Qué sensación de paz se tiene cuando, a la vuelta de la esquina de la ruidosa calle Rozengracht, por la que prácticamente cada minuto pasa un tranvía, se entra en la iglesia de Nuestra Señora. Todavía tiene uno impresas en la mente las imágenes de la calle: la alta Torre Wester, la estatua de Ana Frank, y sobre todo tantos turistas, y de pronto se encuentra con los colores cálidos de las vidrieras, los ricos frescos de las columnas, con las paredes y los techos neogóticos. Uno de los objetos más llamativos de la iglesia es el altar de María con el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Cuando en 1866 el papa Pío IX encargó a los Redentoristas que fomentasen la devoción de ese icono de la Virgen, se construyó en esta iglesia el primer altar dedicado a esta advocación. La iglesia, que se había inaugurado en 1854 y estaba junto al convento de los Redentoristas, fue atendida por éstos hasta 1985.
Actualmente utilizan la iglesia la comunidad sirio-ortodoxa, los católicos del lugar y los católicos del Surinam. Tras la marcha de los Redentoristas, la atención pastoral de la comunidad católica fue confiada a sacerdotes del Opus Dei. Ahora el templo cumple 150 años, y de algún modo hay que celebrarlo, nos dice un miembro de la junta de administración de la iglesia, cuando se le pregunta acerca de la sorprendente iniciativa.
Mucha alegría
“Un jubileo es una ocasión para recordar una fecha, pero puede ser también un buen momento para dar un testimonio: estamos muy contentos con nuestra fe católica y lo queremos mostrar. Durante muchos siglos no se permitía hacerlo o simplemente era un asunto tabú. Así cayeron en el olvido muchas expresiones de nuestra fe y había entre los católicos una cierta vergüenza para dar testimonio de ella. Pero en los últimos años parece que esto está cambiando. Por ejemplo, en la celebración de los 150 años de la restauración de la Jerarquía Episcopal en Holanda, la fiesta que se organizó bajo el lema ‘Católico de alma y corazón’ irradió en los fieles un cierto orgullo de ser católicos. Y en el 2002 tuvo lugar en Utrecht una procesión bajo el lema ‘La fe puede mostrarse’. Estos actos están en el origen de nuestra iniciativa de festejar los 150 años jubilares de nuestra iglesia de María con una procesión eucarística”.
La Santa Capilla
“En la procesión de Utrecht se llevó una urna con las reliquias de San Willebrordo. Para la procesión en Amsterdam no tuvimos que pensar demasiado: sería una procesión con el Santísimo Sacramento, por la rica tradición eucarística de Amsterdam y porque da la casualidad de que, precisamente hace 500 años, se otorgó a la fiesta del Milagro de Amsterdam una mayor categoría litúrgica. El papa Juan Pablo II, con ocasión de este jubileo, ha enviado una carta de felicitación que se leyó el pasado mes de marzo en las iglesias de Amsterdam con ocasión de la Stille Omgang (la Procesión nocturna).
La ruta de la procesión del Corpus Christi partirá de la Keizersgracht y se dirigirá al Begijnhof, donde la comunidad católica, desde la época de la Reforma, cuando se destruyó la Santa Capilla, ha mantenido vivo el recuerdo del Milagro.
El obispo de Haarlem presidirá la procesión. Saldremos a la una menos cuarto, al acabar la Misa solemne que concelebrará mons. Punt con varios sacerdotes, con dirección al Begijnhof, donde alrededor de las dos se cerrará la ceremonia con una Bendición Solemne. En el patio del Begijnhof se montará una altar cubierto, porque la capilla es demasiado pequeña”.
Entusiasmo
“Desde 1578, el año en que los gobernantes holandeses se pasaron a la causa de la Reforma, estaba prohibida la procesión del Milagro. Esta prohibición de las procesiones hacía casi imposible para los católicos de la zona ‘al norte de los ríos’ organizar actos públicos religiosos. Pero tras la modificación de la legislación en 1989 se permiten manifestaciones religiosas en público. Por eso queremos aprovechar esta posibilidad para celebrar el jubileo de nuestra Iglesia, no como provocación, ni como signo de triunfalismo, sino como una continuación de la tradición eucarística de Amsterdam. Como lema se ha escogido: Amsterdam, Ciudad de la Eucaristía. Se ha invitado a todas las parroquias de Amsterdam. Esperamos que la procesión contribuya a renovar el entusiasmo de la vida católica en y desde Amsterdam. No queremos hacer un ‘show’. Se trata de fomentar la devoción eucarística, de acercar a la gente a Dios. Por eso el fin de la procesión será litúrgico y devocional. De momento ya se han unido a la celebración algunas parroquias de fuera de la ciudad. En la procesión participarán también el sacerdote sirio-ortodoxo y sus diáconos”.
Mientras tanto se está trabajando para prepararlo todo. “No sabemos cuánta gente vendrá. En muchas parroquias, la Misa se celebrará antes y sus fieles se unirán a los de la iglesia de Nuestra Señora durante la procesión. Cuesta no poco esfuerzo organizarlo todo, porque hace siglos que no se ha hecho nada parecido”.
El Milagro de Amsterdam
El 15 de marzo de 1345 yacía enfermo en su casa de la actual calle Kalver un hombre por cuya vida se temía. Hizo llamar al sacerdote para que le administrase los últimos sacramentos. Después de recibir la Sagrada Eucaristía, tuvo que devolver. El vómito fue arrojado al fuego de la chimenea. Pasado un tiempo se vio que la Sagrada Forma permanecía intacta, flotando sobre las llamas. Pero esto no fue todo. La Sagrada Forma, que fue recogida al día siguiente por el sacerdote de la iglesia de S. Nicolás y trasladada a esta iglesia, volvió a flotar de nuevo en el fuego de la casa. La operación se repitió dos veces con el mismo resultado. El sacerdote comprendió que había que llevar la Sagrada Forma en procesión.