Semana Santa para ayudar a los más necesitados

En el Club Torre de Santa Ana, El Salvador, organizamos un campamento de trabajo durante la Semana Santa, en el que visitamos a familias de escasos recursos y ancianos.

Dos jóvenes del Club Torre, visitando la casa de uno de los habitantes de la comunidad

El calor y el sonido de las chicharras anuncia la llegada de la Semana Santa. Muchos aprovechan esos días para ir a la playa, a la montaña o simplemente cambiar de rutina y desconectar del ajetreo del día a día. En Club Torre decidimos organizar un plan diferente que, aunque requeriría un poco de sacrificio y exigencia, sería muy enriquecedor y de gran provecho para todos los asistentes: un campamento de trabajo para ayudar a los más necesitados.

Todo comenzó con las visitas solidarias. Repartimos víveres a 35 familias de una comunidad y nos encontramos con gente maravillosa que, a pesar de vivir solos o con dificultades económicas, no pierden nunca su sonrisa.

En clases de catequesis.

Para los niños de la comunidad, impartimos catequesis. Nos centramos en el relato de la Pasión del Señor y explicación del verdadero sentido de la Semana Santa. Repartimos dibujos para colorear y, con ellos, explicamos cómo este tiempo litúrgico es central en nuestra fe. Para animar a que participaran e interactuaran en las clases, les dimos dulces y galletas.

También tuvimos tiempo para paseos, conocer otros lugares y actividades culturales. Fuimos al río Lempa, uno de los principales del país; algunos se dieron un baño. Visitamos el Salto de Malacatipupán, una catarata de aguas termales que cuenta con impresionantes formaciones rocosas. Además, visitamos Texistepeque, donde se recrea, en una popular procesión que incluye un poco de danza y teatro, a Jesús que vence las tentaciones del demonio.

Con algunos de los asistentes, en el río Lempa.

Los habitantes de la comunidad que visitamos quedaron muy agradecidos y, al final de nuestro campamento, nos regalaron quesos, maní y jocotes.

Aunque sabemos que nuestras visitas no solucionan los complejos problemas sociales que atraviesa El Salvador, nos alegró mucho poder llevar un poco de compañía y alegría a las personas con las que compartimos, viviendo una Semana Santa entregada a los demás.

“Ante el escenario de la necesidad, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. El que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres”, decía Papa Francisco en el mensaje de la I Jornada Mundial de los Pobres.