Rome Reports Padre Antonio Sicari: «La santidad laical es santidad en el trabajo y en toda la vida»
Entre ellos hay amas de casa, estudiantes, ingenieros o políticos.
El sacerdote carmelita Antonio María Sicari conoce la historia de muchos de ellos. A lo largo de 30 años ha escrito 155 biografías de santos o de personas en proceso de beatificación.
Padre Antonio Sicari: “Hay que salir de la mentalidad de pensar que la santidad es algo solo de sacerdotes y monjas”. “Te doy tres ejemplos: primero Giuseppe Moscati; también Jérôme Lejeune, que vivió la santidad en su profesión. Pero no solo Sus hijos escriben: “Damos las gracias a nuestro padre por lo mucho que nos ha querido”, por haberse entregado a su profesión, sin quitarnos nada. El tercer ejemplo es Giancarlo Rastelli. Fue cardiólogo, recibió premios, medallas, inventó terapias... Decía que “La santidad para con los enfermos se llama Ciencia”.Antonio Sicari dice que se trata de ejemplos de santidad “laical” o “profesional”. Pero explica que no son santos sólo porque hicieran bien su trabajo.
Padre Antonio Sicari: “No puedes decir, es santo porque se ocupó muy bien de su profesión... No, era porque se ocupó de todo. De su vida. La vida es la vida, santidad es santidad de la vida, la santidad de toda la persona”.En 2015 el Papa canonizó al matrimonio Martin Guerin, un relojero y un ama de casa, padres de Teresa de Lisieux. La Iglesia ha puesto oficialmente su fiesta litúrgica en el día del aniversario de bodas.
Otro ejemplo es Guadalupe Ortiz de Landázuri, profesora de Química que compatibilizó su trabajo con un generoso apostolado. Por ejemplo, comenzó la labor del Opus Dei en México y promovió iniciativas de servicio social.
Es un ejemplo de celibato en la vida laical. No era una mujer consagrada, pero renunció al matrimonio para dedicar de otro modo su corazón a Dios y a los demás.
Padre Antonio Sicari: “Es como si Jesús te dijera: Dado que tienes que hacer mi parte, en vez de hacerlo de modo parcial, ¿puedo llamarte a hacerlo siempre, en todas partes, en todas partes, con todos?” “Se trata sobre todo de amar a las cosas y a las personas porque son de Dios, porque Él me las confía, por el motivo por el que me las confía, por el tiempo que me las confía”.
El Concilio Vaticano II recordó que la meta de cada católico es vivir la fe como un santo y que “todos” tienen la responsabilidad de vivir como héroes las virtudes cristianas.
Por eso, en las últimas décadas, los Papas han canonizado o beatificado a laicos que, o en el matrimonio o en el celibato, han vivido su fe sin alejarse de las circunstancias normales de la vida.