Qué estupenda es la eficacia de la Sagrada Eucaristía, en la acción –y antes en el espíritu– de las personas que la reciben con frecuencia y piadosamente. (Forja, 303)
Si aquellos hombres, por un trozo de pan –aun cuando el milagro de la multiplicación sea muy grande–, se entusiasman y te aclaman, ¿qué deberemos hacer nosotros por los muchos dones que nos has concedido, y especialmente porque te nos entregas sin reserva en la Eucaristía? (Forja, 304)
Niño bueno: los amadores de la tierra ¡cómo besan las flores, la carta, el recuerdo del que aman!...
–Y tú, ¿podrás olvidarte …