Un agosto con los amigos

Algunos clubes aprovecharon los días de vacaciones para organizar planes que intercalaban visitas culturales, paseos al campo y actividades solidarias.

En las ruinas del Tazumal, un sitio arqueológico de El Salvador

En la primera semana de agosto, la mayoría de instituciones educativas dan unos días libres para celebrar las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo. Para aprovechar mejor las vacaciones, diferentes clubes en El Salvador organizaron planes con universitarios y bachilleres que intercalaban visitas culturales, paseos al campo y actividades solidarias.

Club Torre, de la ciudad de Santa Ana, y Club Risco, de San Salvador, cuentan sus historias.

Club Torre

Todo comenzó un sábado por la mañana, con la visita a las familias que reciben catequesis, en el Lago de Güija. Habíamos recolectado un poco de ropa y entre todos la clasificamos para que luego fuera fácil distribuirla. Fue una jornada un poco agotadora, pero pudimos descansar en el parque de un pueblo cercano mientras almorzábamos.

La mañana del domingo tuvimos un paseo a las ruinas del Tazumal, una serie de estructuras que fueron el escenario de un importante asentamiento maya que existió alrededor de los años 100 y 1200 DC. Terminamos el paseo almorzando en la plaza central de Ahuachapán, una ciudad colonial cercana.

El día lunes fuimos del asilo San José. Acompañamos a los señores que residen allí y les escuchamos con atención. Muchos tienen historias impresionantes de los sitios en los que han trabajado o la vida que han llevado. Se alegraron mucho con nosotros por el tiempo que pasamos con ellos.

Concluimos nuestros días de convivencia con un paseo al campo. Además de todos los paseos y buenos momentos que compartimos, aprovechamos esos días para tener tres sesiones sobre cómo mejorar en templanza y autodominio, con el material de "La pureza es posible".

Durante el curso nos dimos cuenta como todo esfuerzo tiene su recompensa y realmente lo vivimos de manera práctica con todo lo que hicimos durante estos días.

La Fragua, San Salvador

Al igual que otros años, realizamos un campo de trabajo en el cantón Masahuat, una población al norponiente del país, muy cerca del Río Lempa. Es una población ubicada entre montañas, con un encanto muy particular.

Esta vez, pintamos la casa parroquial y remozamos el jardín del atrio de la parroquia. Gracias a la generosidad de muchas personas, pudimos cubrir la compra de la pintura, materiales y plantas.

El párroco nos recibió con mucha alegría y generosidad. El mismo día de nuestra llegada, comenzamos a trabajar.

Al día siguiente, tuvimos un rato de descanso por la mañana y fuimos a uno de los ríos cercanos a esa población. También aprovechamos para hacer visitas a familias necesitadas de la zona.

Uno de los momentos más entrañables fue la celebración que se organizó para niños de una aldea cercana, a la que solo puede llegarse cruzando un puente peatonal sostenido por cables de acero.

Atendimos a unos 12 niños, de entre 5 y 12 años, todos de familias y colonias muy pobres. Reventamos piñatas y organizamos diversos juegos. Estuvieron muy contentos y entretenidos.

No sabemos si el próximo año el destino será Masahuat; lo que sí estamos seguros es que no nos perderemos una oportunidad más para poner en práctica lo que nos enseñó San Josemaría: “¡Para servir, servir!”.