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Una puerta abierta al misterio: el símbolo atanasiano

El símbolo atanasiano –conocido también por sus primeras palabras "Quicumque vult"– es un resumen de verdades de la fe sobre la Santísima Trinidad y la Encarnación. San Josemaría solía rezar y meditar este texto el tercer domingo de cada mes como devoción al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

«Conocerle y conocerte». La oración personal, lugar de encuentro con el Dios cercano

Libro con doce contribuciones de otros tantos autores, que forman un itinerario para caminar junto a Jesús y llegar a contemplar a Dios en nuestra vida ordinaria. También está disponible en formato audio.

Sobre la formación profesional (II): una formación para ser Cristo en el trabajo

Para identificarnos con Cristo en el trabajo, nos ayuda alimentar la dimensión espiritual, profundizar intelectualmente en nuestro quehacer, capacitarnos para hacer el bien, crecer en amistad y ganar en competencia.

Muy humanos, muy divinos (XI): Y entonces, el mundo te habla

La templanza en el deseo de conocer nos permite alcanzar el corazón de la realidad, y ser almas contemplativas en medio del mundo.

Sobre la formación profesional (I): La reflexión sobre mi propio trabajo

San Josemaría solía considerar cinco aspectos de la formación que ofrece el Opus Dei: humano, espiritual, doctrinal-religioso, apostólico y profesional. Esta serie explica el impacto de esa formación en la santificación del trabajo. Más allá de la educación o el aprendizaje, ¿en qué consiste la formación profesional?

Las palabras nacen en el corazón: verdad y caridad en los juicios

En las pasadas felicitaciones navideñas a la curia romana, el Papa Francisco regaló a los presentes un libro sobre el vicio de las habladurías. Se trata de un tema recurrente en su predicación. En este texto se hacen algunas consideraciones desde el punto de vista espiritual y de la relación con los demás.

Muy humanos, muy divinos (X): Te seguiré adonde vayas

La virtud de la fortaleza nos permite seguir a Jesús sin depender de las condiciones cambiantes de nuestra vida y de nuestro entorno.

Adviento: tu cuarto regalo

Hemos llegado a la última semana de Adviento. Al final del camino, ya se alcanzan a ver las primeras luces de Belén. José suspira, aliviado. Han recorrido más de 100 kilómetros, y la mayoría han sido cuesta arriba. No hay lugar en la posada; ante el asombro de una mula y de un buey, el joven matrimonio se instala en una cueva. En la Tierra, hay un silencio expectante; en el Cielo, los ángeles cantan.

Adviento: Tu segundo regalo

Un paso y luego otro: el camino a Belén es largo y difícil. Ya ha pasado la primera semana, y quizá con ella se ha ido la motivación con la que iniciaste tus propósitos de Adviento. Por eso, en esta segunda semana, queremos proponerte que te fijes en un burrito.

Muy humanos, muy divinos (IX): El don de mirar con Dios

Algunas virtudes que preparan para ser alma contemplativa en medio de lo ordinario.