Desde antiguo, el agradecimiento de los devotos de la Virgen de Guadalupe se ha plasmado en muestras palpables que dejan constancia de su agradecimiento.
En el Museo de la Basílica de Guadalupe pueden observarse incontables ex-votos, pinturas de trazos simples pero llenas de color y, sobre todo, de cariño y acción de gracias a Dios por los milagros obtenidos por la intercesión de nuestra Morenita del Tepeyac.
Desde hace tiempo, un buen número de personas devotas del Fundador del Opus Dei, albergaba la ilusión de poner a los pies de la Virgen una muestra tangible del profundo agradecimiento de san Josemaría Escrivá –y el de toda la Obra– por la respuesta maternal a las tres peticiones esenciales que le hizo en 1970: por la Iglesia, por la solución jurídica definitiva y por sus hijas e hijos en el Opus Dei.
Ayer, cuando la tarde cubría ya el histórico edificio –hoy Templo Expiatorio de Cristo Rey– ese agradecimiento quedó instalado definitivamente a pocos metros del lugar donde san Josemaría pasó nueve días inolvidables de oración a los pies de la Virgen.
Todo está preparado y será hoy a las 6 de la tarde cuando la placa será develada para dejar constancia de la fe con que san Josemaría se dirigió a la Santísima Virgen el último día de su Novena: «Nos acogemos a la protección de Santa María, porque bien seguros podemos estar de que cada uno de nosotros, en su propio estado —sacerdote o laico, soltero, casado o viudo—, si es fiel en el cumplimiento diario de sus obligaciones, alcanzará la victoria en esta tierra, la victoria de ser leales al Señor; llegaremos después al Cielo y gozaremos para siempre de la amistad y del amor de Dios, con Santa María».