Una estampa que me llevó a encontrar a Dios en la medicina

Xochitl Donis, pediatra, docente y madre de familia guatemalteca, nos cuenta cómo el hecho de encontrar una estampa del doctor Ernesto Cofiño en los inicios de su vida universitaria, le ayudó a tener la compañía e intercesión del Siervo de Dios en su vida.

En el año 2003 ingresé a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos en Guatemala. Muy ilusionada empecé mis estudios de primer año, con clases sobre ciencias básicas, nociones de anamnesis y la relación médico - paciente.

Fue en este mismo año cuando encontré una estampita color amarillo que llamó mi atención. He tratado de hacer memoria y recordar exactamente dónde y cómo fue, pero he concluido que fue en una librería que frecuentaban mis padres. Este hallazgo fue mucho más de lo que yo imaginé, al tomarla del mostrador, estoy segura de que Dios, en ese momento, quería que conociera al doctor Ernesto Cofiño.

Eran mis inicios en la carrera de medicina, por lo que al leer que era un médico me sorprendió, y esta pequeña estampita quedó en mi mesa de estudios por mucho tiempo. Recuerdo bien que bajo la foto del doctor Cofiño estaban las siguientes palabras: El Siervo de Dios, lo cual yo relacionaba con su profesión, por lo que de esta manera entendía que a través de la medicina el doctor Cofiño servía a Nuestro Señor. Años después entendí el significado que tiene para la Iglesia Católica el término Siervo de Dios.

EL DOCTOR COFIÑO INTERCEDIÓ POR MÍ Y ME GRADUÉ DE MÉDICO Y CIRUJANO.

Como es conocido, los estudiantes de medicina pasamos largas horas sentados estudiando y mi caso no fue la excepción. Recuerdo especialmente las largas noches tratando de entender anatomía, que para mí era todo un reto, por lo que acudía al Siervo de Dios doctor Ernesto Cofiño.Hacía la oración y pedía el favor de ganar el examen y el año. Sin lugar a dudas, el doctor Cofiño intercedió por mí y me gradué de Médico y Cirujano.

El doctor Cofiño siempre me acompañó durante mis horas de estudio

El doctor Ernesto Cofiño fue el primer pediatra en Guatemala y es considerado el padre de la Pediatría guatemalteca; trabajó en el Hospital General San Juan de Dios. Mi vida está ligada a él, ya que en ese mismo hospital continué con mis estudios de Maestría en Pediatría. Recuerdo muy bien estar caminando en el pasillo del área de Pediatría, cuando un día, un jefe de servicio me comentó acerca del Opus Dei y me sugirió ir a un Centro de Formación. Era una idea nueva para mí y después de pensarlo varias veces, fui a Kayac, donde fui recibida amablemente. Empecé a acudir los sábados por la tarde, me parecía hermoso estar en el oratorio y hablar con Jesús. Creo que el doctor Cofiño intercedió para que yo pudiera conocer la Obra y entendiera de mejor manera que, a través de mi trabajo y mi vida ordinaria, puedo santificar mi vida tal como lo hizo él.

VI UN DOCUMENTAL DONDE SE DESTACABA EL SENTIDO SOBRENATURAL Y HONDO SENTIDO HUMANO DEL DOCTOR COFIÑO

En el último año que trabajé en el Hospital, un grupo de personas llegaron a filmar un documental llamado: “Ernesto Cofiño. Todos pueden ser santos”. Observé a lo lejos cómo entrevistaban a reconocidos pediatras y filmaban la ternura de los niños, quienes a pesar de su enfermedad siempre tenían una sonrisa. En el documental se destacaba el sentido sobrenatural y hondo sentido humano que tenía el doctor Cofiño, que siempre defendió la vida.

Ya estando casada y siendo pediatra, hubo un momento en el que nuevamente acudí al doctor Cofiño para pedirle el favor de encontrar un trabajo que me permitiera desarrollarme como madre de familia y pediatra. Desde entonces, gracias a Dios y a la intercesión del doctor Cofiño me dedico a la docencia, que está también ligada a una de las excelentes labores que desarrolló el doctor Cofiño.

No he dejado de acudir al centro de la Obra, ya que ha sido una luz para mi camino. En estos años he conocido el mensaje de San Josemaría y encuentro en mi hogar y la docencia una oportunidad, cada día, para servir a mi prójimo y de esta manera amar a Dios. Considero que mi vocación es un llamado de Nuestro Señor a través de su Siervo el doctor Cofiño, a quien siempre acudo.