Llega el último año del colegio y crece la expectativa de los hijos por celebrar el cierre de esta etapa con un viaje junto a sus amigos. Playa, montaña, fiesta, deporte, son las posibilidades que suelen presentarse a la hora de pasar unos días con los compañeros de casi 12 años y vivir una experiencia, quizás la última compartida por todos, que quedará para siempre en el recuerdo del grupo.
Para las familias estos momentos suelen estar llenos de ilusiones y alegrías, pero también de incertidumbre. ¿Qué pasa cuando el proyecto de viaje que se plantea en el grupo de amigos de tu hijo no coincide con los valores familiares? Afrontar esta cuestión es un desafío, y puede ser una buena oportunidad para que los padres dialoguen con sus hijos.
Proponemos algunas preguntas que pueden ayudarlos a aprovechar el video, cuando lo veas con matrimonios amigos, con padres y madres de la escuela o en la parroquia:
Preguntas para el diálogo:
- ¿Qué puedo hacer para entender cómo piensan mis hijos? ¿Qué modelo de vida tienen mis hijos? ¿Y sus amigos? ¿Tengo una actitud abierta hacia ellos? ¿Procuro que la forma en que expongo mis ideas en nuestras conversaciones ayude a que mis hijos se abran conmigo? ¿Soy consciente de que puedo herir a mis hijos con mi falta de confianza? ¿Acepto y alabo sus propuestas positivas? ¿Les pregunto las motivaciones que justifican sus propuestas?
- ¿Entiendo y comparto la ilusión de mis hijos con su viaje de egresados, o lo considero como algo sin importancia? ¿Conocemos la realidad del viaje de egresados que propone el grupo del colegio? ¿Coincide con los valores que queremos enseñar a nuestros hijos?
- ¿Nos involucramos como pareja en la organización del viaje? Ante una propuesta que no nos acaba de convencer, ¿proponemos otra opción? ¿Nos preocupa la presión social de no aceptar un determinado viaje? ¿Sabemos transmitir a nuestros hijos, de una manera amable, cuáles son límites económicos que podamos tener el hogar? ¿Buscamos, en conjunto con los hijos, otra alternativa?
Propuestas para la acción
Meditar con la Sagrada Escritura y con el Catecismo de la Iglesia Católica
- Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. La familia es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Esta requiere el aprendizaje de la abnegación, de un sano juicio, del dominio de sí, condiciones de toda libertad verdadera. Los padres han de enseñar a los hijos a subordinar las dimensiones “materiales e instintivas a las interiores y espirituales” (CA 36). Es una grave responsabilidad para los padres dar buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, se hacen más aptos para guiarlos y corregirlos: «El que ama a su hijo, le corrige sin cesar [...] el que enseña a su hijo, sacará provecho de él» (Si 30, 1-2). «Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor» (Ef6, 4). (Catecismo de la Iglesia Católica, 2223).
- Corresponde a los que ejercen la autoridad reafirmar los valores que engendran confianza en los miembros del grupo y los estimulan a ponerse al servicio de sus semejantes. La participación comienza por la educación y la cultura. “Podemos pensar, con razón, que la suerte futura de la humanidad está en manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar”. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1917).
Meditar con el Papa Francisco
Meditar con san Josemaría