​The Dream Team: Dios, nuestro trabajo y nosotros (V)

Lizmar y Eliú, un matrimonio de locutores venezolanos, han afrontado muchas aventuras entre ellas cambiar de país y encontrar una nueva forma de hacer radio. Hoy, ven la mano de Dios detrás de su historia y descubren una “audiencia” infinita y eterna.

Cuando haces tu trabajo cara a Dios, se llena de sentido, tiene un propósito: servir a los demás y procurar que el bien sea común a todos. Esto hace que los católicos podamos construir un mundo más agradable en el que todos podamos ganarnos el Cielo. Esta es la intención con la que afrontan cada día Lizmar Perozo y Eliú Ramos, un matrimonio de locutores venezolanos, resididos junto a dos de sus tres hijos –Eliú, Elio y Mavi– en Chicago, Estados Unidos.

Lizmar nació en Maracaibo y obtuvo el título de locutora en la Universidad Central de Venezuela. Eliú, también venezolano de Ocumare del Tuy, Estado Miranda, recibió la certificación de locutor a los 18 años, siguiendo el ejemplo de su papá quién incursionó en la radio desde 1959. Luego se especializó en periodismo deportivo en la Universidad Simón Bolívar.

La vida y la profesión los unió. Además de haber formado una familia, actualmente están trabajando en Relevant Radio en español, emisora desde la que transmiten todas las mañanas el programa ‘’Siempre juntos’’, donde tocan temas de actualidad, fe y familia.

Antes de mudarse a Estados Unidos, vivían en Caracas y asistían con frecuencia a la parroquia Sagrada Familia de Nazaret, donde encontraron una catequesis para que su hijo Elio recibiera la Primera comunión, y ellos mismos se inscribieron en unos cursos de Orientación familiar. Este fue su primer encuentro con el mensaje de San Josemaría Escrivá: nos gustó muchísimo saber que podíamos santificar nuestro trabajo e incidir positivamente en la sociedad desde nuestra posición. Esto encendió una luz en nosotros y nos ayudó a ver nuestra misma realidad pero con una dimensión más profunda. Así descubrimos la vocación al Opus Dei como Supernumerarios.

Reconocen que el mensaje sobre la santificación del trabajo los llenó de esperanza, porque de esta forma toda labor –grande o pequeña– si está bien hecha, por amor a Dios y a los demás, nunca se pierde, porque nuestra “audiencia” es infinita y eterna. Por eso, empezamos cada jornada en la radio con una oración para ofrecer el trabajo y, al presentar un nuevo segmento, intentamos recordar nuestro ofrecimiento. Así nuestro día, lleno de invitados, noticias, conexiones, se convierte también en una oración permanente que nos permite vivir la filiación divina, sabiendo que el primero que nos escucha es nuestro Padre Dios.

Ambos consideran que una experiencia especial es el haber entendido, después de unos años, cuál era el plan que “desde arriba” les tenían preparado. Ahora, mirando el camino recorrido, van descubriendo cómo Dios –muy sutilmente porque siempre cuenta con nuestra decisión personal– fue colocando todas las piezas de un gran proyecto: el encuentro de ellos dos, sus primeros pasos en la radio comercial de Venezuela, cambios inesperados incluyendo salir del país, nuevas formas de hacer radio… Todo eso nos sirvió para afrontar el reto en el que estamos ahora, un programa que se trasmite en directo a través de ocho emisoras para cuatro estados: Florida, Texas, Missouri e Illinois y además rebota mucho por las redes y podcast. Así, somos el instrumento para dar orientación a tantas personas que ni siquiera conocemos y que están en sitios donde nunca hemos estado. Jamás imaginamos poder llegar a tanto, pero sabemos que es Dios quien nos ha guiado. Siempre decíamos: "Señor ocúpate de mis cosas para yo poderme ocupar mejor de las tuyas", y aquí estamos.

La recomendación que le dan a las personas que quieren acercarse más a Dios desde su trabajo pero no saben cómo hacerlo, es que piensen –principalmente al inicio de la jornada– que Dios está con ellos todo el tiempo. A veces este ritmo acelerado de vida que llevamos, no nos va a permitir dedicarle el tiempo que quisiéramos, pero puedes ofrecerle lo que tienes entre manos, que es tu trabajo. Esto te ayuda a hacerlo mejor, con más paz, con más atención y seguramente con más fruto porque va a ser de gran beneficio a la sociedad, que es al final lo que Dios quiere.