Madres que alimentan en la casa y en las aulas

Un grupo de madres trabajan para dar alimento diario a 280 jóvenes que cursan bachillerato técnico en Caracas

“Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera”, dice el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco, y quizás por ese impulso materno, un grupo de mamás del Colegio Los Arcos deciden poner por obra ese amor y preocupación para dar alimento a 280 jóvenes estudiantes del I.T.A.T., Instituto Técnico de Adiestramiento para el Trabajo, donde cursan sus estudios de bachillerato.

La misión del I.T.A.T. es graduar técnicos profesionales medios a muchachos con pocas opciones educativas del área metropolitana de Caracas, en Contabilidad, Informática y Administración Financiera. Es un bachillerato técnico que en seis años de estudios los capacita para salir al mercado laboral, ayudándolos también a crecer en valores humanos, familiares y ciudadanos. La sede del instituto está en el mismo Colegio Los Arcos, donde estudian los hijos de estas madres que impulsan la iniciativa.

El Plan Alimenticio Profesor Carlos Maya, llamado así en honor a este docente fallecido justo cuando se inicia el proyecto, es respaldado por FUEDUCA, la Fundación para el Desarrollo de la Educación, que lleva 25 años trabajando por la educación venezolana.

Todo comenzó con la donación de comida a los muchachos una vez por semana y poco a poco, gracias a colaboraciones y alianzas incesantes, han permitido proporcionarles alimentación cinco días de la semana.

Los retos de estas donaciones se plantean a cada minuto. Estas madres tenaces se proponen alimentar a 280 alumnos cada día, sirviendo entre 1.000 y 1.250 comidas semanales que se traducen en 4.000 y 5.000 comidas mensuales.

“La logística siempre ha sido desafiante, pero las mamás logramos sacar todo adelante con el deseo de que esos niños reciban una comida nutritiva y sientan el amor con que ha sido preparada; además que eso les impulse a ser mejores personas y faciliten el proceso de desarrollo del país que tanto anhelamos”, comenta Delia Olivieri, integrante del grupo del Plan Alimenticio.

Explica que la búsqueda de donaciones día a día puede ser cuesta arriba, pero las soluciones llegan: “En muchas ocasiones nos ha pasado que no tenemos nada para el día siguiente y al final aparece algún amigo que nos ayuda, o un donativo de último minuto que supera nuestras expectativas”. Olivieri asegura que siempre hay personas interesadas en formar parte del equipo y éste sigue creciendo.

Su próximo reto es finalizar el año escolar con la entrega de 7.000 comidas. El Plan Alimenticio aspira a que se puedan incorporar más niños a su formación humano-espiritual y formar parte de un plan vacacional.

Actualmente se les asignó un espacio en la cantina del Colegio Los Arcos que les permite recolectar dinero para contribuir tanto con las comidas como con salidas extracurriculares que se organizan para los alumnos del I.T.A.T.

Podemos decir que, para este equipo de madres, esta idea de San Josemaría es un motivo de inspiración para sacar adelante el Plan Alimenticio: “Hemos de portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios: el nuestro ha de ser un amor sacrificado, diario, hecho de mil detalles de comprensión, de sacrificio silencioso, de entrega que no se nota. Este es el bonus odor Christi, -el buen olor de Cristo- el que hacía decir a los que vivían entre nuestros primeros hermanos en la fe: ¡Mirad cómo se aman!” (Es Cristo que pasa, n. 36)