Guadalupe es la santa de la puerta de al lado

En una concurrida misa en la parroquia de la Sagrada Familia de Nazaret y San Josemaría, en La Tahona, el vicario auxiliar del Opus Dei, Mons. Mariano Fazio, celebró la eucaristía con cientos de fieles de la capital de Venezuela y otras ciudades del interior del país.

A una semana de la solemne beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri en Madrid, monseñor Mariano Fazio, vicario auxiliar de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, llegó a Caracas para celebrar una misa en acción de gracias por la elevación a los altares de la primera mujer laica de la Obra.

Enhebrando las palabras del Evangelio del día en el que el Señor deja la paz a sus discípulos y la paz interior con la que vivía Guadalupe, monseñor Fazio definía la santidad de la nueva beata.

“Contemplando la vida de Guadalupe podemos identificarla como lo definió el Papa Francisco con la santidad de la puerta de al lado, una persona normal, corriente que supo santificarse en las circunstancias de todos los días. Ese es el espíritu que Guadalupe conoció directamente de los labios de San Josemaría: santificarse en medio del mundo”.

Ante centenares de caraqueños y otros fieles venidos de ciudades cercanas, como Valencia, Maracay, Barquisimeto y el estado Vargas, el vicario recordó la alegría del tiempo pascual en el que agradecemos que Dios nos haya hecho partícipes de su resurrección, a pesar de las dificultades y necesidades que atraviesa el país.

El secreto de Guadalupe, explicaba, lo dice el Señor en el Evangelio: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos morada en Él”. Remarcó que Guadalupe procuró que el centro de su vida fuera Jesús.

Esa centralidad en Jesucristo como lo sugiere el Prelado de la Obra, monseñor Fernando Ocáriz, es lo que procuraba hacer Guadalupe, compartir con Jesús, aunque a veces tenía luchas, aunque no pudiera en ocasiones hacer todo el plan diario que se había propuesto cumplir para tratar más a Dios, destacó monseñor Fazio.

Subrayó la virtud de la fortaleza en la vida de la nueva beata. “En la circunstancia que estamos pasando en este querido país, necesitamos también la virtud de la fortaleza”. Recordó cómo Guadalupe supo perdonar el fusilamiento de su padre, vivió la fortaleza ante la escasez de medios tras la guerra y al comenzar las labores en México.

Otras características que resaltó de Guadalupe Ortiz fueron la disponibilidad para atender a todos y el buen humor, “que la hacía reírse a carcajadas”, detalló. Añadía que el Señor es un Padre amoroso que nos hace partícipes de su cruz y bendice con la cruz. Las circunstancias difíciles son una bendición cuando sabemos abrazar la cruz con él.

Al finalizar su homilía, agradeciendo la beatificación de Guadalupe, quiso dar gracias por las riquezas de Venezuela: “Un país muy rico de espíritu, muy rico de fe. Hay otros países que quizás estén mejor económicamente, socialmente; sin embargo, son muy pobres porque no tienen fe, porque no saben que el Señor nos acompaña en el camino, no saben que tienen una Madre que está pendiente de nosotros”.

Finalizó diciendo que este es el país de las bendiciones, porque desde que llegó a Maiquetía muchos le piden la bendición.

La misa de acción de gracias por la beatificación de Guadalupe fue concelebrada por el vicario regional del Opus Dei en Venezuela, Ignacio Rodríguez, y el sacerdote secretario Luis Armando Silva. Estuvieron presentes el obispo de la Diócesis de Nueva Esparta, monseñor Fernando Castro, y los presbíteros Rafael Ramis y Eduardo Acosta, quienes convivieron en Roma con San Josemaría Escrivá y el beato Álvaro Del Portillo.