
Voluntarios en su beatificación
El verano de 2013 recé numerosas estampas al beato Álvaro del Portillo para que intercediera por mí y me concediera la correspondencia de una chica.
El verano de 2013 recé numerosas estampas al beato Álvaro del Portillo para que intercediera por mí y me concediera la correspondencia de una chica.
Después de encomendarlo mucho a don Álvaro, los resultados demostraron que estaba perfectamente bien.
Ante la cercanía de la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrollará en Panamá del 22 al 27 de enero de 2019, ofrecemos una homilía predicada en Roma por el beato Álvaro del Portillo en 1985 con ocasión del Año internacional de la Juventud.
Hace poco más de tres años, me encontré de repente, sin saber por qué, debatiéndome entre la vida y la muerte, en una batalla brutal y frontal. Durante el tiempo que duró esta larga batalla, le vi la cara a la muerte. Pero, ¿qué fue lo que pasó? Os lo cuento gracias al beato Álvaro del Portillo.
En medio de la fiebre recé la estampa una vez más y le dije: “Don Álvaro, ya no puedo más. Sé que puedes resolver el problema del agua para facilitar la vida en la casa. Yo estoy enfermo y no puedo más...”.
Hace casi un mes, mi hermano y mi cuñada me llamaron para decirme que tenían pensado irse a vivir a España, porque ya no conseguían ni alimentos, ni medicinas, y que no estaban dispuestos a seguir viviendo bajo la presión de una inseguridad tal que les llevaba a desplazarse por las calles de la ciudad para lo netamente indispensable...
José Manuel Horcajo lleva nueve años al frente de la parroquia de san Ramón Nonato, un hospital de campaña en Puente de Vallecas (Madrid) abierto todo el día donde los vecinos se encuentran con Dios mientras salen, con ayuda, de la miseria. Es la obra social familiar Álvaro del Portillo. Hombres y mujeres destrozados por el hambre, el maltrato, las drogas, el alcohol y unos hogares en guerra civil, han muerto y han resucitado aquí. No es una manera de decir.
Había una parte del temario que estudiaba mucho, pero me costaba especialmente asimilar, así que le pedí ayuda al beato Álvaro del Portillo.
Con esa edad es muy difícil encontrar trabajo, porque la mayoría de empresas prefieren incorporar profesionales jóvenes, así que decidí empezar a rezar la estampa de don Álvaro...
«Mi familia estaba en un momento de crisis, pues mis padres se peleaban mucho y ya no se hablaban. Los dos andaban, incluso, pensando en separarse...». Así comienza este relato sobre un favor atribuido al beato Álvaro del Portillo.
Esta mujer peruana perdió varios bebés en el primer trimestre de embarazo y durante un año rezó por intercesión del beato Álvaro del Portillo.
Después de cinco horas, le dicen que parece un tumor cerebral en el nervio óptico y que hay que realizar un escaneo... Así comienza este favor atribuido al beato Álvaro del Portillo.