Opus Dei

Dora decía que se sentía la mujer más feliz del mundo, cuenta Ezia Mucciarelli, que trabajó junto a Dora durante 25 años, desde agosto de 1971 hasta marzo de 1996.

Muchas personas en el mundo no han conocido personalmente a Dora, pero sí su huella, que de un modo u otro ha marcando su modo de considerar y cuidar el hogar… Compartimos algunos testimonios y reflexiones sobre los trabajos domésticos.

​En Alemania cada dos años organizamos un seminario titulado "La excelencia en el hogar", para fomentar el reconocimiento del trabajo en el hogar y la familia. Para el año 2013 se había elegido el tema “Crear hogar”. Siempre lo más difícil es encontrar conferenciantes cualificados.

Dije a Dora que, si me concedía este favor, lo iba a escribir con todos los otros que me ha hecho. Como Dora nunca te abandona, dicho y hecho: me lo concedió. Por eso, paso a escribir los favores ordinarios que Dora me concede. Perdí una de mis perlitas y la busqué por todos lados sin encontrarla.

​Quiero narrar algunos favores. El primero fue encontrar 20 € que creía perdidos. Aparecieron debajo de una estampa de Dora.

Ayer mientras trabajaba, tenía las llaves encima de la mesa. Al mover algo, oí que se caían. El local era pequeño y sin muebles, miré por todo el suelo y no las encontré, miré en una bolsa que tenía al lado, tampoco estaban.

Llevo un tiempo buscando trabajo y no dejaba de pedirle a Dora del Hoyo que me ayudara a encontrar uno. Me enteré que en la mejor confitería de mi ciudad necesitaban una camarera y un confitero. Mandé el currículo y no hubo respuesta. Después me presente allí. Fui rezando el Rosario y me encomendé a Dora.

Suelo encomendarme a la intercesión de Dora para que me ayude a hacer bien las tareas domésticas y para que salga buena la comida. En una ocasión, tras realizar una receta, el recipiente en el que había cocinado quedó con parte de la comida muy pegada y, tras una hora y varios intentos empleando remedios caseros para despegar los residuos, me encomendé a Dora,

Hace dos años me aprendí la estampa de Dora y ahora la rezo todos los días. Me habían hablado de cómo ella, a través de su trabajo, difundió a su alrededor el calor de familia.

Necesitaba encontrar una presentación que había preparado el año pasado para dar un curso de formación cristiana. Busqué en todos los documentos de mi ordenador, pero no lo hallé. Me volví a Dora y le pedí: “Querida Dora, sabes cuánto necesito esta presentación, ayúdame a encontrarla.”