San Josemaría y la Virgen de la Almudena

El 9 de noviembre se celebra la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid. San Josemaría, durante los años 30, acudía frecuentemente a rezar de rodillas ante su imagen.

Detalle de la escultura de san Josemaría en la Catedral de La Almudena (Madrid). Foto: Álvaro García Fuentes.

“Cuántas horas de caminar por aquel Madrid mío, cada semana, de una parte a otra, envuelto en mi manteo! (…) Aquellos rosarios completos, rezados por la calle –como podía- pero sin abandonarlos, diariamente”.

San Josemaría y la Virgen de la Almudena

Durante los años treinta era frecuente que san Josemaría se detuviera para orar de rodillas frente a la imagen de la Virgen de la Almudena, Patrona de Madrid, que se encuentra en un nicho dentro de la muralla, al final de la calle Mayor. Era una manifestación de su amor a la Virgen y de su espíritu de contemplación constante. Enseñaba a ser, en palabras suyas, “contemplativos en medio de la calle”.

De © José Luiz Bernardes Ribeiro, CC BY-SA 3.0 (Wikipedia)

¿Por qué se llama “Almudena”?

El nombre Almudena proviene de Almudaina, que en árabe significa almacén de trigo. Evoca un almacén próximo al lugar donde estaba escondida la imagen.

La tradición cuenta que cuando los musulmanes estaban a punto de entrar en Madrid, los cristianos de la ciudad escondieron una estatua de la Virgen en la muralla para que no fuera profanada; y que al reconquistar la Villa el rey cristiano Alfonso VI, se desmoronó milagrosamente la muralla y quedó al descubierto la imagen de la Virgen.

La catedral de la Almudena

Esta catedral cuenta con una larga historia. En 1663, reinando Felipe IV, se puso la primera piedra. Dos siglos más tarde, a finales del XIX, el rey Alfonso XII encargó este proyecto al Marqués de Cubas con el deseo de que se enterrara allí a su primera esposa, fallecida prematuramente, Mercedes de Orleans.

Sin embargo, el proyecto quedó interrumpido durante la mitad del siglo XX. En 1950 se construyeron algunos muros y quedó paralizado de nuevo hasta el 15 de junio de 1993, cuando el Papa San Juan Pablo II consagró esta catedral. Mercedes de Orleans fue enterrada por fin en esta catedral, bajo la Virgen de la Almudena, en noviembre del año 2000.

San Josemaría Escrivá en la catedral de la Almudena

En el interior de la catedral, hay una capilla dedicada a san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.

Capilla dedicada a san Josemaría Escrivá de Balaguer. Foto: Álvaro García Fuentes

El escultor de la imagen y los altorrelieves, Venancio Blanco, explicaba: “No conocí personalmente al Padre, pero tuve oportunidad de profundizar en su persona y en su obra a través del proyecto escultórico que se me encargó con destino a la capilla a él dedicada en la Catedral de la Almudena de Madrid. Cuando se me propuso, fui consciente de la dificultad y la responsabilidad que ello entrañaba”.

Fundida en bronce, la pieza ocupa el centro de la Capilla. “He pretendido reflejar en ella -continuaba Venancio Blanco- los profundos valores que san Josemaría encarnó en su vida, así como su gran humanidad y honda espiritualidad (...). He querido destacar la postura de las manos, que adelanta hacia el que llega, ofreciéndole su abrazo entrañable. Es un gesto cordial, que invita y anima al mismo tiempo a acercarse a Dios”.

En el altorrelieve inferior izquierdo se evoca la costumbre de Josemaría Escrivá de orar de rodillas ante la Virgen de la Almudena, en la Cuesta de la Vega. Una placa, en la propia capilla, cuenta la historia. En el altorrelieve inferior derecho se representa al Fundador del Opus Dei atendiendo a un enfermo agonizante. Este enfermo, de etnia gitana, falleció en el Hospital General de Madrid con gran contrición, un domingo de febrero de 1932. “He aprendido de un gitano -recordaba san Josemaría- a hacer un acto de contrición”.

Escribía el Fundador en sus Apuntes el 16 de febrero de 1932, que le habían dicho que un moribundo no quería recibir los santos sacramentos. “Fui a saludarle (...). Era un gitano, cosido a puñaladas en una riña. Al momento, accedió a confesarse. No quería soltar mi mano y, como él no podía, quiso que pusiera la mía en su boca para besármela. Su estado era lamentable: echaba excrementos por vía oral. Daba verdadera pena.

Con grandes voces dijo que juraba que no robaría más. Me pidió un Santo Cristo. No tenía, y le di un rosario. Se lo puse arrollado a la muñeca y lo besaba, diciendo frases de profundo dolor por lo que ofendió al Señor”.

Continuaba explicando el Fundador del Opus Dei que le habían contado poco después que el gitano murió con muerte “edificantísima”, diciendo entre otras frases, al besar el Crucifijo del rosario:

-“Mis labios están podridos, para besarte a Ti.

-Pero, ¡si le vas a dar un abrazo y un beso muy fuerte enseguida, en el cielo!”.

La Sagrada Familia

En la capilla, hay una vidriera que representa una escena de la Sagrada Familia con la leyenda: erat fabri filius (Era el hijo del artesano), aludiendo a los años de vida de trabajo de Jesús en Nazaret. San Josemaría hacía ver, al contemplar a Jesús que trabaja, como cualquiera de nosotros, que nuestro trabajo tiene un sentido, una dimensión divina, que debemos descubrir.

Bajo la escena de la Sagrada Familia está representado el globo terráqueo, que evoca las enseñanzas de san Josemaría sobre la santificación de las realidades humanas tal y como recordaba en la homilía Amar al mundo apasionadamente: “Lo he enseñado constantemente con palabras de la Escritura Santa: el mundo no es malo, porque ha salido de las manos de Dios, porque es criatura suya, porque Yaveh lo miró y vio que era bueno”.

En uno de los relieves se representa a San Gabriel, San Miguel y San Rafael. En el otro, a San Pablo, San Pedro y San Juan.