Se trata de un programa cuyo objetivo es crecer en tres aspectos: profesional, cultural y social. El programa se ha desarrollado en Londres, Barcelona y Roma. En Barcelona tuvieron un curso de liderazgo en la escuela de negocios IESE, además de encuentros con profesionales de diversos campos, intercambios culturales y presentaciones con otros universitarios. Tampoco faltaron actividades de voluntariado.
La duración del programa y la diversidad de actividades les permitieron conocer otros ambientes y culturas. Además, gracias a las iniciativas de voluntariado e intercambio de experiencias con otros universitarios, los participantes pudieron contrastar los propios puntos de vista y modos de actuar con personas de muy diversa procedencia.
En la página de Facebook de Seido Cultural Center los participantes relataron sus experiencias durante esos días inolvidables, de los que reproducimos algunos párrafos:
Londres: Oxford y personas sin hogar
“Expertos en comunicación y abogados de una importante firma de abogados nos invitaron al Oriental Club y hablaron de temas muy interesantes. También hice una presentación académica sobre la residencia de estudiantes de mi universidad y pude conversar con estudiantes de Londres. Además fuimos con ellos para compartir unos momentos con personas sin hogar en una estación del Metro, a quienes repartimos chocolate caliente y pasteles. Visitamos la Universidad de Oxford y aprendí muchas cosas mientras hablábamos con los otros estudiantes y con el guía”.
Otro estudiante de Farmacia de la Universidad de Kyoto comenta: “Lo más impresionante de este programa fueron las actividades de voluntariado que realizamos en Londres. Pude ver a personas que, a pesar de las dificultades económicas, sonreían y valoraban el tiempo que les dedicábamos”.
Barcelona: con estudiantes europeos, en el IESE y la Sagrada Familia
“Asistir a un curso de una semana en la escuela de negocios IESE fue una gran oportunidad no solo de ampliar conocimientos, sino también horizontes. A partir de diferentes casos de negocios, aprendí sobre marketing, ética empresarial y capacidad de decisión. Conocí a un japonés que está haciendo un MBA allí, que me ayudó con el primer caso de negocios que estudiamos”.
“Hice una actuación musical en un hospital en Barcelona y pasé un buen rato con la gente allí. Gracias al canto y al baile, pude comunicarme con los enfermos a pesar del idioma”.
“En la Sagrada Familia, gracias a la audio-guía en japonés pude comprender con más profundidad las características de la iglesia y las ideas de Gaudí. Visitamos también el santuario de Montserrat, y paseamos por los lugares típicos: las Ramblas, el barrio gótico, etc.”.
Un estudiante de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Nagasaki cuenta que en el curso del IESE aprendieron conceptos sobre liderazgo, mercadotecnia y finanzas. Y otro que estudia en la facultad de Ciencias Humanas Internacionales en la Universidad de Kobe hacía esta reflexión: “Creo que lo que más disfruté en este programa fue poder interactuar con estudiantes europeos. Seguro que no habría sido tan enriquecedor el viaje si hubiera ido a Europa yo solo durante tres semanas”.
Roma: la contribución de la Iglesia al mundo y política europea
“En Roma, gracias al encuentro con un obispo de la Iglesia Católica y con un experto en la Biblia, aprendí sobre la contribución de la Iglesia católica al mundo y a los desafíos futuros. Fue también una buena oportunidad para visitar el Parlamento italiano y aprender sobre política europea. Además hice una presentación y pude conversar con estudiantes universitarios, con los que después cenamos”.
“Tuvimos un encuentro con un experto en inteligencia artificial que trabajaba para una empresa de consultoría y tenía una historia fascinante. Hubo muchas preguntas y todos participamos activamente”.
“Un guía japonés nos mostró los museos vaticanos y pudimos bajar a las tumba de los papas. Estoy muy agradecido de haber tenido la oportunidad de tener una Misa en la capilla de Clementina, que está delante de la tumba de San Pedro”.
Otros relatos
Otro de los estudiantes de la Universidad de Kobe ha dejado escrito: “Estas tres semanas han sido muy enriquecedoras, ya que he podido conocer diferentes formas de pensar y actuar. Me he dado cuenta de que el cristianismo es racional y tiene sentido. He aprendido que Dios es el Padre de toda la humanidad que está siempre mirando y protegiendo al hombre. Por ello el hombre nunca está solo. También que vivir para los demás es el modo de ser feliz. Esto me llevo después de haber participado en el programa”.
“Uno de los objetivos que me he propuesto ha sido poner en práctica en Japón lo que aprendí en este programa”, escribía otro participante.
Por su parte, un estudiante de Biología de la universidad de Kyoto señala el impacto que ha supuesto para su vida estas semanas: “Este programa me ha cambiado la vida. Ahora que vuelvo a Japón voy a mejorar mi relación con los demás y a mostrar mis opiniones sin miedo, sea lo que sea. Ya que pude hacerlo durante el programa, quiero hacerlo también en mi país”.