Jarales, un centro tecnológico en México

El inicio de Jarales se remonta al año 1983, cuando mons. Álvaro del Portillo, entonces prelado del Opus Dei, visitó Guadalajara y animó a un grupo de personas a impulsar una iniciativa social en favor de los más necesitados. El Centro Tecnológico y Deportivo Jarales abrió sus puertas en 1985 y más de 10.000 personas han pasado ya por esta escuela.

420 alumnos asisten a los cursos que ofrece jarales.

Rubén y Lorena tienen dos hijos que estudian en Jarales. El más pequeño está en primero de secundaria y el mayor terminará el bachillerato el próximo verano. Aunque tienen una beca, el esfuerzo que hacen por llevar a sus hijos a Jarales es enorme. “Pero vale la pena”, explica Lorena, “porque nos ayuda a formar a nuestros hijos no solamente en el trabajo, sino también en valores que consideramos esenciales”.

El germen de Jarales se remonta al año 1983, cuando mons. Álvaro del Portillo visitó Guadalajara y, en un encuentro con muchas personas en la ribera del lago de Chapala, señaló la necesidad de impulsar una iniciativa social dirigida a los más necesitados. “Veo que aquí algunos viven demasiado bien, y que otros tienen demasiados problemas”, comentó don Álvaro. “Por eso os quiero pedir que, aparte de todo lo que hacéis, os preocupéis de impulsar una obra social, una escuela en la que puedan aprender algún oficio y vayan elevando su nivel de vida. Algo que sirva para formar a esta gente, de manera que puedan mantener dignamente a su familia. Os brindo la idea”.

Fruto de ese impulso y gracias al esfuerzo de algunos empresarios y de otras personas que ayudaron de diferentes maneras, nació en 1985 el Centro Tecnológico y Deportivo Jarales. La actual sede está situada en el kilómetro 4 de la carretera de Tesistán, en una zona que no tenía tendido eléctrico hasta hace dos años. El objetivo de Jarales fue desde un principio ofrecer a los alumnos la preparación técnica indispensable para acceder al mercado laboral, y a la vez proporcionar una formación integral de la persona con una visión cristiana de la vida. En este sentido, el deporte también jugaba un papel fundamental como medio para el ejercicio de las virtudes humanas: la disciplina, el espíritu de superación, la sana competencia, etc.

En los últimos 20 años el mundo laboral ha cambiado mucho en Guadalajara, y en consecuencia también han variado las necesidades educativas en la ciudad. Con el paso del tiempo, Jarales ha ido adaptando las carreras técnicas y las actividades de la escuela deportiva a las nuevas coyunturas sociales. Lo que en un principio fue una escuela de estudios secundarios se ha convertido ahora en un bachillerato tecnológico. A partir de agosto de 2004 Jarales abrirá, paulatinamente, los seis años de educación primaria, de modo que se incrementará el número de personas beneficiadas y los alumnos podrán acceder a la educación desde pequeños.

Actualmente Jarales ofrece a sus 420 alumnos tres especializaciones: Máquinas de Combustión Interna, Mantenimiento Industrial y Electrónica. “Este tipo de preparación técnica, además de facilitar el acceso al mercado laboral, permite el ingreso en la universidad a los que lo desean, una vez finalizado el bachillerato”, explica Armando, que en la escuela se encarga de la bolsa de trabajo. Es el caso de Irving, por ejemplo, que consiguió una beca en la Universidad Panamericana para estudiar Ingeniería Mecatrónica y que actualmente trabaja en una fábrica de aparatos electrónicos en Tijuana, ciudad fronteriza situada al norte del país. “Pero también tenemos alumnos que se incorporan a la industria. Son muchas las ofertas de trabajo que recibimos de empresas de todo tipo”, añade Armando.

Taller de máquinas de combustión interna.

Enrique se graduó en la especialidad de máquinas de combustión interna y actualmente trabaja en un taller de automóviles en Guadalajara. “Soy técnico automotriz”, explica. “Jarales no sólo me dio una profesión, sino que me enseñó a vivir los valores humanos, a trabajar con orden, limpieza y con un método. Además me proporcionó una formación cristiana profunda y alegre. Por eso suelo decir que Jarales me ha dado todo”.

La buena relación de Jarales con el sector empresarial ha consolidado el programa Industria-Escuela. Dirigido a los empleados de las empresas, este proyecto se propone ayudar a los trabajadores a mejorar las propias capacidades laborales, cultivando algunas virtudes prácticas, como la concentración y el orden. Comprende cursos muy variados, impartidos en lugares y en horarios que se ajustan a las necesidades de los trabajadores.

Jarales recibe apoyo económico de algunos empresarios de la ciudad. Han colaborado también algunas organizaciones extranjeras, como el Istituto per la Cooperazione Universitaria (Italia) y organismos de la Unión Europea. Además, es frecuente que los graduados devuelvan “algo” de lo que han recibido, y cuando visitan la escuela suelen manifestar su agradecimiento también a través de aportaciones económicas o materiales.