Además de los presentes en el aula, otras 590 personas participaron a través de internet. Recogemos a continuación algunas frases de las conferencias principales. En este link de la universidad se puede acceder al material completo: texto, audio y vídeo.
Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso:
- El mundo necesita urgentemente una respuesta efectiva a sus angustias, sus miedos, sus estremecimientos. Y esta respuesta es que "todos somos hermanos". (...) Es el mensaje que el Papa Francisco sostiene valientemente desde el comienzo de su pontificado.
- La encíclica tiene una mirada que es la del padre, que hace salir el sol sobre los buenos y los malos, es el padre de todos, no sólo de los cristianos.
- La fraternidad es la base sólida para vivir la "amistad social" que sabe conjugar los derechos con la responsabilidad por el bien común (...) Se trata de cultivar la virtud de la caridad en todos los niveles, desde la vida personal hasta la política.
- Una sociedad fraterna promueve la educación en el diálogo para superar "el virus del individualismo". El Pontífice nos pide que adoptemos el diálogo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento mutuo como método y criterio.
- La rectitud, la fidelidad, el amor por el bien común, la preocupación por los demás, especialmente por los necesitados, la benevolencia y la misericordia son elementos que podemos compartir con las diversas religiones.
- No existe base para la violencia en las convicciones religiosas, sino en sus deformaciones (...) Actos tan execrables como los del terrorismo no se deben a la religión, sino a interpretaciones erróneas de los textos religiosos, así como a políticas de hambre, pobreza, injusticia, opresión.
- El "sueño" del Papa Francisco: que los derechos humanos sean verdaderamente universales, y que todo hombre pueda vivir en un mundo sin fronteras.
- Todos somos corresponsables en la construcción de una sociedad que sepa incluir, integrar y levantar a quien ha caído o a quien sufre.
- El Papa Francisco eleva la relación entre creyentes de diferentes credos a un paradigma de amistad social válido para todos, creyentes y no creyentes, haciendo de la fraternidad el principio unificador que necesita esta humanidad sufriente.
Maria Aparecida Ferrari, profesora de ética aplicada en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz:
- El nexo entre la fraternidad y el bien común es uno de los nuevos enfoques que ofrece "Fratelli Tutti" (...): nuestro propio bien y el bien común se generan y se disfrutan juntos.
- Cuando un ciudadano se relaciona con respeto y reciprocidad, cuando desempeña su profesión o sus deberes con competencia, cuando se ocupa de todo lo que es común... está mostrando en la esfera sociopolítica el rostro de la fraternidad; y está configurando el bien común político en su sentido más auténtico.
- El bien común político no puede reducirse a la propiedad de bienes útiles, porque el "bien común" significa sobre todo el bien humano, es decir, la respuesta a las exigencias fundamentales de la dignidad de la persona.
- Las acciones propiamente cívicas y políticas son también un ejercicio de fraternidad, ya que se dirigen a las personas; así como cada gesto de amor, de cuidado mutuo, es también una acción cívica y política, porque realmente construye una sociedad mejor.
- El título de la parábola es siempre "del buen samaritano"; a nadie se le ocurre llamarla "parábola del posadero" (...) pero el bien común político es obra de cada ciudadano, de manera similar a como el cuidado del herido de la parábola también es obra del posadero (y no sólo del buen samaritano).
- La profesión o el oficio es un medio privilegiado de fraternidad social y cívica, una oportunidad casi ininterrumpida de actuar con rectitud, ejerciendo la justicia, la solidaridad y la promoción efectiva del bien del prójimo.
- La fraternidad es un requisito de la vida política, incluso ante situaciones en las que sería más cómodo cerrar los ojos, por ejemplo, cuando las cuestiones no afectan directa o inmediatamente a la propia vida o intereses (…) El Papa Francisco nos anima a conjugar el "nosotros" en lugar del "yo", para lograr la "caridad política" o "caridad social", entendida como la maduración de un sentido del "nosotros" que supera todo individualismo.
- En el camino trazado por "Fratelli Tutti", la caridad política no camina a ciegas, ni depende del impulso de sentimientos más o menos benévolos, sino que necesita la luz de la verdad que proviene tanto de la razón como de la fe.
- La encíclica hace un llamamiento a todos: ciudadanos corrientes, instituciones privadas y públicas, estados y organismos internacionales. Se trata de evitar la polarización que divide y distancia sin eludir las discusiones necesarias. El objetivo común irrenunciable es lograr la "globalización de los derechos humanos más esenciales".
Cristian Mendoza, profesor de doctrina social católica en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz:
- La sociedad no será económicamente más rica, pero podrá ser más humana y mejor.
- La vocación cristiana permite superar los límites de la pertenencia a la etnia, tribu o grupo nacional, con importantes consecuencias para la dinámica moral de los pueblos.
- El lugar del encuentro entre nosotros y Dios es la Cruz de Cristo: aceptar la invitación significa sentir compasión por los demás (...) Acercarse al dolor y al sufrimiento no es un simple talento ni una actitud virtuosa; para los cristianos, es también una vocación que permite vislumbrar lo divino a través de los acontecimientos de la historia humana.
- Perder la oportunidad de acercarse a los que sufren es perder la oportunidad de descubrir la manifestación de Dios que se hace presente en el silencio, en el abandono, en el dolor.
- La calidad moral de una cultura se manifiesta en la manera y el fin con que se utilizan los instrumentos disponibles: economía, política, etc.
- El cristianismo nunca podrá convertirse en una ética socialmente útil, porque no basta con cambiar los instrumentos, es necesario cambiar al hombre.
- Debemos hacernos caritativos, misericordiosos y hermanos experimentando estas virtudes en un proceso constante, hasta hacernos lo que somos: hermanos todos porque hijos de un Padre común.