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Conocerle y conocerte (V): Cómo nos habla Dios

El lenguaje de la oración es misterioso: no podemos controlarlo pero, poco a poco, experimentamos que cambia nuestro corazón.

Conocerle y conocerte (IV): Cuando sabemos ponernos a la escucha

La vida de Moisés nos enseña que, para cumplir la misión a la que estamos llamados, necesitamos ser transformados por el Espíritu Santo a través de la escucha de Dios en el diálogo filial con Él.

Conocerle y conocerte (III): En compañía de los santos

Para aprender a orar pueden servirnos de ayuda aquellos hombres y mujeres que lo hicieron durante su vida: los santos. De manera especial, santa María.

Conocerle y conocerte (II): De labios de Jesús

En este segundo editorial de la serie se considera la iniciativa de Dios en la oración, que acude al encuentro del hombre y educa su corazón para que pueda entrar en relación con Él y descubra su condición de hijo amado de Dios.

Se hablará de ella: Guadalupe Ortiz de Landázuri

La santidad de Guadalupe, como recuerda el Papa Francisco, forma parte del «rostro más bello de la Iglesia», su imagen más auténtica, porque se trata de la vida del mismo Cristo que se da a todas las personas que le rodean.

Conocerle y conocerte (I): Robar el corazón a Cristo

El buen ladrón con una palabra robó el corazón a Cristo y abrió las puertas del Cielo. Así es la oración: una palabra que roba el corazón a Jesús y nos permite vivir, desde ese momento, junto a Él.

La luz de la fe (XVI): ¿Entre Dios y yo? Liturgia y sacramentos

La centralidad de Jesucristo en nuestra vida adquiere su sentido más pleno y real en la celebración litúrgica, cuando Dios se deja "rozar" por nosotros y nos trae el hoy de su salvación.

La luz de la fe (XV): fuerzas invisibles: los ángeles, el demonio y el infierno

Los ángeles aparecen como «espíritus destinados a un servicio» (Hb 1,14) que se puede resumir en dos acciones: alabar incesantemente a Dios y cuidar de los hombres, ejerciendo así una participación en la providencia salvífica de Dios.

Dar al mundo su modernidad

El sueño de un 2 de octubre en el que Dios nos sigue invitando a mirar hacia el futuro.

Algo grande y que sea amor (XII): Frutos de la fidelidad

La certeza de saberse siempre con Dios es fuente viva de esperanza, de la que brotan sin parar nuevos manantiales de alegría y de paz que fecundan nuestra vida y la de los que nos rodean.