voluntario a instalar nuevas luminarias en las imágenes de la Virgen Gruta de Lourdes y Jesús de Nazareth, ubicados en la Iglesia San Andrés, en Santiago.

A media mañana “mientras realizaba el trabajo prometido a la Virgen y a Nuestro Señor, se me acercó el padre Luis Cerón, párroco de esta iglesia, y me obsequió una estampita de san Josemaría Escrivá.” Cuenta que al día siguiente pudo leerla con atención y la dejó sobre una impresora, quedándosele grabada una frase: “El trabajo profesional”.

“Pienso firmemente que cada contratación de mis servicios como empresa eléctrica ha sido gracias a la fe en Dios y a la intercesión de san Josemaría” señala Enzo.

Enzo explica que en ese momento estaba desarrollando un proyecto para controlar máquinas de café (Global Control), pero que enfrentaba ciertas dificultades y, “con el transcurrir de los días sentía que el tiempo jugaba en mi contra para culminarlo y así poder sustentar mi empresa y estadía en este país”.

Teniendo en cuenta que existía una falla que no le permitía poner en funcionamiento el proyecto como él esperaba, “un día miré hacia mi impresora y allí estaba parte de la solución: era una cara amable con unos anteojos peculiares que me motivó a leer la novena”. Fue entonces cuando se dio cuenta que san Josemaría estaba allí para apoyarlo en su trabajo profesional. “Encontré la solución de mi proyecto para poder avanzar”, cuenta con alegría. Tres semanas después se hizo realidad el funcionamiento del proyecto Global Control.

"¡Gracias san Josemaría Escrivá! Me gustaría que muchos emprendedores te busquen e intercedas por ellos ante Dios"

¡Gracias san Josemaría Escrivá! Me gustaría que muchos emprendedores te busquen e intercedas por ellos ante Dios, para que sigamos viendo los milagros por los que intercedes, ayudándonos en nuestro trabajo profesional. Que así sea”.

Por el impulso de una amiga

Bernardita conoció la vida de san Josemaría en el colegio Los Alerces y posteriormente en la Universidad de los Andes, en Santiago de Chile. Luego de cinco meses buscando trabajo, el tres de abril de este año, “una amiga me contó que había rezado la novena del trabajo y que gracias a eso finalmente consiguió uno”. Recordó entonces que justo hacía unos días “haciendo orden en mis cajones, había encontrado una novena y que la había dejado a mano por si acaso”.

Bernardita acaba cumplir 6 meses en su trabajo.

Su amiga la motivó a que la leyera. “Confiando plenamente en que san Josemaría me iba a escuchar, empecé a rezarla. Dos días después fui a mi primera entrevista y el diez de abril, justo antes que de terminar de rezar la novena, tuve mi cuarta y última entrevista”. Cuenta emocionada: “el noveno día decidí ir a misa y en la tarde recibí la llamada de que ¡había sido contratada!”

Fe y paciencia

Gabriel, de profesión ingeniero, oriundo de Valparaíso, estuvo mucho tiempo sin trabajo. “Un día mi polola me entregó la novena de san Josemaría luego que una clienta se la regalara. Me llamó la atención y decidí rezarla”.

“Estoy muy agradecido de san Josemaría, antes de que mi polola me entregara la novena ninguno de los dos lo conocía”

“En ese momento me llamaron de una minera muy importante del norte para iniciar un proceso de selección”. Comenta que se confió tanto en la intercesión de san Josemaría que “en medio del proceso me ofrecieron trabajo en otro lado, pero me arriesgué y lo rechacé para así quedar en el que yo realmente quería y por el cual había comenzado la novena. ¡Cinco meses después empezaba a trabajar allí!”.

“Aprendí a ver el trabajo de otra manera, haciéndolo por amor a Dios” señala Gabriel (en la fotografía)

“Estoy muy agradecido de san Josemaría, antes de que mi polola me entregara la novena ninguno de los dos lo conocía”, agregando que ahora lleva la oración a todos lados. ¡Gracias san Josemaría!”.

Estos relatos nos remontan a ese lluvioso día de 1974, cuando en el colegio Tabancurasan Josemaría contó: “quiso el Señor que apareciera el Opus Dei, una movilización de cristianos que supieran sacrificarse gustosos por los demás, que hicieran divinos los caminos humanos de la tierra, todos, santificando cualquier trabajo noble, cualquier trabajo limpio, cualquier quehacer terreno (…)”.

Si quieres rezar la novena haz clic acá


[1] Relato incluido en "El Fundador del Opus Dei" de Andrés Vázquez de Prada (capítulo V, volumen I) publicado en Rialp.

[2] Homilía pronunciada en el campus de la Universidad de Navarra, el 8-X-1967.