Hace tres años, me di cuenta de que tenía algo de tiempo libre, suficiente para hacer un curso de máster. Tras buscar una universidad en la que cursar mis estudios preferidos, me decanté por la Universidad de Nairobi. Sin embargo, un gran obstáculo se interponía en el camino: no tenía dinero para pagar la matrícula, por lo que solicité préstamos para estudios y becas, mientras esperaba la carta de admisión.
Cuando recibí la carta de admisión en 2019, para empezar el curso en septiembre de ese mismo año, ninguno de mis esfuerzos por encontrar alguna financiación había dado sus frutos. Aunque había decidido aplazar los estudios hasta que pudiera conseguir una subvención, agradecí que me pagaran las tasas del primer semestre del primer año de estudios y, por tanto, poder empezar el curso.
Durante ese semestre, seguí solicitando financiación a diferentes organizaciones para poder completar el curso. Como había solicitado fondos a muchas organizaciones diferentes, también recibí bastantes respuestas negativas, hasta el punto de que empezaba a pensar que era una misión imposible. Después de haber conocido la vida de Guadalupe a través de la lectura de materiales disponibles con ocasión de su beatificación, comprendí que ella debía entender mis circunstancias y, por lo tanto, sería la mejor cómplice para ayudarme a completar el curso que había iniciado. En noviembre de ese año, revisé la cuenta que había creado en el sitio web de una de estas organizaciones y vi que me habían concedido 117.000 chelines kenianos. Inmediatamente escribí un correo electrónico de agradecimiento a la empresa donante. Tres días más tarde visité sus oficinas para averiguar cómo podía obtener la financiación para mis gastos escolares. Para mi sorpresa, me dijeron que habían terminado de conceder y tramitar las becas mucho antes, y que por lo tanto debía estar equivocado. Después de insistir, comprobaron los registros de los nombres de las personas que habían recibido las becas y, efectivamente, mi nombre no aparecía. Estaba seguro de haber visto esta información, por lo que entré inmediatamente en mi cuenta y, para mi sorpresa, en lugar de ver 117.000 chelines, ¡vi 0,00 chelines! Después de explicarlo de nuevo, me enviaron a su oficina central. Allí, me dijeron que nunca daban esas cantidades y que, además, llegaba demasiado tarde. Sin embargo, me pidieron que volviera a escribir un correo electrónico solicitando una beca.
Acabó el primer semestre escolar y seguía sin encontrar la financiación. Continué pidiendo a Guadalupe con insistencia y fe. Dos semanas más tarde, recibí un sms para ir a tramitar la cantidad recibida de una beca, que ascendía a 200.000 chelines.
Tengo la certeza de que se debió a la intercesión de Guadalupe. La cantidad era suficiente para pagar mi segundo semestre, con una pequeña cantidad restante para el primer semestre del segundo año. Para mi segundo año de estudios, también volví a solicitarlo, y me alegré de recibir de nuevo la financiación. Ahora estoy trabajando en la última parte de mi curso, el proyecto, con las cuotas liquidadas y también con el gran acompañamiento de Guadalupe en los estudios.
Sigo encomendando a su intercesión esta etapa final del curso y muchas otras intenciones. ¡Gracias, mi gran amiga la beata Guadalupe!
P. K. - Kenya
- Rezar por intercesión de Guadalupe Ortiz de Landázuri
- Biografía. Guadalupe: en todo, el amor de Dios
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También puede comunicar la gracia que se le ha concedido mediante correo postal a la Oficina de las causas de los santos de la prelatura del Opus Dei (Calle Diego de León, 14, 28006 Madrid, España) o a través del correo electrónico ocs.es@opusdei.org.
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