Predilecta Barcelona

Biografía de MONTSE GRASSES. SIN MIEDO A LA VIDA, SIN MIEDO A LA MUERTE. (1941-1959) por José Miguel Cejas. EDICIONES RIALP MADRID

El 8 de diciembre de ese mismo año, fiesta de la Inmaculada, el Papa volvió a recibir al fundador del Opus Dei. Y el 2 de febrero de 1947 fiesta de la Presentación de la Virgen, Pío XII promulgó la Constitución Apostólica "Provida Mater Ecclesia". Se iba allanando, de la mano de la Virgen, poco a poco, el camino. Pocas semanas después, el 24 de febrero de 1947, se concedió al Opus Dei el "Decretum laudis", la primera aprobación pontificia que sería definitiva el 16 de junio de 1950.

Una de las preocupaciones de don Josemaría sus primeros años romanos era conseguir un lugar adecuado para la Sede central del Opus Dei, como le habían recomendado altos eclesiásticos. Después de sortear numerosas dificultades económicas, encontró un lugar apropiado en la calle Bruno Buozzi, en el barrio del Parioli. Había sido sede de la embajada de Hungría ante la Santa Sede y se lo ofrecían a buen precio.

Pero en julio de 1947 aquellos edificios eran todavía un sueño por realizar. Por lo pronto, seguían viviendo allí unos inquilinos húngaros, que no tenían demasiada prisa por marcharse -contra todo derecho, porque Hungría, tras la ocupación de los comunistas, no mantenía relaciones con la Santa Sede- y el Fundador ya no podía esperar más; así que, urgido por las circunstancias, no tuvo más remedio que instalarse en la pequeña portería de la entrada junto con algunos miembros del Opus Dei. Aquellas estrecheces no le suponían ninguna novedad: la pobreza era una antigua compañera de viaje...

Lo malo es que mientras vivió en aquella portería durmió con frecuencia en el suelo, y en marzo de 1948, el frío le produjo una parálisis facial "a frigore"...

Al fin se marcharon los inquilinos, en febrero de 1949. Unos meses antes, en la fiesta de San Pedro de 1948, erigió en aquel edificio, que denominó "Villa Tevere", el Colegio Romano de la Santa Cruz.

"'Colegio' -explicó- porque (...) es una reunión de corazones que forman -'consummati in unum'- un solo corazón, que vibra con el mismo amor (...).

'Romano', porque nosotros, por nuestra alma, por nuestro espíritu, somos muy romanos. Porque en Roma reside el Santo Padre, el Vice-Cristo, el dulce Cristo que pasa por la tierra.

'De la Santa Cruz', porque el Señor quiso coronar la Obra con la Cruz, como se rematan los edificios, un 14 de febrero... Y porque la Cruz de Cristo está inscrita en la vida del Opus Dei desde su mismo origen, como lo está en la vida de cada uno de mis hijos. Y también porque la Cruz es el trono de la realeza del Señor, y hemos de ponerla bien alto, en la cima de todas las actividades humanas".

Con un fin similar erigió también en Roma, años más tarde, el 12 de diciembre de 1953, un Centro Internacional de formación para las mujeres del Opus Dei: el Colegio Romano de Santa María.

Desde allí, junto al corazón de la cristiandad, don Josemaría seguía impulsando la labor apostólica del Opus Dei en todo el mundo. Constantemente le llegaban noticias alentadoras del desarrollo de la Obra, a la que el Señor iba colmando de frutos y vocaciones.

Y también llegaba, de tarde en tarde, el eco lejano de alguna calumnia. A ellas aludió, el primer día del año de 1948 cuando escribió a sus hijos de Barcelona una carta en la que firmaba con el nombre de "Mariano".

"Que Jesús me guarde a mis hijos de Barcelona.

Queridísimos: unas palabricas para vosotros. Estoy muy contento de cómo lleváis las cosas, y muy contento también porque en esa queridísima -predilecta- Barcelona nunca nos falta la Santa Cruz. Pero, no tiene demasiada importancia -¡ninguna!- ese ambiente, de que habláis en vuestras notas: con alegría y sin ninguna preocupación, adelante. Seguid trabajando, llenos de sentido sobrenatural y de comprensión humana: estoy segurísimo de que el Señor, con la mediación de nuestra Madre de la Merced, ha de bendecir cada día más vuestra labor. ¡Cuántas cosas grandes y cuántas vocaciones van a salir de Cataluña!

Que me cumpláis las normas, que améis a la Iglesia, que sepáis perdonar siempre, que viváis con nuestra alegría de hijos de Dios, y que estéis seguros de que es muy agradable al Señor vuestra conducta.

Os quiere, os abraza, os bendice vuestro Padre

Mariano".