"Os instamos a que hagáis de la paz un punto de honor, ocupaos de vuestros asuntos y trabajar con vuestras manos" (1 Tesalonicenses 4:11).

Las enseñanzas de San Pablo muestran claramente que el trabajo es una dimensión esencial de la vida cristiana. En la Primera Carta a los Tesalonicenses exhorta a poner todo el esmero en vivir con serenidad a comprometerse con los problemas que la vida presenta y a trabajar con las propias manos. 

Vivir con serenidad está entrelazado con la lucha que cada persona emprende para mejorar, para amar a Dios, para encontrarlo y convivir con él en todo lo que hace. 

El esfuerzo por afrontar los hechos de la vida también es trabajo: es la actividad cotidiana de todas las personas. Por último, hay una donación y un servicio que son inherentes al trabajo con las manos y esto se llama apostolado. Es el don de sí mismo que se encuentra en todas las acciones. 

En efecto, es con la oración, con la palabra con el trabajo, con la elocuencia del ejemplo, se puede ayudar a los demás, se les puede acercar a Dios. Esto nos recuerda las enseñanzas de san Josemaría, en las que el trabajo es el camino normal, es la bisagra, de la santificación del cristiano.

Vídeo publicado en 2009 con motivo del Año Paulino. El Año Paulino fue un jubileo convocado por el papa Benedicto XVI en conmemoración del bimilenario del nacimiento del apóstol Pablo de Tarso. Se celebró entre el 28 de junio de 2008 y el 29 de junio de 2009. Tuvo un marcado carácter ecuménico, según los deseos del pontífice.