El amor de San Pablo a la Eucaristía está íntimamente unido a su preocupación por las comunidades que él iba fundando.
En esas comunidades, una de las primeras cosas que San Pablo les entregaba era precisamente la Eucaristía, esas palabras del Señor, "este es mi Cuerpo que será entregado por vosotros". En esas palabras de Jesucristo queda subrayado que en efecto Jesús muere por nosotros.
Cada vez que Jesús se hace presente en la Eucaristía, está también presente la Iglesia, porque Jesús muere por nosotros.
Esta seguridad, este conocimiento lo tenía San Pablo, no sólo por la experiencia de la Eucaristía, por vivir la Eucaristía, sino también por una experiencia personal que él había vivido camino de Damasco.
Precisamente el día de su conversión, ese día Jesús se le apareció y le dijo, Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y San Pablo le contestó, Señor, ¿quién eres? Y el Señor le dijo, yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Pero San Pablo no perseguía a Jesús, San Pablo perseguía a la Iglesia, pero para Jesús la Iglesia es el mismo. Por eso, cuando San Pablo más tarde, en esas comunidades de cristianos, celebraba la Eucaristía y escuchaba esas palabras del Señor, "este es mi Cuerpo que será entregado por vosotros", podría estar seguro de que es verdad, en este Cuerpo está la Iglesia, porque donde está Jesús, está la Iglesia, y donde está la Iglesia, está Jesús.
El amor de Dios, el amor de Jesús.
Vídeo publicado en 2008 con motivo del Año Paulino. El Año Paulino fue un jubileo convocado por el papa Benedicto XVI en conmemoración del bimilenario del nacimiento del apóstol Pablo de Tarso. Se celebró entre el 28 de junio de 2008 y el 29 de junio de 2009. Tuvo un marcado carácter ecuménico, según los deseos del pontífice.