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Sacerdote, sólo sacerdote

La Iglesia necesita –y necesitará siempre– sacerdotes. Ser cristiano –y de modo particular ser sacerdote; recordando también que todos los bautizados participamos del sacerdocio real– es estar de continuo en la Cruz.

Formación, tarea de siempre

Textos de san Josemaría sobre la necesidad de profundizar en las verdades de la fe católica.

¿Qué es y cómo se vive el desprendimiento?

Se lee en el Evangelio de Lucas: "A otro le dijo: Sígueme. Pero éste contestó: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. Y otro dijo: Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".

La educación de los hijos

Procurad que los niños aprendan a valorar sus actos delante de Dios. Dadles motivos sobrenaturales para que discurran, para que se sientan responsables; y no les mostréis desconfianza.

Descanso significa represar: acopiar fuerzas, ideales, planes...

Siempre he entendido el descanso como apartamiento de lo contingente diario, nunca como días de ocio. Descanso significa represar: acopiar fuerzas, ideales, planes... En pocas palabras: cambiar de ocupación, para volver después -con nuevos bríos- al quehacer habitual.

El milagro de la fe

Dios quiere operar milagros constantes —resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos...—, a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas.

En la casa de Nazareth

Años de sombra, pero para nosotros claros como la luz del sol. Mejor, resplandor que ilumina nuestros días y les da una auténtica proyección, porque somos cristianos corrientes, que llevamos una vida ordinaria, igual a la de tantos millones de personas en los más diversos lugares del mundo.

Santificación del trabajo

Amamos ese trabajo humano que El abrazó como condición de vida, cultivó y santificó. Vemos en el trabajo un signo del amor de Dios a sus criaturas y del amor de los hombres entre sí y a Dios: un medio de perfección, un camino de santidad.

La elección de los Doce

Son hombres corrientes, con defectos, con debilidades, con la palabra más larga que las obras. Y, sin embargo, Jesús los llama para hacer de ellos pescadores de hombres, corredentores, administradores de la gracia de Dios. Algo semejante ha sucedido con nosotros.

En diálogo con todos

No existen fechas malas o inoportunas: todos los días son buenos para servir a Dios. Sólo surgen las malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. ¡Alabaré al Señor, en cualquier ocasión!