16 diciembre 2017
El tercer día del viaje pastoral del prelado del Opus Dei a Inglaterra ha estado lleno, como los anteriores, de reuniones pastorales con fieles de la prelatura y amigos.
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Mantuvo, por ejemplo, dos encuentros con gente joven que recibe formación cristiana gracias al Opus Dei. Los invitó a preguntarse personalmente: “¿Quién es Jesucristo para mí?”. Y también: “¿Quién soy yo para Jesucristo?”. “Esta última pregunta —dijo— os llevará a considerar el amor que Cristo tiene por vosotros y os hará plantearos una tercera lógica cuestión: ¿qué puedo hacer yo por Jesucristo?”.
El prelado insistió en la grandeza y el valor de la amistad, en una época en la que aparentemente es más difícil hacer amistades profundas. “Es posible que algunas personas estén cubiertas por una costra de individualismo, que tenemos que ayudarles a romper. Hay quien vive a la defensiva y se resiste a abrirse a los demás”. Interesarse sinceramente por ellos, dijo, puede ser el inicio de la amistad, que luego podrá cultivarse con el afecto y la oración.
Habló también de un joven que sufre un cáncer muy agresivo, con el que había podido conversar el día anterior. “El único modo de acercarnos al misterio del dolor es mirando a la cruz de Cristo, que dio la vida por nosotros. El sufrimiento no tiene explicación humana. La pregunta no es, por tanto, ¿por qué existe el sufrimiento?, sino ¿por qué Cristo sufrió tanto por nosotros?”. El misterio del sufrimiento puede ser incluso una señal del amor y de la confianza de Dios y, por eso, no hay que interpretarlo como una maldición o un castigo.
El prelado sugirió a los jóvenes que rezaran para Dios les dé la fuerza para "querer" la propia vocación
Un joven le preguntó cómo discernir la vocación personal. El prelado señaló que no se trata solo de pedir luz para ver la propia misión, sino de “rezar también con el fin de que Dios dé la fuerza para querer esa vocación, porque a veces lo que falta es el deseo de seguir la llamada”.
Asimismo, propuso a los jóvenes que lo escuchaban que estuvieran dispuestos a ir contracorriente. “Para lograrlo, necesitáis tener convicciones firmes y, sobre todo, un buen conocimiento de vuestra fe”. La fe auténtica —continuó— busca siempre conocer más y comprender mejor, por ejemplo sobre la encarnación de Cristo. Luego surge también el deseo de transmitir esa fe a otros y, para conseguirlo, es necesario crecer en virtudes humanas y sobrenaturales, que ayudan a crecer en personalidad y no dejarse arrastrar por el ambiente.
“La verdad debe alcanzar nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestra voluntad”
También desarrolló la idea de que no conocemos la verdad hasta que la verdad no nos posee totalmente. “La verdad debe alcanzar nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestra voluntad”, concluyó.
Tras estar con los jóvenes, monseñor Fernando Ocáriz respondió también a las preguntas de algunos matrimonios, en Ashwell House y Netherhall House, dos centros del Opus Dei en Londres. Habló de temas muy variados: la atención y ayuda a los extranjeros presentes en el propio país, el apoyo a los profesores católicos, la piedad eucarística, la amistad con personas de otras religiones o que no profesan ningún credo, el desarrollo de la propia vocación, etcétera. Cada uno de esos encuentros concluyó con una oración por la persona e intenciones del Papa Francisco.
Entre una y otra reunión, el prelado visitó Lakefield, un centro de formación en hostelería, y la parroquia de Saint Thomas More en la localidad de Swiss Cottage, que es atendida pastoralmente por sacerdotes del Opus Dei.
15 diciembre 2017
El prelado del Opus Dei comenzó el pasado 14 de diciembre un viaje pastoral de tres días a Inglaterra.
En su primer día, Mons. Ocáriz tuvo un encuentro con un grupo de mujeres del Opus Dei en Chelsea. Asimismo, acudió a saludar el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster. También charló con algunos sacerdotes diocesanos, a quienes animó a poner el foco de su vida en Cristo, “tratándolo especialmente en la Eucaristía y conociéndolo en los Evangelios”, y a amar a sus hermanos en el sacerdocio.
Igualmente, les recordó la “importancia de estar abiertos a todos los fieles, acogiéndolos especialmente en el sacramento del perdón, para que sientan deseos de regresar una y otra vez al Señor”, una actitud que solo lograrán si los sacerdotes están a su vez en contacto con Jesús.
Charló con algunos sacerdotes diocesanos, a quienes animó a poner el foco de su vida en Cristo
El prelado se reunió luego con un grupo de personas que impulsan una asociación sin ánimo de lucro llamada PACT, que impulsa diversos colegios en el sur de Londres, que se inspiran en el espíritu cristiano y en las enseñanzas de san Josemaría. Los responsables de estas iniciativas explicaron a monseñor Ocáriz las líneas generales de los proyectos escolares. Desean que los padres tengan un papel protagonista y activo en la educación de sus hijos, a quienes pretenden transmitir la fe para que inspire su formación y sus vidas. El prelado subrayó la enorme importancia de “formar a los hijos para que sean hombres y mujeres de bien”, y animó a confiar en el poder de la oración.
Otro grupo de personas habló al prelado de una iniciativa llamada The Family Development Foundation (FDF). La FDF promueve cursos de comunicación entre matrimonios, basándose en el método del caso, para promover el desarrollo familiar. Mons. Fernando Ocáriz recordó que, aunque las dificultades nunca faltarán en la vida de cualquier familia, pueden siempre superarse con perseverancia y empeño por parte de todos. “Sostener a las familias tiene que ser una prioridad en cualquier país”, señaló.
"Mons. Javier Echevarría nunca tenía prisa cuando escuchaba a alguien"
Por la tarde, estuvo con un grupo más numeroso de fieles del Opus Dei. “Poned a Cristo en el centro, siempre, en todo lo que hagáis”, dijo a los presentes. También recordó algunos momentos de sus 20 años junto a monseñor Javier Echevarría. Se desgastó por sus hijos e hijas –señaló–. No parecía que tuviera intereses personales y dedicaba a los demás el tiempo que fuera necesario. “Por ejemplo, nunca tenía prisa cuando escuchaba a alguien”, dijo.
El prelado invitó a los presentes a aceptar las limitaciones de las personas con las que viven y a ser pacientes con los propios defectos. Al responder a una pregunta sobre la libertad, señaló que ser libres no consiste tanto en lo que elegimos, sino en cómo elegimos. Podemos hacer muchas cosas, pero se trata de hacerlas libremente, por amor, incluso si no tenemos ganas de hacerlas, y eso nos da alegría. Sobre la tarea de llevar el anuncio del Evangelio a los demás, señaló que es “transmitir la verdad con amor, algo que se logra a través de la amistad”. “Y ocurra lo que ocurra, no estéis nunca tristes, porque el Señor nos ama con locura”, concluyó.